c u a t r o

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Para muchos es normal quedarse a dormir en casa de un amigo o despertar en una casa que no es la tuya. La normalidad llega a su fin cuando no sabes dónde puñeteras estás. Mi caso por ejemplo.

Las paredes pintadas de color verde con triángulos decorativos. Una gran cama bastante cómoda, al lado una mesita junto a una lámpara de lava. Un lugar bastante acogedor, pero no quitaba el echo de que está no fuera ni mi casa, ni casa de alguna amiga.

Desconcertada por la situación me puse de pie y miré una foto que había en la repisa.

- Que bonito niño

Dije al ver en ella a un niño pequeño, bastante sonriente en una moto junto a su ¿Padre?. Oí la puerta abrirse de golpe, me espante y gruñí, me había causado un dolor en la cabeza. Volteé a ver qué había pasado y ahí estaba, con una camisa tres tallas más grande sin mangas y una bermuda.

- Creí que seguías dormida

Dijo rascándose la nunca.

- ¿Qué hago aquí?

Pregunté dejando la foto en su lugar.

- ¿Tengo que explicarte eso?

Dijo molesto. ¿Qué había echo? No recordaba nada de lo que había pasado. Eso género que miles de posibles respuestas llegarán a mi mente, decidiendo optar por la que de peor manera se me ocurrió.

- Espera... Tú... Y yo?... Eso... Ya sabes

Me había puesto colorada al decir eso, podría ser una gran hija de puta pero ese era un tema del cual no me gustaba hablar. El alto sólo solto una gran carcajada.

- No niña, para que eso haya pasado necesitabas más que soñar.

- ¿Entonces?

- Ayer te peleaste con unos tipos, casi te matan, pero llegué a salvarte

Sonrió victorioso. Y yo empecé a recordar poco a poco todo lo he había echo. Desde mi tinte tan único hasta el punto de haberme desmayado.

- En fin, debes irte tu teléfono ha jodido mi noche y necesito dormir más

Bostezó y yo tomé mis tenis y estaba dispuesta a salir cuando el chico me acorraló entre la puerta, impidiendo con su brazo que yo saliera. Lo miré retandole.

- Fue un buen golpe

Dijo bastante cerca de mi cara ¿Qué demonios le pasa?

- ¿Crees que sea mejor que esté?

Iba a golpearlo, pero logró detener mi golpe con su mano libre, apretó mi muñeca, pero no lo suficiente para lastimarme. Se pegó más a mi, me vió a los ojos y empezó a besarme, desesperadamente como si eso lo hubiese querido hacer desde hace tiempo. Yo no sabía qué hacer me limité a corresponderle. De un momento a otro yo tenía mis piernas enredadas en su cadera, el posó sus manos en mi cintura yo las puse en su cuello. Paramos cuando el oxígeno era necesario, miré sus labios estaban rojos e hinchados... Tal vez la salvajidad de el beso. No nos importó y volvimos a juntar nuestros labios al mismo ritmo que el primer beso. Tal vez sus besos podrían ser algo adictivo para mí.

Mordió mi labio inferior, logrando que soltará un quejido dándole el paso a su lengua y a un juego entre ambas que parecía no tener final.

- Oye Chanyeol... Ah oh perdón

Había entrado un chico bastante conocido... Demonios, era Jongdae. Hize lo posible para que no me reconociera.

- Estúpido Jongdae, interrumpiste algo importante

Hablo enojado Chanyeol, soltando mi cuerpo para que me pusiera de pie, mi teléfono cayó al piso. Mierda.

Lo iba a alzar cuando Jongdae se agachó también, nuestras miradas se encontraron supe que la había cagado.

- Espera ¿Tú? ¿Hyeon Ju? ¿Qué diablos haces aquí y por qué lo besabas?

Lágrimas habían invadido sus ojos pero aún ninguna salía, abrí la boca para explicarle pero salió corriendo. Yo sólo le dije adiós al alto y salí corriendo a buscarlo.

Trate de seguirle el paso, pero un maldito semáforo rojo impidió mi paso. Sabía que había echo mal, no debí haber besado al otro chico debí haber salido de ahí cuanto antes. Debí haber echo muchas cosas de las cuales ninguna hice y ahora me arrepiento por ello. Sabía dónde estaría Jongdae, siempre que le pasaba algo así por casualidades del destino terminabamos por parar ahí. Había empezado a llover, no lo hacía fuerte eran pequeñas gotas de lluvia bastante frías cayendo poco a poco del cielo. Y ahí estaba el en la banca sentado con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos me acerqué sin hacer ruido y tomé asiento.

Solté un gran suspiro, el me miró por unos segundos para después volver a la posición en que estaba, era mi momento de hablar, de pedir perdón.

- Jongdae... La persona que más me ha apoyado en mi vida, ha estado para mí siempre leal aunque yo aveces traté de dar la espalda, aquella que cuando yo lo único que quiero es derrumbarme en la calle y esperar a un carro con velocidad alta para que me atropellé siempre me da motivos para seguir

Hablaba recordando felíz cada momento en el que el me había apoyado. Me limité a seguir hablando.

- Esa persona eres tú, siempre estás para mí aunque yo arruine todo

Baje la mirada en ese instante, sabía que ele estaba mirando.

- Nada justifica...

Lo interrumpí antes de que terminará la oración.

- Quiero que me perdones, no tenía el porque dejarme llevar en ese momento, ni había pensado en que estaba lastimando a la persona que más quería y lo peor es que no hice nada para cambiar eso

- Ya da igual

Respondió sin siquiera importarle como si yo estuviera hablando sola desde hace rato y el solo a puesto atención en lo último que dije. Me empezaba a enfadar, cuando yo me ponía a pedir disculpas o sacaba mis sentimientos de por medio odiaba que a alguien no le importará, como si yo no tuviera la importancia suficiente para ser escuchada. Al no notar interés en el, exploté.

- No se ni para que te estoy pidiendo disculpas, pierdo mi tiempo y me estoy empapando

Me miró sorprendido.

- Total, tú y yo no somos nada nunca lo hemos sido, lo único que hacemos es jugar con nosotros mismos jamás te ha ni me ha importado lo que pensemos así que puedes irte al carajo, que yo me voy a casa

Había estado molesta, me fui de ahí dejándolo con la palabra en la boca.

Has Perdido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora