Tinta Roja

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"No es tinta lo que escribe estas palabras. Tampoco es el carbón de un lápiz lo que se desgasta en la hoja formando los trazos que ahora reposan en tus manos. La tinta con la que plasmo estas frases en el papel es la roja y brillante sangre de mi corazón. Una tinta sincera y duradera. Una tinta perfecta y que no miente. Es mi propia vida la que se consume con cada letra que se posa en el lienzo. Aunque sé que este escrito será el último que alguna vez haga, no puedo negarme a acabar mi vida de esta forma. Plasmando en este viejo y arrugado papel, la única hoja que me queda, los últimos pensamientos que atraviesan mi mente este día. Con la esperanza de que alguien alguna vez lo lea.

Hoy es el día final de mi vida. Aquí, en esta pequeña y oscura sala. Sólo al igual que todos los años anteriores. Acompañado únicamente por el papel, el lápiz y mi inspiración que nunca me abandona. Los recuerdos de mi pasado hace mucho tiempo me abandonaron, poco a poco desaparecieron, pero sé que desde el principio tuve la esperanza de salir de aquí, aunque no tenga idea de donde estoy. Hace tiempo abandoné esa esperanza y sencillamente me resigné a escribir. Todo lo que había en mi mente se vació en las miles de hojas que ahora me rodean.

A lo largo de los años mis manos han asentado fielmente mis conocimientos, sentimientos e ideas en estas hojas tan claramente como los veía en su momento, pero ya mi cabeza ha quedado vacía. A mi alrededor se encuentran mis escritos en momentos de alegría o de tristeza, de paz y de furia, de recuerdos y de personas. Todo está aquí junto a mí y quedará aun cuando me vaya. Y puesto que esta es mi última página, será mi despedida. Puedo ver el final junto a mí. La negra figura de la muerte es imparable pero paciente. La sombra espera en un rincón oscuro del cuarto, cumpliendo su promesa de dejarme terminar este, mi último escrito.

Así que con lápiz en mano escribo mis pensamientos. Una voz dentro de mí me dice algo: "No te rindas". Siempre la he escuchado y siempre he seguido esas palabras. Jamás me he rendido a pesar de todo, y finalmente he logrado mi objetivo y he finalizado mi obra. Aunque no lo parezca, todas estas hojas esparcidas en la sala son una sola obra. Una historia, la historia de mi vida. Y ya que está lista, puedo irme en paz. De igual forma, ya veo la sombra de la muerte acercarse a mí, y siento como el aliento y la vida me abandona con cada párrafo escrito, cada palabra, cada letra.

Ahora puedo descansar, habiendo terminado mi labor. Todos dicen de mí que estoy loco, y quizá sea cierto, pero no es de importancia ese asunto. Me dirijo a ti que ahora lees esto y te digo: Ten cuidado. La vida es corta, y la muerte siempre está cerca, muy cerca. No se impacienta, porque no le hace falta. Sabe que al final, cada uno de nosotros inevitablemente se encontrará con ella. Pero siempre sigue de cerca nuestros pasos, esperando el más mínimo error de nuestra parte para alargar su brazo y cegar nuestra efímera vida. Ahora yo parto, feliz, pero a todo aquel que quede aquí le digo que no tome la vida a la ligera. Aquí dejo mis escritos, y en ellos mi alma y mi propia vida."

El anciano escritor miró la hoja en sus manos, y compuso una sonrisa. Con esa misma sonrisa soltó una última exhalación antes de morir con la hoja entre las manos. En su mente, aquella hoja estaba llena de letras rojas, brillantes y hermosas,pero en realidad estaba totalmente vacía. Hace mucho tiempo había perecido la tinta en su lápiz, pero no en su mente. Murió como siempre había deseado: entre hojas y entre sus palabras. Y aunque no estaba consciente de ello, murió rodeado de blancas paredes acolchadas. Las paredes del manicomio donde estuvo recluido durante décadas. Su única petición al ingresar había sido que se le proporcionara abundante papel y lápiz. Aunque loco, este hombre era muy sabio, y su infinidad de escritos así lo confirmó. ¿Será por eso que dicen que siempre hay un poco de sabiduría aun en la locura?


La última Tinta rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora