Capítulo Seis:

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—    ¿Sabes qué esto está mal? ¿Verdad? –pregunto aún cerca de mis labios–. Eres mi princesa y esto no es bueno.

—    Pero yo lo quiero así y sabes que tú también, papi.

—    Me gusta que me digas papi.

—    ¿Sí, papi?

—    Sí, cielo.

Le sonreí y me monte en su abdomen, empecé a moverme lentamente en él, mis bragas estaban mojadas, solté un pequeño gemido. Tomo mis caderas y me ayudo a moverme arriba de él.

Se giró y ahora él era el que podía controlarme,  depositó un beso en mis labios, sus manos vagaban, solté un gemido al sentir como masajeaba mi coño.

—    Oh... papi.

Quitó mi falda junto con mis bragas, me levanto y sacó mi top junto con mi sostén, me encontraba desnuda ante él.

—    No es lindo estar así, papi, tú igual deberías de estarlo.

—    ¿Y qué quieres que haga cielo?

—    Quítate la ropa, papito.

—    Quítamela tú...

Lo miré detenidamente, saqué rápidamente su playera  y miré su abdomen, marcado, más de lo que suponía que estaban, delinee cada cuadrito que tenía, se agachó y tomo uno de mis pezones en su boca, chupo, magullo, mordió aquel botón. Se pasó al otro haciendo el mismo procedimiento.

Sus dedos seguían dentro de mí, no hacía ni el más mínimo movimiento, me giré y me puse rápidamente a horcajadas encima de él, me deshice de su pantalón, pude ver el gran bulto que formaba su bóxer de CK. Sé lo quité. Mis ojos se abrieron como platos, ¿Acaso ya había crecido? O ¿La cámara no grababa perfectamente esto? 

Su gran polla era más grande de lo que pensaba.

Y más gruesa de lo que se veía.

—    ¿Eso cabrá en mí? –Pregunté boquiabierta.

—    Hay que ver si puede entrar... y si no hay que intentarlo, princesa.

Se volvió a girar, fue dando cortos besos en mi cuello. Gemí ante el leve roce de sus labios contra mi piel sensible. Bajó lentamente hasta llegar a mi vientre, siguió su paseo hasta llegar a mi monte de venus. Lo besó. 

Una corriente pasó por todo mi cuerpo, gemí ante el contacto de su lengua, saboreaba cada parte de mí, mordió levemente mi clítoris y no pude evitar retorcerme debajo de él. Siguió así hasta que logré llegar al orgasmo ¿Cómo una simple lengua me hacía sentir todo esto? Me han dado sexo oral y ninguna lengua me hizo sentir lo que sentí con esta. Era mágica. Muy mágica.

—    Oh... ah... Justin follame, follame ahora, por favor.

—    Uhm ¿Quieres que ya entre por este bello agujero rosa, bebé?

—    Oh... por favor –Gemí.

Se acomodó entre mis piernas, me arquee nuevamente, todo lo que sentía se sentía de poca madre, vi que tomo su pene y lo puso en mi entrada, gemi ante el contacto, su cabeza se llenó de mi elixir.

Subía y bajaba, ese procedimiento me volvía loca.

Que va.

Loquísima, como para rogarle a todo el infierno.

—    ¡Ya hazlo!

Grité desesperada, sentí como introdujo la punta hasta zambullir la cabeza por completo, un dolor se instaló en mi parte íntima, mi respiración se cortó, metió todo y no pude evitar gritar de dolor y placer, me miró unos segundos y siguió con lo suyo.

Esperó a que me acoplara a su gran polla, aún faltaba más por meter. Gemí después de unos minutos al sentí como me embestía de la nada, profundizando su pene en mí, y gracias a eso tocó mi cerviz.

Empezó a moverse dentro de mí, primero dio empujones lentos y excitantes, mete, saca, mete, saca. Podía escuchar como mis jugos hacían ruido de ''plop'' ante todo aquello, la sensación era única. Tomo nuevamente un pezón y lo succionó, con su otra mano apretó mi otro ceno, y por si fuera poco pellizco mi botón hinchado. 

Se alejó de ambos senos y me agarró fuerte de las caderas, sus embestidas iban subiendo de tono, sentí como pronto llegaría, mis paredes vaginales se apretaron alrededor de esa gran polla, me sentí desfallecer, y llegué. Explotó en mí. Sentí como un líquido entraba. No pude evitar gritar su nombre.

—    Ouh, Justin.

Mi respiración era agitada, mi pecho subía y bajaba, me giro hasta quedar de espaldas, me asusté al sentir como le ponía mi fluido a mi agujero trasero, jamás una polla había entrado ahí, y sería un placer que Justin sea el primero en estrenar mi culo.

—    ¿Te han dado por acá, princesa mía?

—    No papi... ah...

—    Qué bien ser el primero.

Introdujo un dedo, un dolor se instaló, prosiguió con sus demás dedos, el dolor no se iba, masajeo y espero a que me relajará, y así lo hice, no sentía ya dolor, ahora sentía más excitación, más deseo.

—    Te haré el amor por ambos lados, mi niña.

—    Oh... papi.

<<  ''El amor''  >> Supongo que después de todo ambos sentíamos aquel sentimiento especial, no solo un amor de padre e hija, sino todo lo contrarío a eso.

Un picor me atravesó, había introducido la punta –Oh papi – fue lo único que pude decir, metió toda su polla y me empezó a follar el culo. Se sentía tan bien. Tan pero tan bien (claro, sin contar el dolor, creo que después de todo me gustaba sufrir un poco)

Soy una puta masoquista de mierda.

Sentí sus manos en mi punto G, me daba por ambos lados.

Era lo mejor del mundo.

Sensaciones nuevas.

Todo eso sentía, hasta que ambos llegamos al clímax.

De todo esto no sabía a cuantos orgasmos había llegado. Cayó al lado mío, nuestros cuerpos sudaban y nuestras respiraciones eran irregulares, me sonrío, yo hice lo mismo.

—    Papi, gracias...

—    No, princesa... gracias a ti, gracias por esto... yo... te tengo un amor muy especial y eso me asusta –habló. Me gustaba para donde jalaba esto–. Y no un amor de padre e hija.

—    Te amo, papi... o más bien Justin...

—    Te amo, cielo...

—    Podremos ser unos amantes en secreto –dije. Me miró sorprendido–. Ahora no podré vivir sin esas sensaciones que me encantan. Ahora soy tuya, papi.

—    Sólo mía, mi princesa, mi mujer, mi todo.

—    Dios, tuve sexo con mi papá.

—    No.

—    ¿No?

—    Hiciste el amor con tu papá.


Y esas palabras bastaron para saber que en realidad era un amor puro.

Un amor que sabía que no se iba a ir por nada, ni por nadie.
Mi corazón se hincho de orgullo y me lancé a él depositándole un casto beso.

Un beso que le demostraría lo mucho que le deseo.

Y lo más importante: Un beso que le demostraría lo mucho que le amo.

Sex With My DadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora