Capítulo 2

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-Porque es una chica con dos dones señorita, el del agua y la tierra- Dijo el hombre que parecía un poco alarmado

-¿De verdad? Oh por dios, debe ser un peligro- Dije en mi papel, me odiaba a mí misma cuando hacia eso

-Si señorita, lo sabemos- Dijo el hombre asintiendo con la cabeza

-Bueno, como ya les dije, aquí no está, así que busquen en otro lado- Dije despidiéndome

-De acuerdo señorita, que tenga buenas noches- Dijo él y todos se dieron media vuelta para luego irse

Apenas se fueron cerré la puerta y fui corriendo hasta arriba, fui hacia mi habitación y la encontré a Leila llorando acurrucada en el rincón más oscuro de la habitación.

-Leila, ¿Qué pasa? ¿Estás bien?- Le pregunté preocupada, acercándome despacio

-No te acerques, me engañaste, eres igual que todos los demás- Dijo con rabia

-¿Qué? No, no, no, solo lo decía para que no sospecharan... siempre debo actuar así frente a ellos, si actuara diferente sospecharían de mí, ¿Entiendes?- Le pregunte sentándome en mi cama y mirando hacia ella

-¿Lo dices de verdad?- Dijo un poco sorprendida y avergonzada

-De verdad, ¿Sino por qué te seguiría escondiendo aquí?- Le dije tiernamente

-Tienes razón... lo siento, me es difícil aún confiar en las personas- Dijo haciendo una mueca mientras se levantaba del suelo y se sentaba junto a mí en la cama

-Te entiendo, pero necesito que confíes en mi... las amigas hacen eso ¿Verdad?- Dije mirándola

-¿Tú quieres ser mi amiga?- Dijo con un brillo especial en sus ojos y un tono de emoción en su voz

-Claro! La pregunta es si Tú quieres ser mi amiga- Dije enfatizando la palabra "Tu"

-Me encantaría, en especial una que me acepta como soy- Dijo sonriendo y con un tono de tristeza en sus últimas palabras

-Tranquila, ya vas a encontrar muchas personas que te quieran como eres- Le dije tratando de animarla

-Lo sé, gracias otra vez- Dijo parándose y estirando su mano hacia mí

-¿Qué?- Mire confusa su mano

-Tengo hambre querida- Me dijo en tono gracioso

Ambas reímos, tome su mano para ayudar a levantarme y la guíe hacia la cocina

-Bueno, ¿Qué te parece si hacemos algo?- Le pregunté

-¿Qué?- Me dijo confundida

-Yo te preparo lo que tú quieras para cenar y tú me respondes unas dudas sobre el supuesto virus ¿Si?- Le dije pidiéndole con los ojos que dijera que sí y una gran sonrisa se formó en su rostro, hasta que me la contagió

-Claro, quisiera comer lo que mejor prepares, pero por favor que no tenga ni aceitunas ni cebolla, las odio- Dijo con cara de asco

-También yo- Le dije riendo por su cara

-De acuerdo, Ahora dime ¿Qué preguntas tienes?- Dijo riendo y un poco curiosa

-Amm... ¿Cómo te contagias el virus?- Esa era mi mayor duda

-Bueno, te diré como yo me contagie, ¿De acuerdo?- Preguntó mirándome

-Aja- Dije emocionada

-Bueno, yo estaba en el parque de noche, cuando veo un chico con cabello blanco sentado en un banco, me estaba por acercar a él pero en cuanto estoy por acercarme, sale corriendo y se lastima con una parte del banco, en cuanto lo perdí de vista me acerque al banco y vi que había dejado un poco de sangre cuando se lastimó, no veía bien el color de la supuesta sangre, asique decidí atrapar una gota con mi mano y mirarla, y en cuanto me di cuenta empecé a sentir frío y calor, unos minutos después mi cabello empezó a cambiar a color verde azulado y pues, una patrulla me vio, comenzaron a perseguirme, entre a tu patio y lo demás ya lo conoces- Me dijo con la mirada un poco triste y perdida

-Osea... que se contagia con solo tocar la sangre de un infectado ¿No?- Pregunte a ver si había entendido, mientras yo seguía cocinando

-Exacto, ¿Alguna otra pregunta?- Pregunto curiosa

-Amm... ¿Sabes cómo se define esos de los elementos?- Le pregunté mientras servía la comida ya lista en un plato y se lo entregaba

-No, no lo sé aun, lo siento- Dijo mirando el plato y oliendo- Huele delicioso

-Gracias... ¿Y sabes si tu podrías contagiar a alguien?- La mire

-Amm... yo creo que sí, ¿Por qué?- Preguntó confundida

-¿Tú crees que podrías contagiarme?- Le pregunte un poco avergonzada

-¿De verdad quieres eso?- Preguntó realmente sorprendida

-Sí, de verdad...- Le dije un poco esperanzada

-De acuerdo, termino de comer esta deliciosa comida y lo intentamos ¿Si?- Dijo mirándome

-Bueno, gracias- Dije sonriendo

Mientras comía hablamos de su historia y la mía, me contó que sus padres eran separados y no se interesaban mucho en ella y yo le conté que estaba peleada con mis padres y que no nos hablábamos hacía años. Descubrí que ambas teníamos muchas cosas en común, de seguro seremos grandes amigas.

En cuanto terminó de cenar fuimos hacia la sala, yo busque algo filoso y un espejo, una vez que los encontré fuimos a sentarnos en el sofá.

-¿Lista?- Preguntó ella a punto de pincharse el dedo con el alfiler que había encontrado

-Más lista que nunca- Dije sonriendo

-De acuerdo... aquí vamos- Se pinchó el dedo e hizo que cayera una gota de su sangre en mi mano

De un momento a otro empecé a sentir mucho frío y calor, cambiaba cada segundo, pasados casi quince minutos agarre el espejo que estaba sobre la mesita y lo puse frente a mí, mi cabello era completamente blanco con algunas mechas rojas, azules y verdes. Luego de eso inmediatamente paso el frío y el calor, todo volvió a la normalidad. Pero Leila me miraba sorprendida.

-¿Qué pasa leila?- Le pregunte por su cara de sorpresa

-Tu cabello... nunca vi un infectado con todos los colores en su cabello- Dijo ella

-¿Será que tengo todos los dones?- Pregunte sorprendida

-¿Quieres Intentar?- Preguntó con una sonrisa maliciosa es su cara

-Claro, pero aquí no, tengo un lugar alejado donde no hay peligro- Dije recordando un campo de mi abuelo- Vamos a vestirnos, hay que tapar nuestro cabello

Prohibido Infectarse ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora