Jinete del dragón demonio

capítulo24 La serpiente de Oto

La fortaleza controlada de Oto de Saundobaria era una escena de caos. Los Shinobi se apresuraban aquí y allá, ya sea para ponerse en posición para intentar repeler este ataque, o para tratar de apagar las llamas.

Arriba, Naruto y Hinata, en la parte posterior de sus dragones, continuaron rodeando la fortaleza, haciendo pisadas en los edificios de suministros contra la pared, los emplazamientos defensivos basados ​​en muros y los hombres y mujeres que llamaron hogar a la fortaleza.

Naruto se inclinó un poco hacia la izquierda, balanceándose mientras Onyxia se inclinaba hacia la derecha, dando un paso hacia la fortaleza. A medida que se acercaban, unos cuantos kunai y shuriken se lanzaron hacia ellos, la mayoría desaparecidos en cantidades justas. Los pocos que llegaron a casa simplemente rebotaron en las escamas de la armadura de la piel de Onyxia. Una de ellas golpeó la membrana de su ala, e hizo una mueca de dolor dentro de la mente de Naruto.

Naruto gruñó, señalando a quien había tirado el arma. Con una sola palabra de la lengua antigua, ese hombre cayó al suelo, su cerebro no era más que jalea.

Hinata, al otro lado de la fortaleza y mucho más arriba, asintió con la cabeza a Azuren. "¡Ve por ese edificio de almacenamiento allí!" Señaló un edificio a lo largo de la pared.

Azuren se sumergió en picado, con las alas dobladas contra su cuerpo. Él y Hinata pronto se convirtieron en un borrón azul. El viento silbó y chilló alrededor de ellos, azotando el cabello de Hinata.

A unos cien pies del objetivo, Azuren rugió antes de lanzar una sola bola de fuego. Rompió el techo del cobertizo de almacenamiento, antes de que explotara todo el edificio. Azuren hizo estallar sus alas, levantándose de la zambullida.

Hinata se volvió para mirar la devastación de ese ataque. Mientras lo hacía, un kunai pasó rápidamente por su cabeza, casi atrapando su mejilla. Miró hacia donde venían los kunai, y vio que varios shinobi habían llegado al techo de la torre central de la Fortaleza. Estaban usando la ventaja de altura en los dos Jinetes, lloviendo armas contra ellos.

Naruto vio la señal de Hinata hacia la cima de la torre y asintió con la cabeza. Ella se alejó de Azuren, mientras él tenía a Onyxia escalando.

Los shinobi en la parte superior de la Torre comenzaron a concentrar sus ataques en él, mientras pasaba por delante de ellos, dirigiéndose hacia arriba. Ninguno de ellos notó que Azuren se aferraba al costado de la Torre. Pero sí escucharon su rugido, antes de que el dragón desatara sus llamas con un alcance blanco.

Gritando de dolor, el shinobi ardiente cayó sobre los costados y se estrelló contra el suelo. Azuren se subió a la cima de la Torre y vio la abertura que llevaba al interior de la Fortaleza. Arrojó un torrente continuo de llamas dentro.

Los shinobis de abajo se encogieron cuando las llamas brotaron de múltiples ventanas a lo largo de los pisos superiores de la fortaleza. Se oían más gritos cuando los shinobi en esos pisos estaban envueltos en llamas.

Arriba, Naruto vio la destrucción causada por Azuren. Él asintió silenciosamente para sí mismo, solo para ser sorprendido por un gran perno que lo atravesó.

Abajo, algunos shinobis habían llegado a algunos de los emplazamientos defensivos intactos. En este caso, pequeñas ballestas montadas o escorpiones, que podrían arrojar cuatro pies de largo alrededor de medio pie de diámetro. Perforarían a través de un hombre, e incluso podrían atravesar una de las pieles de sus dragones. O peor, rasgar a través de la membrana vulnerable en las alas.

Onyxia se alejó, justo cuando un segundo rayo atravesaba el espacio en el que había estado su ala derecha. Ella se dirigió hacia abajo, rodando y girando, hasta que se dirigió cabeza a cabeza con la posición defensiva. Uno de los dos escorpiones había sido recargado y ahora estaba apuntando hacia ellos, antes de disparar.