Batalla 4: ¿Y si lo hacemos más interesante?...

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La suave luz que se colaba por mis ojos cerrados me indicaba que ya era de mañana. ¿Pero qué luz? Las cortinas solían estar cerradas para que no entrara la luz, precisamente. Abrí mis ojos lentamente intentando que se acostumbraran a la repentina luz solar que entraba por mi ventana y al sentarme la sábana resbalo hasta mi cintura, observé la habitación un poco adormilada aún; Hacia el lado derecho de la cama, una gran ventana de cristal saliente con marcos negros, bajo ésta un mueble unido a ella con cojines en un morado oscuro. El piso de una madera blanca preciosa, junto al gran ventanal una cómoda con un espejo del mismo ancho suspendido sobre esta y al lado una puerta que daba a un baño interno, la cama de cabecero curveado en colores blanco con detalles negros y las sábanas púrpuras-negras a juego con las almohadas; Paredes beige y blancas a juego con las cortinas del ventanal e una mesa de noche al lado de la cama con una lámpara y un par de libros, era una habitación preciosa aunque no iba mucho conmigo. Miré a mí lado sólo para encontrarme con que estaba sola, faltaba algo o mejor dicho alguien: León, seguro fue él quien abrió las cortinas.

Salí de la cama y me desperece un poco para caminar hasta la sala, también con un piso de madera pero de paredes blancas con columnas negras, unos metros más allá de la puerta del ascensor que se habría en Mí casa estaba un juego entero de sofás negros de cuero alrededor de una mesa de cristal frente a una pantalla de T.V, más atrás unas escaleras de 3 escalones que iban desde una punta de la pared hasta la otra daban paso a lo que era la cocina con una barra de desayuno hecha en mármol y banquillos de asientos rojos, tras ésta estaba el horno pegado de la pared y alrededor se extendían gabinetes llenos de cubiertos, platos y vasos, suspendido sobre este estaba el mismo juego de gabinetes pero con utensilios de cocina, condimentos, galletas, etc; Hacía el lado izquierdo estaba una nevera y más allá de la cocina una puerta de cristal de marcos negros que daba lugar a una pequeña terraza. Oí sonar una puerta detrás de mí y volteé para verlo a él salir de su habitación con una toalla enroscada al cuello y el cabello aún húmedo.

-¡Hey linda bue-..

-¿Tú abriste las cortinas? –Pregunté interrumpiéndolo.

-Sí, ¿No te gusta?

-Personalmente odio el sol, que ventaja para ti es que te perdone por hoy.

-Gracias. –Contestó con esa sonrisa que derretiría a cualquiera, pero a mí me estremecía.

-Ha-haré café.

-Ni te molestes, ya hice yo –Me tomó del brazo antes de dar un paso más- Por otra parte, ¿Acabas de tartamudear?

-Para nada.

-¿A sí? –Me jaló hasta él y bajó hasta quedar a la altura de mis ojos, ya que era unos buenos 25cm más alto que yo- ¿Éstas segura?

-Completamente segura. –Tome la puntas unidas de la toalla y lo acerqué a mí dándole un suave beso en los labios para luego ir a la cocina por café, uf, necesitaba despertarme antes que nada. Tome la jarra de cristal, dos tazas, azúcar y leche para colocarlos sobre la barra uno a uno.- Sí quieres desayunar puedes hacer lo que quieras, adelante.

-¿No piensas comer?

-Yo sólo tomo café.

-Pues hoy comes quieras o no.

-¿Quién lo dice?

-Yo, por su puesto.

-¿Y yo desde cuándo te obedezco a ti?

-Nunca lo has hecho y no creo que lo hagas pero hoy vas a comer, cómo dije: Quieras o no.

Bordeo la barra de desayuno para terminar a mí lado en la cocina y tomo un par de ingredientes e utensilios.

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2014 ⏰

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