Atrapada Por Ti💓🎮[2Hyeon & Jidong]

Sonríe (2/2)

-------Narra Siyeon-------

Alguien había entrado a la habitación donde me habían encerrado.

—¿Quién eres? —pregunté cuando alce la mirada.

—Soy Sua y vengo a ayudarte a salir de este lugar —respondió mirándola.

—No, no puedes hacer nada. Solo vete, no vale la pena salvarme.

—No haré eso —Me miró seria—. Yo te salvaré... No te dejaré aquí siendo torturada un día más por ellos —habló sacando los nudos gruesos con el cual había sido amarrada en una silla.

—De verdad que eres una cabeza dura —Ella ya me había desatado, se escuchó unos pasos acercándose.

En ese momento me sentía muy débil, pero tenía que resistir. La chica llamada Sua me indicó escondernos debajo de la cama, porque no teníamos otro lugar para escabullirnos. Ellos entraron a la habitación preguntándose a dónde había ido. Me sentía asustada, estaba temblando de miedo. Sentí su mano tocando la mía y mirándome, me quedé mirándola unos minutos, pero un fuerte ruido me hizo voltear, se habían ido.

—Esperemos un rato, pueden regresar —Ella asintió. No volvieron a entrar, pero se escuchaba sus voces detrás de la puerta—. Siguen allí.

Sus pasos y sus voces se escucharon más lejos.

Salimos de nuestro escondite yendo a la puerta, para mala suerte ellos estaban inspeccionando en la sala. No teníamos otra opción que salir de allí por la puerta trasera. Era una puerta transparente, así que me saqué mi casaca para amarrarla en mi mano y golpeé tan fuerte rompiendo el vidrio; ellos escucharon el vidrio rompiéndose y fueron rápidamente, al salir yo empujé a Sua diciendo que huya pero ella gritó un fuerte "No" y con una de las tantas piezas de vidrio roto le rasgó la cara al maldito imbécil, él gritó de dolor y su esposa fue ayudarle, en ese instante huimos.

Ella me llevó a su casa, estábamos respirando muy fuerte, cuando sentí que ella se quejó, vi que su mano estaba sangrando.

—Te hiciste daño ¿Tienes algo para curarte? —Ella asintió y me indicó donde estaban, lo traje tan rápido como pude—. Estás sangrando demasiado.

—Veo que sabes de estas cosas —aseguró ella al terminar de vendar su mano.

—Estuve con esos monstruos que me hicieron mucho daño, tenía que curarme sola y también a los niños.

—Lo siento —Miró al otro lado.

—Da igual; además, el daño físico no duele tanto como el psicológico —indiqué; para luego, mirar la venda en su mano—. Tu mano sigue sangrando, tienes que ir a un hospital.

—Sí. Pero... ¿por qué no te ves alegre de haber escapado de ellos?

—No puedo. No sé dónde están los niños y esos malditos vendrán a vengarse. No... No quiero que los niños salgan lastimados —Mi voz se estaba quebrando de solo pensarlo—. No quiero ser lastimada otra vez