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Un día nublado. El aire era fuerte y el cielo era gris. Eso hacía que la piel de Harry se vea mucho más pálida y sus labios rosados resalten mucho más en su rostro perfilado con esa mandíbula tan marcada. Sin olvidar sus ojos, que cualquiera que los mirase, se perdía en ellos, era como el paraíso en carne y hueso.

Se dirigía con demasiada prisa a un centro comercial en busca de un anillo que pensaba regalarle a su padre. Debemos mencionar que Harry no se llevaba bien con su madre. Cosa que más adelante se hablará con más precisión. Harry odiaba a su madre y su madre lo odiaba a el. Simple. Pero es importante saber qué pasó entre ambos individuos.

Al llegar a centro comercial, las puertas de cristal se abrieron a la par para que el pase entre ellas. Él, busco con su mirada la joyería con rapidez. Al encontrarla, entró sin dudarlo y busco el anillo que más le apeteciera para su padre. Su mirada penetrante observó un anillo de plata con una joya negra. Fue como un amor a primera vista. Harry pensó por unos segundos si obsequiarle ese a su padre o quedarselo él. Optó por quedarselo él. Busco su talla y se lo midió. Sin pensarlo una vez más, fue directo a la caja y dejó el anillo frente al cajero.

- Hola, buenos días. ¿Sería todo lo que va a llevar, joven? - dijo el chico castaño, medianamente más pequeño que Harry, unos cuantos centímetros.

- Si, es todo. - regalo una sonrisa.

- Este anillo no llega al precio que tenemos permitido vender, está joyería es por mayoreo y tendría que llevar 3 artículos más de este precio o un poco más para poderle vender.

Mierda. Harry pensó. Para que el querría más joyería, si ese anillo le había encantado. Cierto, se olvidó de comprarle a su padre su obsequio pero... Ese anillo era perfecto para él mismo, no para su padre. Aparte no creía que le quedará algún anillo de ahí, ya que su padre tiene los dedos tan anchos que ya llevaba años sin usar joyería en sus dedos.

- ¿No puede haber alguna excepción? - suspiro dudando de la respuesta que le diera el joven de ojos azules, tan potentes como los de él.

- Bien, bien, no tengo permitido hacer esto pero... - rascó su nuca pensando en si era lo correcto - Podemos ir a otra joyería que es hermana de está y cobrarte ahí.

- Muchas gracias - sonrió satisfecho.

El joven de ojos azules, salio de detrás de la caja y dejó encargado a una chica que se encontraba ahi. Harry camino detrás de él siguiéndolo y observándolo. Se cuestionaba el nombre de esa persona tan amable y al mismo tiempo tan atractiva. Se cuestionó de nuevo preguntándose si sería gay. Harry soltó una risa y la causante eran sus pensamientos.

- ¿Cual es su nombre? - Vaya, pareciera que el chico atractivo le leyó sus pensamientos - Bueno, solo quiero saber a quién estoy ayudando - sonrió hacia él mientras seguia caminando -

- Harry Styles, y ¿el suyo?

- Louis Tomlinson, un gustó.

- El gusto es mío.

Llegaron a la tienda hermana de la joyería anterior y Louis llevo a la persona encargada de ahí el anillo.

- Hola Carl, te traigo este cliente que no puede pagar mucho más, bien, entonces quiero saber si le puedes hacer el favor de cobrarle esta única pieza, al parecer solo para eso tiene - Río burlón -

- Bien, está bien - dijo Carl tomando la pieza entre sus dedos y fue a cobrarla -

Harry seguia seguía sorprendido del comportamiento grosero y nada amable de Louis. Se sintió humillado y pago con vergüenza sin mirar a nadie más. Tomo su anillo y miró a Louis tomado de la mano de Carl. Salió de ahí con un mal sabor de boca.

Mentalmente se dijo que no volvería a comprar ahí y que debía de pensar otro regalo para su padre.

B L A C K R I N GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora