3 April

19 2 0
                                    

La verdad es que nunca me había divertido tanto con una persona desde que mi mamá murió. Colin ha hecho tantas cosas bonitas por mí, y el viaje de mi cumpleaños ha sido la mejor. Ha planeado todo él solo, sólo para sorprenderme. Estuvimos casi 11 horas en el avión y no aguantaba más. Mi trasero ya estaba a punto de desaparecer por completo con esas sillas tan incómodas.

Ya eran aproximadamente las seis de la tarde e íbamos en camino hacia el lugar secreto que Colin había preparado. Después de habernos bajado en el aeropuerto, Colin había alquilado una camioneta durante todo el tiempo que durara el viaje.

–Ten cuidado al bajarte niña, eres demasiado torpe –me dijo cuando me iba a bajar del carro.

–Sí, sí, ya. Ayúdame, por favor –le pedí.

–Ok, pero antes... –me dijo mientras sacaba un pañuelo y lo amarraba alrededor de mis ojos–. Listo.

–¿Es en serio? –le pregunté con voz cansada.

–Debe ser una sorpresa hasta el final –sentenció Colin.

Cuando nos bajamos de la camioneta, caminamos un largo trayecto. Sentía un extraño vínculo con aquél lugar, pero me mantenía en silencio. Después de unos cuantos minutos, nos detuvimos.

Colin empezó a retirar lentamente la venda de mis ojos, hasta que lo vi. Quedé literalmente en shock. Era el mismo lugar donde solía vivir, excluyendo que habían cambiado totalmente la ubicación de la casa y la habían convertido en una cabaña turística cerca al lago. Se me quería detener el corazón. En realidad, nunca hubiera pensado que él me llevaría al único lugar tan sagrado para mí en todo el mundo. Caí de rodillas al suelo y contemplé como nunca ese lugar e inmediatamente llegaron a mi mente todos los recuerdos con mi madre.

No sabía qué decirle, pero en realidad durante muchos años no había llegado a ser tan feliz como antes, como cuando era una niña. La niña de mamá, la consentida.

–P-pero... ¿Cómo encontraste este lugar? – le preguntaba con lágrimas en los ojos.

–Sé lo mucho que te gustan los bosques, y después de una investigación exhaustiva, este fue el que mejor me pareció. ¿Tiene algo de malo? –me preguntó cambiando un poco su expresión

–Tiene todo de bueno –sentencié.

Después de aquel emotivo momento, nos dispusimos a desempacar un poco y a organizar. Ya era de noche y estábamos un poco alejados ya que yo aún no terminaba de asimilar el lugar en el que nos encontrábamos.

–Colina, ven acércate –le dije mientras me sentaba en las escaleras de la cabaña.

–En serio, ¡ya deja de llamarme así! –me dijo mientras reía suavemente.

–¡Nunca! –le respondí mientras lo señalaba con mi dedo índice–. Creo que llegó la hora de que sepas sobre mi mamá–continué hablando–. No sé si en realidad sea un tema que te interese, pero quiero que sepas el porqué de mis reacciones cuando preguntas por ella.

–Adelante, tienes toda mi atención –me dijo colocando sus manos en su quijada, simulando concentración.

–Yo viví durante muchos años en este lugar. Desde que era muy pequeña, mi mamá y yo éramos muy unidas hasta que ella murió en un accidente de avión cuando viajaba hacia New York. El avión se estrelló y duraron varios días perdidos y nunca más la volví a ver, así que la dieron por muerta. Por eso mi papá y yo nos mudamos hacia Londres para olvidar todo lo ocurrido, pero por más de que cambie de lugar nunca la podría olvidar, aunque por mucho tiempo me dije lo contrario. Sé que no podía permitir estar triste y más porque a mi madre no le hubiera gustado, pero no sabes la falta que me hace esa maravillosa mujer. Y no sé si te acuerdes, pero el día que nos conocimos, te conté que sabía demasiado sobre las 11:11; conozco esa hora en específico por ella. Era el mejor momento en el que mamá y yo pasábamos juntas. Siempre pedíamos un deseo, y cuando se alineaban las estrellas mamá siempre decía que ese era el camino al cielo, un camino inevitable. Después de que ella murió, no seguí pidiendo deseos, ya que el único deseo que tengo, es tenerla a mi lado.

Colin se quedó callado por un largo rato. Me preguntaba si realmente me estuvo prestando atención.

–¿Estás ahí? –le pregunté.

–Sí –respondió.

–No tienes que decir nada. Me alegra que me hayas escuchado. Tal vez es una tontería –me quedé pensando por unos segundos–. Sí, lo es. No importa.

Me levanté y me dirigí hacia el lago, esperando que Colin se levantara detrás de mí, pero no lo hizo.

Estuve un rato sentada en una roca con forma de trébol ubicada debajo de un árbol de sauce. Sólo pensaba en mi madre.

De repente, escuché unos pasos. Mi corazón se aceleró y traté de mantener la calma.

–Sabía que estarías aquí. Traté de dejarte sola un momento, para que no te sintieras agobiada. Sin embargo, no puedo mantenerme alejado tanto tiempo de ti. Necesitaba de ti –me dijo mientras se sentaba a mi lado colocaba a mi alrededor una manta–.

No dije nada. Sólo me limité a sonreírle y a acercarme un poco. La paz que sentía en ese momento, recordando tantos momentos, me llenó.

♪Qué fortuna tienen las estrellas ♪

Que expresan lo que sienten con su brillo...

Pero siempre recuerda que al mirar las estrellas me recordarás a mí

y en cada una de ella habrá un beso especialmente para ti...

Mientras tenía mi cabeza recostada en el hombro de Colin, en mi mente empezó a sonar la canción y decidí cantarla. Recuerdo esa canción. Recuerdo que me la cantaba mi madre después de pedir nuestros deseos cada noche.

–Qué linda canción... ¿Te la cantaba tu madre? –me preguntó.

–Sí. Después de tantos años aún me la sé de memoria –respondí.

Nos quedamos en silencio por varios minutos. Al parecer, ya se estaba haciendo costumbre. Decidí mirar mi reloj y faltaban 11 minutos para las 11:11.

Me quedé esperando ansiosamente la hora exacta, para revivir aquellos momentos cuando era feliz. Observaba como una por una, las estrellas se iban alineando. Finalmente, fui feliz otra vez. Una lágrima corrió por mi mejilla, pero enseguida la sequé. Noté, de inmediato, que la tierra se oscurecía y aparecía una increíble y reluciente aurora boreal que dibujaba perfectamente el rostro de mi madre, o eso veía yo. Me hizo pensar en cómo este mundo fue hecho para ella, y cómo ella fue hecha para mí.

Pues siempre estoy pensando en el ayer, De tanto que me duele

Que no estés, Como quisiera que tu vivieras,
Que tus ojitos jamás se hubieran
Cerrado, nunca, y estar mirándolos... Tarde o temprano estaré contigo
Para seguir amándonos

–Vaya.... ¡Cantas increíble! –me dijo Colin mientras me miraba a los ojos.

Le agradecí con una suave sonrisa y cerré los ojos.

11:11 Cuando las estrellas se alineanWhere stories live. Discover now