Carta escrita el 15 de Diciembre del año 2016
Creo que en los últimos días pude pasar por varias etapas mentales, de superación, siempre buscando alguna manera de sentirme bien conmigo mismo y tratando de que mi estado de ánimo no dependa tanto de ti. Aquella tarde en la que gasté más de sesenta mil guaraníes (aproximadamente diez dólares) en créditos para mantenerme en contacto contigo, aprecio mucho que utilices el celular de emergencias de tu madre en tal riesgo para comunicarte conmigo, fue una tarde gris con una revelación que no dejo de retumbar en mi mente.
Me di cuenta de la manera en que me veías durante todo este tiempo, estos tres años, y no esperaba que fuera tan desolador paisaje. Es decir, ¿Cómo pudiste haber pensado que después de tanto yo nunca te había amado? Que siempre amé a esa chica rubia, mi ex compañera. Yo se que hice mal en salir con ella ese día antes de mi cumpleaños del 2015, yo fui un imbécil, pero en mi defensa yo ni siquiera recuerdo tener decisiones propias en ese entonces, cambiaron muchas cosas en mi vida principalmente por ese error. Que me hayas engañado después de aquel desafortunado evento queda totalmente justificado, incluso pienso que pedirle que salga conmigo es el único gran error que cometí en mi corta vida de , en ese entonces, 14 otoños.
Lo que no me esperaba fue que ahora, un año después, hayas concluido en tal horrible resolución. ¿Que nunca te amé? ¿Que estoy contigo por pena? ¿Que en realidad siempre la amé a ella, a la chica rubia? ¿Que incluso escogí ir al colegio que escogí para verla a ella? Son declaraciones muy fuertes que me muestran la clara falta de seguridad en tu ser y me siento profundamente apenado por haberte hecho creer eso.
Esa misma tarde, la tarde de la conversación, decidí demostrarte de alguna manera que te amo a ti y a nadie más que a ti. No paré de pensar y pensar por varios días hasta que tuve la gran idea de un gesto enorme para ti. Un gesto que no implicara un público porque sé que lo nuestro tiene que mantenerse un secreto de cualquier potencial informante de tu padre. Entonces fui a la librería y gaste gran parte de mis ahorros en material para manualidades. Me desvelé varias madrugadas por semanas, algunas de las cuales incluso estuvimos conversando por teléfono, mientras escuchaba tus susurros adorables y tus risas contenidas y me imaginaba tu situación tan tierna escondida entre las sábanas con ese teléfono de emergencia que ni siquiera pasaba del 2004 siendo optimista, hasta que terminé el regalo.
Con tus colores favoritos, un montón de motivos por los cuales me encanta estar contigo, un enorme título: "Por qué te amo?", y todo el empeño que un niño enamoradizo como yo puede dar, el regalo estaba listo para dártelo, en un envoltorio con un pequeño celular que apenas pude conseguir y un SIM de Claro para poder hablarte ilimitadamente. Entonces llamé a tu mamá para decirle con emoción que tenía un regalo para ti y fijamos una hora y fecha para que ella misma pase a buscarlo contigo en mi casa. Esos pocos segundos en los que pude apreciar tu carita y tus ojos marrón oscuro desde la ventanilla me hicieron sentir que todo lo que hacía valió la pena, porque yo sabía que te iba a encantar.
Más o menos una hora después, en la soledad de mi habitación, recibí tu llamada. Emocionado contesté y escuché tu voz, llorando y riendo al mismo tiempo, diciéndome "Gracias, te amo te amo te amo te amo te amo..." y mientras esa repetición se extendía a minutos un sentimiento de realización causaba avalanchas de ese sentimiento que no se puede explicar. Esa montaña inmensa de cosquillas, de conmoción y de profundo cariño que pasaba por mi garganta y mi pecho hacía mis lágrimas brotar en ríos que surcaron mis mejillas, mi quijada, mi cuello e incluso mi torso, todo acompañado de esa risa nerviosa que no pude detener por más soso que me viera a mi mismo. Entonces empecé a repetirte también yo en esa espiral infinita de amor que estábamos lanzándonos el uno al otro "Para que veas lo mucho que te amo te amo te amo te amo te amo te amo..." y nos diluimos en el éxtasis de nuestros sentimientos.Ahora volvemos a tener buenas conversaciones, vuelvo a sentirme seguro contigo y, aunque no estaba contigo físicamente, se sentía como que siempre estábamos juntos muy cerca.
Hoy, fue la despedida del primer año del colegio. Fui a una casa quinta con piscina y me divertí bastante. Para completar el día sonó mi celular y leí el hermoso nombre "Frankie" en él, así que por unos minutos alejado del agua y de mis amigos, compartimos una pequeña conversación como todos los días.
Había planeado ir a hacer compras en La Ciudadela vecina y así compartir con mis primas, abuela, hermana y madre luego de la despedida. Mi madre habría de pasar a buscarme ya que la casa quinta quedaba en el camino pero antes de que ella llegara me llamaste agitada a decirme que tus padres habían salido y te dejaron sola con tu hermano pequeño en casa.
Supe que era el momento y avisé a mi madre que no iría con ellas porque "surgió algo", al mismo tiempo que subía a un bus para llegar a tu casa. Llegué, te vi en la puerta con tu precioso pelo lacio deslizándose sobre tus hombros, y la mitad de tu cuerpo escondiéndose detrás de la pared.
Entré, directo a la habitación, no me vio tu hermano, deje caer todo lo que tenía encima y nos lanzamos a la cama.
Pude sentir tu cuerpo, tan agradable, tan energético, tan pequeño, tan delicado. Te quité el culop que era todo lo que tenías puesto debajo, y la remera, para descubrir tu cuerpo desnudo, sentirlo, apoyarme sobre la piel de tu abdomen y subir hasta tu cuello. Inhalar tu aroma tratando de dejarlo dentro de mis pulmones, y escuchando tus pequeños gemidos enterraba mis dedos entre tus piernas.
Tu piel era suave, tan suave, te levantaste para revisar a tu hermano mientras que yo buscaba el preservativo. Pero había un problema, no estaba con el tamaño ni la dureza necesaria para colocármelo.
Me toqué desesperadamente hasta hacerlo crecer en un 70% de su máximo tamaño cuando ya pude colocarme el condon. En lo que volviste y te acostaste boca para arriba con las piernas abiertas. Lista para recibirme. Me apoyé sobre ti, di la primera embestida pero te lanzaste hacia atrás dejando escapar un pequeño grito. No estabas lubricada, claro que yo no me di cuenta de eso en el momento así que lo intenté de nuevo, dejando entrar la cabeza pero dejándola salir de nuevo al escuchar tu gemido transformarse en grito. Fue cuando decidimos que no habría penetración, no en esta ocasión.
No dejo de pensar en lo que me haya sucedido ahí, o del porqué mi pene me falló. Estoy con un problema de seguridad bastante grande pues no se lo qué pasó hoy. Yam desesperado estoy que acabo de tener una conversación con mi madre al respecto, quise contárselo por miedo a que algo esté mal conmigo. Solo me dijo que era debido a los nervios, de que su hermano nos descubra. En todo caso, estoy profundamente apenado.
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Un mensaje para mi novia
ContoPalabras más sinceras que brotan de golpe sobre mi teclado, para ELLA