Volvia a casa y me obligaba a mantener la mirada fija en el irregular y opaco pavimento de las calles, evitando a toda costa fijar mis ojos con los de algún desconocido que pasara indiferente a mi lado, o aún peor, con algún conocido que por descencia deseara saludarme efusivamente: nada detestaba más que cruzarme con alguien en plena acera, me aterraba el pensar que cualquiera pudiera ver cuan rota me sentía.
La única razón válida para levantar la cabeza era para corroborar, al cruzar las avenidas, que no viniese algún conductor distraído y me arrollase.
Primero a la derecha...
Luego a la izquierda...
Un pie frente al otro...
Buena suerte.
Fue en ese momento en el que desee no haber levantado la cabeza, un golpe de coche tal vez hubiera dolido menos.
A más o menos 300 metros en diagonal se hayaba mi casa, y justo en medio del camino la escena que hubiera no querido ver: ambos estaban abrazados, sonriendo ampliamente al otro, mostrando cuan enamorados estaban... y a pesar de tratar seguir desapercibida, me vió.
Gritó mi nombre a los cuatro vientos y en unos cuantos pasos ambos me dieron alcance.-¿Cómo estás?- dijo ella sonriente.
-Bien- respondí secamente mirando al suelo otra vez.
-Hace mucho no te veía- comentó queriendo prolongar mi tortura.
-Ni yo a ustedes, perdón he estado ocupada- respondí.
-Eso parece, ya no te acuerdas ni de tus amigos, ingrata- intervino él bromenado.
-Si, soy la peor amiga del mundo.Unas cuantas risas sucedieron su burla y de nuevo nos quedamos mirandonos. Quería salir corriendo, dejarlos con la palabra en la boca pero no podía hacerlo.
Me dolía. No el verlos felices, el que fingieran ignorancia.
Uno de ellos lo sabía, sabía lo que, bajo la fachada de chica tímida ocultaba... todo lo que yo sentía, por que yo misma se lo había dicho.
¿El resultado? No correspondía a mis sentimientos, tanto me lo dejo en claro que me resigné a que fuera feliz con alguien mas, alguien a quien yo también quería mucho y aun asi era capaz de verme a los ojos y reír, como si nada pasara, como si lo hubiera olvidado.
Estaba cansada, y finalmente pude retirarme con una (no tan falsa) promesa de volvernos a reunir. Di un último vistazo a
Hacia atrás: se abrazaron de nuevo, está vez hubo un beso y por último una risa.Una pequeñísima parte de mi se alegraba por ellos, en cierto modo me gustaba ver ese brillo en sis ojos... el brillo del amor.
Empezaba a preguntarme si, tras sacrificarme tanto ¿algún día sería mi turno de se feliz? ¿Alguien se sacrificaron por mi?.
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Grito De Ayuda
Short StoryFrases cortas que se me vienen a la mente pero que en realidad muchos hemos pensado al tener crisis existencial(algunas de google pero yo les aviso cuales)