Los rayos del sol entraban por mi ventana, llegando por completo a la parte de mi cara. Solté un gruñido, no quería despertar. Cuando ví que de plano ya no podía hacer nada, decidí levantarme, me estire como gato y baje a desayunar.
- Huele bien
Dije sonriendo y viendo que mi mamá había echo madalenas.
- Siéntate y come, ¿Hoy tienes clases?
- Solo son martes, jueves y viernes
Le dije, ella puso la canastilla con las madalenas recién echas, calientes. Observé cómo el humito salía disparado hacia arriba. Saqué una lechita de menta de la nevera y me dispuse a desayunar.
- Saldré hoy, regresaré hasta la noche
Metí un pedazo de Madalena a mi boca después de decir eso.
- ¿A dónde irás?
¿Enserio tenía que preguntar eso? Esperaba un "Hija, andá y vete con cuidado" pero las cosas nunca son como alguien las espera.
- A la biblioteca
- ¿Tanto tiempo?
- Es necesario, tengo que estudiar demasiado
Sonreí y acabé de desayunar. Subí a mi habitación y me puse un peto de mezclilla que me quedaba gigante y tenía resortes en la parte del tobillo junto a una sudadera rosa pastel, cogí mis tenis blancos y mis lentes, salí de casa.
Empecé a caminar sin rumbo, no sabía a dónde iría pero todo sería mejor que estar en casa. Ví una estética y se me vino a la mente una idea que podía costar mi dignidad, no me importó.
Abrí las puertas de cristal y dije:
- Quiero pintarme el cabello de arcoiris
Sonreí y en cuestión de minutos ya estaba sentada en una silla frente a un gran espejo y atrás de mi, una chica con el tinte de cabello. Hizo lo que tenía que hacer, y yo salí con nuevo tinte. Se tardó bastante ya habían dado las 6:00 pm era hora de ir.
Fui a dónde estaba el club, entré y no ví a Nathan lo cual me sorprendió enseguida, era usual no verme a mí, pero ¿A Nathan? Él se la vivía aquí. Por más que busque con la mirada no logré encontrarlo. Solo pude suspirar y sentarme en una mesa vacía, un poco apartada de todos. Saqué mi celular y ví mi cabello reflejado en éste, había tomado una decisión bastante...ah ¿Cómo se dice? Bueno no importa pero tal vez no haya sido buena idea.
- Hey tu, chica del cabello de arcoiris, quiero la revancha
Escuché una voz ronca, gruesa como esas voces de chicos a los cuales les sirves sin saber porque, haces todo lo que pidan y te vuelves masoquista, bueno tal vez exageré.
- Adelante
Seguíamos jugando, lo mismo de siempre, pero me sorprendió que yo ya tenía 2 pares abajo y el no tenía nada. Durante la partida yo había pedido alcohol, empezaba a frustrarme por primera vez, no se veía nada por parte del chico y yo no encontraba mi gane. Por más que las cartas salían, ningúna era el 11 de espadas. Vaya suerte de mierda. Tome la última carta que podía ser mi gane, pero al girarla estaba equivocada, dejé la carta junto al montón y el chico la tomo y sonrió.
- Has perdido
Dijo tratando de imitar mi voz, yo solamente le tiré una mirada asesina que si hubiera sido una pistola, las balas habrían atravesado la cabeza del chico.
- No ha estado el 11 de espadas ¿Hay algo chueco aquí?
Pregunté de la nada.
- No lo sé, tú dime. ¿Habrás visto ese 11 de espadas en algún otro lugar?
Su pregunta me dejó tonta, ¿Si era él, el mismo chico con cabello grisáceo que ví en el parque? Y por eso habré encontrado esa carta?. Bastantes preguntas invadieron mi cabeza, tanto que está empezo a dolerme.
- Bah da igual, no será la primera vez que alguien me gane, pero trataré de que sea la última
Sonreí para salir de ahí, iba rumbo a casa pero unos tipos de pararon enfrente de mi, impidiendo que yo pasará.
- Dejen paso
Dije desinteresada.
- ¿Crees que puedes pasar?
Ambos tipos se acercaban directo a mi, caminando despacio pero a la vez amenazantes.
- Oleís a mierda
Dije haciendo cara de asco, era verdad no olían bien.
- Te arrepentirás de eso
- Antes, quisiera hacer una cosa
Logré poner una sonrisa y me acerqué al más grande, solté una patada en su entrepierna tan dura que se tiró de dolor, era mi oportunidad para salir libre de ahí.
- ¿Piensas escapar rata?
Volteo para ver al chico y enojada me acerqué a el.
- De pequeña habré tenido cara de rata, pero no deberías llamarme así
Dije señalandole con el dedo índice. El tipo me había tomado del pelo, solo estaba colgando como cortina cuando hace aire. Intentaba salir de ahí, trataba de darle patadas pero no funcionaba el era más fuerte que yo.
- ¡Suéltame imbécil!
Dije escupiendole directamente a la cara. Su amigo que recién se había recuperado del golpe, se levantó del piso y se acercó enojado. Ambos rieron ante la situación.
- ¿Qué les divierte tanto?
Dije mirándolos con rabia.
- Hay que desaparecer a esta
Dijo el que me tenía agarrada, pero no sé de donde saque fuerzas para soltar una patada y lograr que me soltará. Caí al piso, lastimando mis rodillas. El otro tipo de acercó a mí para darme un puñetazo en la cara.
- He recibido golpes más fuertes que el tuyo, marica
Dije sonriendo, pareció no agradarle mi comentario tanto que me volvió a pegar haciéndome caer al piso. Todo daba vueltas, estaba tan mareada, solo recuerdo haberle soltado otro golpe al tipo antes de que me dejará ahí con el labio roto y la sangre escurriendo de mi nariz. Me desmayé.