Capítulo Cuatro:

1.3K 15 0
                                    

Me acerqué a él y me senté en sus piernas, me miró asombrado. Lo abracé como una niña pequeña, soltó un leve suspiro y posó sus manos en mi pequeña cintura, su aliento mentolado inundo mis fosas nasales por completo.

Moví mi culo lentamente, Justin se percató y trató de alejarme de su agarre.

—    Mi amor, ¿qué haces? –preguntó.

—    Papi, déjame sentirte... por favor –hablé en tono de suplica. 

—    _____ Bieber ¿qué te sucede? –habló mientras me hacía a un lado y se paraba bruscamente de su asiento–. Soy tu papá y debes...

—    Lo interrumpí – ''Respetarte'' –Dije haciendo comillas con los dedos. Caminé hacía el fregadero para limpiarme las manos, no sin antes volver a mover mi culo–. ¿Sabes? Por ser una niña mala necesito mis buenas nalgadas.

—    ¡_____!

—    ¿Qué?

—    ¿Te has drogado?

—    No –Solté una carcajada. Cerré el grifo y me voltee hacía el–. ¿Cindy fue buena en la cama? –Pregunté. Su cara se tornó de un color rojo carmesí. Se había ruborizado.

—    ¿Cómo sabes...?

—    Sus gemidos llegan hasta mi habitación, aparte, no hay que ser estúpida para no notar que traes amigas para tirarte un buen polvo, papi.

—    _____, mi vida sexual no es de tu incumbencia.

—    Tienes razón, lo lamento, supongo que tendré que pedirle a Alexander que me de mis nalgadas, hoy es un día se hacer travesuras.

—    Oh, no señorita, usted no sale de esta casa.

—    ¿Entonces me las darás tú, papi?

—    No, _____.

—    Uhmm –mordí mi labio–. Qué lástima –dije haciendo un puchero–. Tendré que dármelas yo misma –hable. Me gire y subí mi falda, ZAZ, un golpe resonó en la habitación, me había ardido pero por lo menos lo incitaría a hacer algo. O eso es lo que espero.

—    _____ Bieber deja de hacer eso en mi presencia...

—    Sí no quieres ver te puedes retirar, papi –dije mientras me daba otra nalgada–. Uh... esa dolió...

—    ¡Mierda! –exclamó.

Sentí como unas manos me agarraban de la cintura y me volteaban bruscamente, los ojos miel de mi papá destellaban furia y deseo. No lo culpo, se ha de ver visto de poca madre.

Me subió al porta platos, subió y falda y sé quedó observando mis bragas, sonrío.

—    Moradas...

—    Es tú color favorito, papi.

—    _____, no te haré nada, lo único que te puedo decir es... que mereces unos buenos golpes.

Lo miré extrañada, me bajó de dónde me encontraba y me volteo hacía el, quedé recostada en el porta platos dejando a la vista mi culo. Sentí un picor invadirme por completo, me estaba dando unos golpes, uno, dos tres manotazos me hicieron chillar de dolor, sentía como mi coño palpitaba a cada golpe que me daba.

—    Por ser una señorita mala, te mereces miles de estos.

—    Oh... ¡Ah! –Grité al sentir uno más fuerte que los demás. Podría jurar que mi bello culo estaba rojo de tanto golpe. Sentí como daba una nalgada en mi coño húmedo, una electricidad me recorrió por completo– Oh, papi...

—    Oh papi, ya verás tu ''Oh... papi'' –Habló. Me giro nuevamente  y se me quedó mirando mis senos, dirigí mi mirada a la mesa. Mierda. Lo que tomaba no era agua, era nada más y nada menos que Whisky. Y lo noté al sentir el olor de su aliento.

Sex With My DadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora