Siempre, agradecerle a Dios porque Él es quien me ha dado la oportunidad de terminar otra de mis historias y sobre de todo, darme esa imaginación inalcanzable que se obtuvo en cada capítulo de la novela; darle gracias a cada una de las personas que han formado parte de esta historia desde su primer capítulo hasta el final, como también que siempre se han mostrado pendiente de ella, sea anónima o presentable; a mi tío Morrison Liborio por darme referencias, historias y anécdotas acerca de la vida que sobrellevan las personas con alguna ceguera, como también en darme confianza en realizar éste tipo de novela que ha sido un reto grande para mí y por último, a todos aquellos lectores/as, que siempre son mi fuente de inspiración para continuar con mis novelas, sin ellos, esto no fuera posible.
Isabel Moz
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Ojos que no ven, amor que se siente
Teen FictionTras perder el sentido de la vista en un accidente automovilístico, Leopold se encierra en su habitación y en su propia burbuja de la cual no piensa salir aunque obtenga ayuda y apoyo profesional como familiar; él considera que su vida ya no será la...