Prólogo

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Si estas leyendo esto es porqué estas vivo, jaja. Si lo sé, soy el señor obvio. Pero quiero que comprendas lo relevante de esto. Somos seres finitos y no tenemos la certeza de hasta cuando estaremos aquí, hacemos filosofía ahora porqué no sabemos si mañana estaremos aquí para hacerlo. De esto se desprende todo nuestro impulso por vivir. Seguramente te sabes la frase: vive tu día como si fuera el último. ¿Que haces soportando ese trabajo mal pagado? ¿Que haces rogando a quién te trata mal? ¿Por qué postergas esas ganas inmensas que tienes de escribir y dejar fluir tu subconsciente encima del papel? ¿Porqué tu orgullo te nubla de lo que realmente quieres? Rie y canta sin verguenza, allá los demás que no saben vivir.

Quiero quitarte el sueño. Muchas personas viven sumergidas en sus quehaceres cotidianos y las novedades que nos provee este gran mercado globalizado: ¿Qué es lo que esta de moda? ¿Que hay de nuevo en literatura? ¿Ya salió el último disco de tal cantante?, yendo y viniendo del trabajo o la escuela, esperando los fines de semana para entretenerse y el fin de mes para el respectivo salario. Así transcurrirá tu vida, sin embargo no puedo permitirlo.

Hagamos un alto y preguntémonos: ¿Me gusta mi trabajo? ¿Porqué me gusta la ficción romántica en novelas? ¿Por qué mi jefe gana tanto y yo tan poco si yo trabajo más? ¿Porqué tomamos chocolate caliente en la víspera de navidad si en mi país estamos en pleno verano en diciembre?.

Lucía: Papá me dijo que no podía estudiar Ingeniería Mecánica porque es un trabajo para hombres.

Miranda: He intentado vivir sin hacer daño a nadie porqué de pequeña me dijeron que si me portaba bien me iría al cielo, ojalá también haya un cielo para Duqui, el es mi perro y a veces siento que comprende lo que le digo.

Jorge: Si Dios es un ser todopoderoso y bondadoso porqué no intervino en el holocausto judío. ¿Porqué no detiene las guerras para evitar tanto sufrimiento?

Vanessa: En vacaciones fui a las playas de Francia, había una mujer algo extraña, llevaba un velo negro en la cabeza en tanto calor. Estábamos a mas de 30 grados y ella con esa cosa. Que ridiculez por dios.

Como podrás darte cuenta tenemos distintas percepciones de la realidad, distintos juicios de valor. Esto se deba a que estamos fuertemente influenciados por nuestro entorno: escuela, amigos, religión, medios de comunicación. Nos van moldeando, sin embargo la filosofía está para hacer nacer en nosotros una actitud crítica. Esta es una de las razones por las que no se enseña Filosofía en las escuelas, al menos no en las de mi país.

Si te duele un diente vas al dentista, si tienes gripe vas a la farmacia y pides que te receten algo, si tu problema es más grave acudes al médico, si sientes ansiedad o depresión posiblemente acudas al psicólogo pero que hacer cuando uno siente ese vacío que te consume, cuando ya nada te parece importante porqué te has dado cuenta que hagas lo que hagas te vas a morir.

Hay un cuento de José B. Adolph que narra que el hombre en el año 2168 conquista la inmortalidad, para adquirirla solo tienen que inyectarle un suero al individuo cada cien años y este jamás envejeceria, sin embargo hay un problema: Este suero solo sería efectivo en personas menores de 20 años. Es entonces que el mundo a partir de ahí se divide entre los últimos mortales y los inmortales eternamente jóvenes. Los mortales se sienten desdichados porqué no podrán gozar de la vida eterna, incluso adquieren cierta envidia hacia los inmortales. El cuento termina con este fragmento:

<<Hasta ayer. Cuando el primer chico de quince años, con su inyección en el organismo, decidió suicidarse. Cuando llegó esa noticia, nosotros, los mortales, comenzamos recientemente a amar y a comprender a los inmortales.

Porque ellos son unos pobres renacuajos condenados a prisión perpetua en el verdoso estanque de la vida. Perpetua. Eterna. Y empezamos a sospechar que dentro de 99 años, el día de la segunda inyección, la policía saldrá a buscar a miles de inmortales para imponérsela.

Y la tercera inyección, y la cuarta, y el quinto siglo, y el sexto; cada vez menos voluntarios, cada vez más niños eternos que implorarán la evasión, el final, el rescate. Será horrenda la cacería. Serán perpetuos miserables.

Nosotros, no.>>

José Pablo Feinmann en Filosofía Aquí y ahora comenta:

[...] El hombre es un ser patético por qué vive una situación patética: la de saber su finitud. Pero a la vez es un ser precioso porque cada uno de los instantes de su vida vale infinitamente. El instante de la vida de un inmortal no vale nada porque este instante va a ser repetido hasta el infinito. En cambio cada uno de los instantes de nuestra vida es único porqué es un camino a hacia la muerte, es verdad. Pero es también nuestra vida actual, presente. La que estamos viviendo ahora. Entonces eso es lo que nos hace preciosos.



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