PRIMERO

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En este mundo hay varias cosas que son sustanciales; agua, aire, comida y reproducción.

Si no bebemos agua, no vivimos; si no respiramos, no vivimos; si no nos alimentamos, no vivimos; si no nos reproducimos, no podremos vivir más. Esto último se disfraza de una bella pintura trazada con amorosas pinceladas de acuarelas antiguas, líneas tan delicadas y perfectas; la vida es tan alucinante. El primer punto para triunfar en esta vida, es nacer; nacer bien. Crecer, tener amigos, descubrir gustos, graduarte, conseguir pareja; no sólo eso, hacer todo esto bien. En conclusión, ser un campeón.

En mi vida fui un campeón. Sí, el peor de todos. Comenzando por mi nacimiento. Mi madre me contó alguna vez, en esas noches frías en las que mi curiosidad estaba al tope, que cuando yo nací, ella creyó que yo no estaba vivo.

Se desmayó justo luego de darme a luz.

El doctor me sostenía firme entre sus manos, yo había nacido prematuro, con seis meses en la barriga de mi mami, ella no se esperaba aquello y le habían advertido que quizás yo no podría soportarlo. No lloré en las manos del doctor, ni siquiera se veía mi pecho subir ni bajar.

El hombre se alarmó y me dio un leve golpecito en la pierna y ¡Boală! ahí yo abrí mi bocota y grité tan fuerte que las enfermeras y el doctor pegaron un brinco, resbalé de las manos de este y caí.

Dos fracaso, plus+, bonus.

Y aquí estaba yo, mirándome al espejo y pensando en que si alguien me decía algo relacionado a caídas, estaría en lo cierto. No creo que el golpe me haya afectado, por lo menos eso dijeron en el hospital... Yo les creo.

Bip, bip.

"Voy tarde", pensé.

Me lavé la cara y agarré el abrigo para bajar las escaleras, no sin antes llevar mi mochila.

— Jimin, ¿a dónde vas tan temprano? —La voz de mi madre resonó por toda la casa.

— Eh... Voy... A hacer una tarea donde un compañero, sí, eso. —Mi madre entrecerró los ojos y frunció el ceño, luego levantó una de sus cejas.

— ¿No estabas en vacaciones ya?

— Sí, digo. No, es decir, sí, pero debo estudiar igual. Aprovechar el tiempo, ya sabes, madre —Dije mientras caminaba a la puerta — Te amo, adiós.

Cerré la puerta detrás mío antes de que pudiera responderme. 

— No le va a pasar nada, decían. No se pegó duro en la cabeza, decían... —Refunfuñé. En estos momentos no le creía nada a esos médicos que me trataron de pequeño por la caída.

Y bueno, no podía alegarles nada, pero por lo menos podía reflexionar mis actos en ocasiones y llegaba siempre a la conclusión de que era demasiado torpe para mi edad, además...

— Hola, niño... —En lo que menos pensé ya estaba frente al mostrador mirando con los ojos hechos platos a la recepcionista, quien al igual que yo me miró... ¿aterrada? Me di cuenta de mi expresión y le sonreí lo mejor que pude.

—Disculpe... Disculpe—Sacudí mi cabeza —E-Es que estaba pensando —Reí incomodo — Ay... —Me quejé bajito — Y-Yo... Vengo para entrenar en el gimnasio.

— Ah... —Me miró de arriba a abajo, tomó una bocanada de aire — Es que, este lugar no cuenta con entrenador personalizados, creo que deberías buscar otro.

— Pe-Pero... —Saqué puchero — No necesito entrenador personal, yo puedo solito —Me quejé.

La chicha me miró incómoda.

— ¿Seguro...? Mmm... Lo que pas es que te veo como muy... delgadito, ¿tienes algún papel médico? —Arrugé más mi cara.

— Pues... Me caí de pequeño, solo eso.

— Ánda —Levató las cejas sorprendida. — Es un dato muy pertinente... Muy bien, firma aquí la membresía y te recibo el valor que dice abajo. —Hice lo que dije, el precio era bastante algo para no tener personalizado, pero fue el más cercano a mi casa — Perfecto, niño. Puedes ingresar solo dos horas.

— ¿Es con tiempo limitado?

— Van contando desde ahora.

Corrí hacia los vestidores para guardar el abrigo, pensé que disimularía un poco mi delgadez, pero fue todo lo contrario. Nuevamente fracasan mis ideas, genial.

— Soy grandioso, impresionante —Me dije a mi mismo tratando de subirme el autoestima. Resoplé. A eso había venido aquí, necesitaba urgentemente agrandar mi físico o iba a seguir siendo la burla de todos nuevamente. Se me aguaron los ojos e inmediantamente los cerré. — No, piensa positivo.


Hoy era el día que iba a cambiar mi destino, ya no más debilucho. Ahora, iba a ser el chico más lindo y todos querrán estar conmigo... Y ser mis amigos... Y ser mi pareja... Bueno, tal vez aspiraba a mucho, pero con que sean mis amigos es justo. Eso sería, podría conseguir amigos si tenía resultados. Hoy era el inicio de la mejor de las aventuras.


dicky » yoonmin;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora