➳Midoriya Izuku es un chico normal y sencillo que tenía un sueño inalcanzable: entrar al Club de Béisbol del instituto UA, y ser la estrella del equipo.
Pero no todas las cosas son sencillas en la vida, no cuando existía un entrenador estricto y ma...
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Como todos los años, los de tercer año buscaban reclutar nuevos integrantes en sus clubes. Al inicio de la mañana se ponían frente a las puertas con sus puestos y esperaban a que los nuevos estudiantes de primer año llegaran. Sujetando entre sus manos folletos, otros con pancartas y los demás, lo de equipos deportivos, una libreta en blanco que rellenarían con sus frescas presas.
Ahí estaba Mirio Togata esperando, con su radiante sonrisa, su cabello brillante por el exceso de gel y su gran altura haciendo que fuera imposible evitarlo. Era temprano por la mañana, le hacía un poco de frío porque sólo llevaba la camisa del uniforme, y tenía hambre. Pero la ansiedad por buscar a nuevas caras para unirlos a su equipo sobrepasaba todo aquél deseo de comer e ir a un lugar más caliente.
Entonces vio chicos, de cabellos coloridos, pequeños y altos, amargados, algunos felices, otros atemorizados, y con sus caras media dormidas. Sonrió sin poder evitarlo, más de lo que ya estaba haciéndolo, y fue en busca de atraer la atención a su persona.
—¡Equipo de béisbol por aquí, habla Mirio Togata! —exclamó fuerte y conciso—. ¡Oye, tú! Sí, tú, el de cabello rojo. ¿Te gusta el deporte!
El chico que fue agarrado del brazo por Mirio, asintió sonriendo.
—Hacía deporte en mi anterior escuela. ¿Hay un club de atletismo en esta escuela?
Se vio claramente cómo a Mirio le temblaba una ceja, pero incluso así no borró su sonrisa y prosiguió (insistió, claro).
—¡El equipo de béisbol te espera!
—No.... yo...
—Mira... por aquí —lo guió hacia una mesa donde una chica de cabello morado se encontraba sentada detrás—. Nejire, el chico quiere unirse.
—¡Mirio, déjalo! —pidió Nejire, cansada.
—Anda, chico, pon tu nombre aquí —le pasó una hoja en blanco junto a un lapicero—. ¡Anda, que no te de pena hacerlo!
—Pero yo quiero...
—¡¿Aquí me debo registrar para entrar al Club de Béisbol?! —Un chico interrumpió, uno bastante gritón e histérico—. ¡¿Realmente es aquí, Deku?! ¡Sino es así te mataré!
—Pregunta, pregunta —le animó el chico casi como si quisiera huir.
—¡¿Club de Béisbol?!
Mirio trató de que la sonrisa no se le cayera de los labios al oír la irritada voz del rubio, y con una calma torcida se puso frente al pelirrojo dudoso para captar la atención del histérico muchacho.
—Sí, estás en el lugar correcto... Aquí te pue...
—¡Por una vez has hecho las cosas bien, Deku! —interrumpió y giró hacia el peliverde. Mirio apretó las manos, pero sin borrar su sonrisa.
