14- EL PROTOTIPO PERFECTO

35 4 0
                                    

Me escogieron para un experimento,
Nos escogieron.
No conocíamos nada de este mundo,
Hasta que salimos.
Y nos dimos cuenta,
Que si lo conocíamos.
Gente mala y perversa,
Nos lo oculto.
Solo nos queda,
Sobrevivir este momento.
El y yo.


Ella:

Las calles están oscuras, pero no me puedo detener hasta llegar a mi destino. Antes solía asustarme, pero ya estoy más que acostumbrada, los pies ya me punzan de tanto caminar descalza y el camino de la casa hasta aquí es largo, pero si me colocaba zapatos, me hubieran descubierto y si mi mama se despertaba me iba a ir muy mal y era lo menos que quería.

Aunque a ella no le importo, eso me lo dejo claro hace mucho tiempo, no le gusta que salga de noche, por un lado porque me podrían asesinar y ya no le serviría para el negocio de Marcos, y por el otro porque siempre que me voy no regreso hasta después de varios días, y eso a Martha no le gusta ya que me cree muerta o perdida.

Para cuando me atrevo a regresar, ya me está esperando con el ceño fruncido y con la mano lista para atacarme, y Marcos se aprovecha de la situación para encerrarme en el cuarto, no me da agua ni comida, a veces golpeo la puerta hasta que me salen llagas y grito para que me dejen salir y no lo hacen.

Muchas veces he intentado irme lejos; pero no soy capaz. Es como si prefiriera seguir sufriendo, a irme a otro lugar y ser feliz.

La felicidad es como un hilo entre las manos, que si se te cae es muy posible que no lo vuelvas a encontrar.

Una vez lo intente, me iba a ir por la noche, pero en el intento Marcos me descubrió y esa noche me hizo la vida imposible, dejándome claro mi lugar y que si intentaba huir me podría ir peor.

Mis pensamientos liberatorios se esfumaron, y desde ese día mis fuerzas se han ido debilitando y la esperanza se ha ido apagando, pero tengo fe de que algún día saldré.

Después empecé a refugiarme en el alcohol, en vez de ir a clase me iba a un bar. Allí conocí a mucha gente que me recomendaron unas pastillas, que eran mejor que el alcohol y sí que lo eran, me llevaban a un lugar inhóspito y olvidaba lo horrible que era mi vida.

Cada vez buscaba las pastillas con más intensidad y claro como todo, tenía que dar algo a cambio y como no tenía dinero, ¿qué creen que daba? Después sentí que no eran suficientes y mis amigos me llevaron a un lugar donde ellos eran socios, del cual no podía hablarle a nadie, a menos que fuera de confianza.

Ellos me cogieron cariño, lo que nos hizo muy buenos amigos, y decidieron darme toda la droga que quisiese, podría venir por ella en la noche y cuidarme de que nadie me siguiera, a cambio de que por las noches trabajara suministrándolas y aparte me darían un poco de dinero.

Martha no se dio cuenta de nada, pero Marcos sí, él sabía todos mis pasos.

Esa noche llego un cliente y yo iba ya con su porción. Me quede tiesa con la bolsa en la mano y no reaccione a tiempo para salir corriendo, me dio un puñetazo en la dar y me arrastro de los cabellos, grite pidiendo auxilio para que me ayudaran

Me lo quitaron de encima y a Marcos le prohibieron la entrada. Les agradecí mucho que me hubieran ayudado, ellos suponían que era un hombre fumado de más pero lo que realmente no sabían, es que era mi padrastro.

Regrese a la cada tres días después y me llevé la noticia de que trabajaría en el negocio de Marcos, el prostíbulo.

Esa era su venganza, por la paliza que le habían dado.

Jardín MuertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora