Marea. Historias cortas.

Marea. 2 Tumba de nada.

No sé si os habéis dado cuenta en lo común que es la expresión 'una tumba de algo'.

Si un desgraciado hombre queda sepultado en la nieve, ''acabó en una tumba de hielo.'

Si cualquier desaventurado marinero ve zozobrar su barco, y se hunde con él, ''quedó sepultado bajo una tumba de agua.''

Veo el MK-16 alejarse. Ya apenas se ve un puntito en el horizonte de lo que antes era un cohete de dimensiones titánicas, que cualquiera tenía que levantar el cuello para llegar a ver completamente. La radio profiere interferencias.

Se aleja. Cada vez más. Inevitablemente, justo ante mis ojos mientras yo floto aquí, inerte en un lugar en el que estoy completamente solo. En un lugar horrible.

Voy a morir. Y el espacio será mi tumba. Mi tumba de... nada.

Porque, ¿Qué hay en el espacio? De acuerdo, cuerpos planetarios, estrellas... Pero, ¿Qué hay que acaricie el pensamiento de un hombre como posible lugar en el que su vida termine? Nada.

Es espacio será mi tumba de nada.

Me giro y observo la Tierra. Miles de millones allí abajo, todas con sus vidas, sin pensar ni siquiera en aquel hombre que, desde muy arriba, los observa, aquel hombre que se acerca a su fin.

''O'Connel, O'Connel...el... oxígeno... ayuda... europea...''

Ni me esfuerzo en comprender las inconexas palabras que salen del aparato que sobresale de la parte superior de mi traje. Me limito a seguir observando mi planeta natal, y a toda esa gente. A toda esa gente que no sabe nada.

Tiempo después, quién sabe cuánto, un pitido me alerta y frena de golpe mis desvaríos. El oxígeno se está acabando. 30 minutos más y todo habrá acabado. Mi tumba de nada me espera.

Inconscientemente, empiezo a respirar más despacio, dando pequeñas bocanadas de aire.

Quizás... quizás no quiera morir. Quizás quiera contarle a esa gente de allí abajo. Contarle lo que están ignorando ahora mismo.

Quizás... merezca la pena intentarlo.

Cojo la radio, decidido.

Definitivamente, no quiero acabar en una tumba de nada.