Me encontraba muy nervioso esperando a que Margo apareciera. Aún no podía creer como unas pequeñas cartas me habían llevado a vivir los momentos más felices de mi vida. Mientras esperaba, dejé que mi mente recordara el inicio.
Desde que estaba en la escuela primaria siempre me sentí diferente, la escuela me resultaba increíblemente aburrida y no lograba hacer muchas amistades.
Un día, llegó una chica nueva y rápidamente se hizo amiga de la mayoría de mis compañeros. Yo también quería ser su amigo, pues se veía muy alegre y amable, pero siempre me dio pánico acercarme y poco a poco dejé morir esa idea.
En octavo grado nos tocó ser pareja de laboratorio, fue un excelente año, pero al siguiente fue como si nada hubiese pasado.
En nuestro último año de colegio, me animé, era mi última oportunidad, nada perdía, puesto a que según yo no la vería más.
Sin embargo, no pude estar más equivocado, porque aquí me encontraba, años después, listo para decir "acepto" y pasar el resto de mis días junto a la mujer que me cautivó desde pequeño.