《2》Editado

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-Otra vez Stephen King- respondió y asintió sin dejar de mirarme.

Me acerqué más e intenté juntar nuestros labios pero me corrió la cara.

-¿Todo bien?- le pregunté y se pasó su mano por su pelo despeinándolo y haciéndolo más lindo.

-Te... te tengo- aclaró su garganta y sacó su brazo de encima de mis hombros- tengo que... ya vuelvo- dicho esto se levantó del sillón y se fué dejándome sola y con una terrible cara de orto.

-¿Que le pasó a tu amigo?- me preguntó un morocho de labios gruesos y me reí.

-No es mi amigo-

-Se nota- me dijo prendiendo un cigarro y me reí. -¿cómo te llamás?-

-_______ Flores, ¿vos?- me sonrió.

-Ignacio Spallatti- asentí terminando mi trago.

-Lindo nombre Nachito- se rió.

-¿Vamos por otro trago?- preguntó.

-No gracias, estoy algo aburrida y creo que ya me voy- comenté agarrando mi celular.

-¿Te llevo?- sonreí de costado y cansada le contesté.

-Dale, vamos- comenzamos a caminar a la salida, pero en eso cruzamos a Paulo, quien se quedó quieto cuando nos vió y luego caminó a los sillones.

Yo, sin darle explicaciones a Spallatti me fuí atrás del rubio.

Caminé a paso rápido hasta donde Paulo estaba sentado solo y me senté a su lado.

-¿Que hacés?- me preguntó y sonreí.

-¿Vamos a mi casa?- el negó.

-No tengo ganas- me dijo acomodando su pelo.

-Por fa, no quiero ir sola a mi casa y no sé en donde está Tiari- el asintió y me levanté de encima del sillón y le tendí la mano.

Caminamos de la mano hasta la salida, el ambiente era pesado ya que había llovido pero el vapor de había levantado.

-Allá está mi auto- me dijo cuando estaba caminando a la dirección equivocada.

-Bien- hablé riendo y volviendo a caminar con el.

Cuando llegamos al auto me abrió la puerta y esperó a que me suba para cerrarla y luego subió el.

Manejó en silencio y prendí un cigarro.

-¿Escuchamos algo?- le pregunté.

-Si, poné lo que quierás, está bien- prendió el stereo y me dejó manejarlo.

El camino fue incómodo, en silencio.

Del lado de la puerta del copiloto había un libro y curiosa lo agarré.

-Harry Potter- le dije abriendo el libro- ya los leí-

-¿Te gusta Harry Potter?-

-Obviamente- asintió.

-Llegamos- habló.

-Vení, pasá un ratito- el carcajeó y negó.

-Tengo casa también y quiero ir a dormir- suspiré, que chico tan difícil.

-Un ratito, y si pinta el sueño dormimos- le dije y me miró.

-Un café- comentó y se sacó el cinturón de seguridad y yo me bajé del auto caminando hasta mi casa para abrir la puerta.

La dejé abierta y pasé rápido subí a mi pieza y estaba todo acomodado por suerte.

Volví a bajar y lo ví entrando muy despacito.

-Permiso- me dijo.

-Pasá bobo, sentite como en tu casa- asintió.

-Gracias- dijo acomodando sus anteojos y pasó- linda casa- comentó.

-¿Vamos a mi pieza?- pregunté y sonrió de lado.

-No voy a hacer nada _______, no sé qué es lo que querés y...

-Eu, tranqui, un café- le dije y asintió sonriendo.

-Si, está bien- me dijo mirando los libros que tenía en una estantería.

Me fuí a la cocina y preparé dos tazas de café, no sin antes decirle que suba a mi pieza y se acomode con confianza.

Cuando subí las escaleras, me encontré con Paulo leyendo un libro.

-¿Stephen King otra vez?- le pregunté al ver que tenía Cell- te lo presto si querés-.

-Gracias- me dijo dejándolo a un lado y agarrando la taza de café.

-No soy buena preparándolo- dije cuando lo provó y se rió.

-No pasa nada- habló sentándose en la cama y dejando la taza en la mesita de luz.

Es hora, Tiara de mierda, gracias por invitarme hoy a salir.

Dejé mi taza junto con la suya y me senté a su lado.

-Pau- le dije y me miró.

-¿Si?- puse una de mis manos en su mejilla y lentamente me acerqué hasta quedar a centímetros de sus labios.

-¿Te puedo besar?- no dijo nada y se acercó besándome a mí.

Al contrario de lo que pensaba, Paulo, el chico virgen, besaba realmente bien.

El beso era lento y muy sexi, su boca era muy cómoda.

Despacio me senté encima suyo y pasó sus manos por mis piernas y me acercó más a el provocando un gemido de mi parte.

Le acaricié el pelo mientras comenzé a besarle el cuello y me metió una de sus manos por abajo del top que tenía puesto y después me lo sacó.

Me ayudó a sacarle la remera y me acostó en la cama, sonreí cuando comenzó a besarme el cuello y metió una de sus manos por abajo de mi pollera tocando mi feminidad y corriendo mi tanga.

Pero todo se cortó cuando metió un dedo en mí, y gemí su nombre.

-Ah... Pau- grité y frenó, se quedó quieto.

-Pe...- aclaró su garganta- perdón- dijo agarrando su remera y poniéndosela.

-¿Que hacés?- le dije un poco enojada.

-Nos vemos otro día- me dijo saliendo rápido de mi pieza con unos chupones en su cuello.

¿No le gustó como gemí?, quizás no le gustó mi cuerpo, o tenía mal aliento.

Es algo que nunca supe, habían pasado dos semanas de eso y no había dejado de pensar en esa noche.

Lo stalkeé en todas las redes sociales, intenté conseguir su número, hasta que Seven me lo pasó.

Le mandé varios mensajes.

Para Paulo Londra:

¿Que pasó la otra noche?, ¿te sentías bien?. Soy _______ Flores.

No contestó.

Para Paulo Londra:

Olvidaste de llevarte el libro de King.

No contestó.

Para Paulo Londra:

¿Hice algo mal?, perdón.

Tampoco contestó, mis insistencias cesaron cuando comenzé a mandarme mensajes con mi ex, el único amor que tuve y el más tóxico, Mauro Monzón.

Hoy estaba en mi casa encerrada, hacía frío y estaba enferma, Tiara me dijo que iba a venir y la estaba esperando con fiebre, mocos por el piso y en pijama.

Cuando el timbre sonó me levanté de mi cama y me puse las pantuflas, bajé las escaleras y abrí la puerta.

-Hola- me dijo y me sorprendí al recibir tal inesperada visita.

Polos opuestos《PAULO LONDRA Y TU》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora