3. Capítulo.

295 29 2
                                    

En la tercera hora, tenía clase de castellano. Una clase fácil que se me paso rápido. Luego, tuve inglés.

Me senté otra vez en el mismo sitio, junto a la ventana. El profesor entro, junto a Connor. Otra clase con el. Si al final, es que no voy a tener suerte hoy.

Se sentó junto a una chica rubia. De nombre Ariana. Era una de las animadoras. Toda la clase, el estuvo coqueteando con ella, dejándome perpleja. El otro día, estuvo con Abigail y ahora coquetea con Ariana. Eso, es poco de hombres. Aunque así era el, poco hombre.

La clase término. Salí y me fui a la cafetería. Sentada en una mesa, con mi plato de ensalada y crocretas empeze a comer.

Yo, era una chica muy ojeadora. Me fijaba mucho en cada detalle que hacia la gente, por lo que conocía muy bien los movimientos de cada persona. Si quisiera, podría hacer una revista de la escuela sobre cotilleos. Porque al estar siempre en la oscuridad,e enteraba de muchas cosas.

En frente mio, había un chico de el equipo de baloncesto. El pobre, tenia problemas de vista. Pero no se quería poner gafas, por que le dijiesen algo. ¿Porque no se ponía lentillas? Porque siempre hay que empezar por las gafas.

Detrás mio, había una chica, que era nerd. Pero su sueño era ser animadora. La había visto una tarde que me quede en el colegió, haciendo piruetas y esas cosas. Era buena, lo malo, es que era muy tímida.

Al lado mio, había una mesa de chicos y chicas góticos. Una de esas chicas, era modeló, pero no quería contárselo a nadie, ni siquiera a sus amigos por miedo y uno de esos chicos, era gay.

Y no solo tenia esos, todos tenían un secreto; de el cual, yo me enteraba.

La ventaja de ser invisible. Algo bueno tenia que ser estar siempre sola.

Al terminar, fui al baño. Necesitaba orinar. Entre al baño, primera puerta ocupada, segunda también, tercera... De repente la puerta se abrió, dejandome alucinada. De aquella, salían Connor y una chica rubia, que no era Ariana. Sino su mejor amiga, Génesis.

Pasaron rápidamente, saliendo corriendo sin intentar ser vistos. Aunque fallaron. Tras orinas y lavarme las manos salí.

Cada vez, este tío me sorprende mas. Es todo un mujeriego. Que asco de tío. No se porque las chicas quieren estar con el, si luego les da una patada en el culo al segundo. ¡Vaya zorras!

Camine a música, mi siguiente clase. Salude con una medio sonrisa tímida a Kennedy. En aquella clase, solo habían diez alumnos. Seis chicas y tres chicos, mas yo.

Nos pusimos a tocar instrumentos. Kennedy, me puso en el piano. Que capulla. Me río interiormente. Autumn, estaba en el micrófono. Una chica de mediana altura, morena con ojos claros y una voz rasposa.

Tras tocar varias canciones, la clase finalizo. Voy a el aseó y sin darme cuenta, entro al baño de los hombres. Voy a salir, pero de repente la puerta no cede. Me quedo encerrada en aquel baño.

La bomba de el agua suena, la taza de el bater se baja y la puerta de uno de los baños se abre. De el, sale Connor. De otro baño, aparece un chico rubio, con ojos verdes. Hunter, el subcapitán de el equipo. El segundo quarterback.

Ambos, se quedan mirándose fijamente. Por lo que se, tienen una rivalidad por ser el mejor y el quarterback de el equipo. Tonterías.

Connor, se da la vuelta y empieza a caminar hacia la puerta. Coje de la manilla y la gira, sin poder abrir la puerta.

-¿Porque has jodido la puerta?- dice dirijiendose a Hunter.

- Yo no he echo nada, imbécil.- dice el otro.

- ¿Y entonces, porqué no habré?- enfadado y intentándolo de nuevo.

- Lo habrás jodido tu.- dijo Hunter apartándole y intentándolo.

Yo, seguía en una esquina. Viendo como ambos mastodontes se empujaban para intentar abrir la puerta. Ambos, eran robustos, altos y guapos.

- Que lo vas a joder mas, tío.- dijo Hunter.

- Mentirá. Lo voy a arreglar, lo veras.

Tras estar unos minutos así, ambos se rindieron. Los dos, sudorosos por el esfuerzo se refrescan con el agua. Al mirarse al espejo, ambos ven una figura femenina apoyada en la puerta. Los dos se miran entre si y dicen juntos:

- Te la estabas follando.- dicen.

Ambos ríen y se dan la vuelta, mirándome. Me recorren con la mirada todo el cuerpo, haciéndome enrojecer. Yo, estaba vestida con unos jeans oscuros, unas vans negras y una camisa colgada blanca, con un gorro de lana rojo. Nada sexy.

- Yo no me la estaba follando.- dijeron ambos de nuevo.

- ¿Como te llamas, guapa?- me dice esta vez solo Hunter acercándose a mi.

- Summer.- digo bajo.

- Bonito nombre para alguien tan preciosa como tu.- dice levantándome la cabeza con la mano en la barbilla. Haciendo que a pesar de la altura, una cabeza y media mas que yo; al igual que Connor; le mirase a los ojos.

La risa de Connor, corto nuestro contacto visual. Empezó a aplaudir, riéndose.

- Que malo eres ligando, Mendes.

- Haber, alzó tu.- dijo apartándose el otro.

Connor se acerco a mi. Me miro primero a los ojos, luego poco a poco, bajo su mirada hasta mis labios.

- Son deseables, cariño.- dijo cerca mio susurrando con su típica voz grave.

Con su mano, acaricio mi cintura. Haciendome estremecer. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, a lo que Connor se río.

- Ves, he conseguido que tenga un escalofrío. Eso es que le pongo nerviosa.- dijo orgulloso apartándose de mi.

Sin poder creermelo, me metí en un baño. Estaba muerta de la vergüenza y no me apetecía que me vieran roja, como un tomate.

- ¿No estarás masturbandote?- pregunto Hunter burlón, a lo que ambos rieron.

- Imbéciles.- dije en bajo, pero creo que me oyeron. Porque seguido ambos dejaron de reír.

- ¿Que nos has llamado?- dijo esta vez Connor.

Saque el coraje y dije.- Imbéciles y con solo eso me quedo corta, par de orangutanes.

Ahora si, mis ganas de salir de este baño se aumentaron. Pero no precisamente para verles a estos simios, sino para salir y no verlos mas.

- ¿Porque no sales? ¿No te atreves ha decirlo aquí, delante nuestro?- dijo Hunter burlón.

Abrí la puerta. Hunter y Connor, estaban apoyados cada uno en una esquina de el umbral de la puerta. Los dos esperando a que saliera, con aquella cara de pocos amigos.

- Venga tia, dilo.- repitió Hunter.

- Imbéciles, que soy unos putos mujeriegos. Haber si algún día os entra el SIDA y así no dejáis de usar a las chicas como muñecas. ¿Os gustaría, a ambos, que os follaria y luego os echara al minuto?- dije enfadada. Me habían sacado de mis casillas y era lo que tenia aquella consecuencia.

- Si quieres. Lo podemos hacer ahora mismo. Me pido primero.- dijo Connor.

Me agache, me coji mi zapatilla y se la tire en la cara. ¡Bingo!

La cara de ambos era una sorpresa. Hunter, estaba que se aguantaba la risa. Mientras que Connor, estaba medio enojado medio sorprendido.

En ese instante, la puerta se abrió. Salí corriendo sin la zapatilla, ya la cojeria. Primero quería salir y no quedarme a la espera de la reacción de ellos. No aguantaba.

Deje no zapatilla allí, en la cara de Connor. Como cenicienta dejo su zapato de cristal en manos de el príncipe. Pero en mi caso, la víctima dejo una pista a el asesino, para encontrarla.

Una Sombra Mas Bajo La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora