Capítulo Uno:

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Mis pensamientos giran en torno a él, de sólo pensar que su polla está dentro de mi dándome todo aquel placer que he anhelado desde que tenía tan solo 15 años me moja por completo, ¿Quién diría que desearía a mi propio padre? Un deseo sexual que me quema hasta el alma. No sólo lo quiero para tener unos buenos polvos, sino que también para tenerlo atado a mí el resto de la vida. Sí. Suena loco y descarado pero es así como lo quiero y siento. Pues él me gusta.

Ahora con mis 20 años de edad todo aquel deseo no se me quita ni aunque folle con millones de hombres. Una fantasía sexual que me gustaría cumplir. No pido mucho o quizá sí.  Él tan solo tiene 32 años, no es mucha la diferencia (o eso quiero creer) aunque para mi, da igual. Necesito gemir su nombre, necesito que me dé duro contra cualquier cosa.

Ahora que lo recuerdo... La semana pasada follo con una amiga suya llamada Samara. Era una rubia con busto grande (operado más que nada) y con un culo de encanto (ese por lo visto si era de ella) que desee tener. Digamos que los espíe por la pequeña cámara que instale en su habitación hace tres años atrás. Fue algo ingenioso. Me encendí por completo al ver como su grande y gruesa polla le daba embestidas fuertes a la pobre tipa, calcule más de tres orgasmos, cosa que me fascino.

Ahora tendría que poner un gran plan en marcha, y ese sería coquetearle a Justin, mi querido y adorado padre, hasta tenerlo en la palma de mi mano, haciendo que ruegue para entrar en mi pequeño y apretado coño rosa.

Una y otra vez.

Sex With My DadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora