𝗣𝗿𝗼𝗺𝗲𝘀𝗮 𝗥𝗼𝘁𝗮 | ʙᴀɴɪɴɢ

Capítulo 4 | Confesión

La noche había llegado, los clientes que frecuentaban la taberna comenzaban a ir se y los demás pecados ayudaban a limpiar el lugar. Ban se encontraba en una de las mesas bebiendo solo, no sabía cuánto rato llevaba ahí pero desde lejos se podía notar que tenía un problema. Con el alcohol en su sistema, el zorro comenzaba a reflexionar sobre todo lo que había pasado y palabras que Jericho le dijo como consejo el día que lastimó a King. «Soy un imbécil. Debería dejarlo en paz.» Pensaba mientras daba el último trago de su cerveza.

—Ban, solo falta King. —Interrumpió Gowther sus pensamientos. Llevaba el uniforme de la taberna y dejaba un nuevo tarro con cerveza en la mesa.

—Soy una mierda... ya no quiero seguir haciéndole más daño a King. —Sus palabras sonaban de una manera arrastrada por el alcohol.

Gowther miraba con curiosidad y confusión las actitudes de Ban, no se le daba bien entender las emociones por lo que no comprendía que era lo que estaba mal. Estaba apunto de preguntarle algo al zorro cuando la voz del capitán llamando a Diane capto su atención. King y Diane se encontraban de pie junto a las escaleras, tanto Elizabeth como Howk se acercaron a ellos para preguntar por su estado.
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DIANE

Había algo raro desde que desperté, un extraño sentimiento en mi pecho. Tenía la sensación de que había olvidado algo y en cambio ese vacío se lleno con algo más. No lo entiendo, así como tampoco entiendo la repentina necesidad de querer ver a Gowther. Eso es lo más extraño, cuando desperté sentía que necesitaba de Gowther.

Cuando cruzamos miradas mi corazón comenzó a latir muy rápido, también sentía como el calor subía a mis mejillas y de alguna manera no podía apartar la mirada de él. Basta, Diane. Concéntrate. Sacudí un poco mi cabeza para regresar mi atención en la platica que tenia con Elizabeth, pero la voz de Gowther llamándome hizo que de nuevo me fijará en él.

—¿Cómo te sientes, Diane? —Su voz llamándome hizo que de alguna manera sintiera que podía derretirme por él. Basta, controlate. Este extraño sentimiento en mi pecho hace que me sienta feliz de que Gowther me preste atención. Esto es tan raro y confuso, ¿qué me pasa?

—Muy bien. —No pude evitar contestarle de una manera tímida y sonreirle.

¿Qué es esto en mi pecho que me hace querer estar con Gowther? ¿Me habré golpeado la cabeza al caer?
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Habían terminado de limpiar la taberna y cada uno se estaba yendo para poder ir a dormir. En ese pequeño lapso, King pudo notar los extraños y tímidos comportamientos que Diane estaba comenzando a tener con Gowther, fue algo que le extraño pero decidió preguntar después.

Habían pasado horas en las que no había podido dormir, Ban aun no llegaba al cuarto y había un extraño peso en su pecho. Estaba comenzando a preocuparse por cada minuto que pasaba, sabía que él podía cuidarse por sí solo pero aún así le preocupaba no verlo. Salió de la habitación en silencio para poder ir a buscarlo, ese asfixiante pesar en su pecho solo le hacía querer ver a Ban para sentirse mejor.

Los minutos pasaban de su búsqueda y no encontró a Ban por los alrededores, esto solo lo alarmó más mientras el sentimiento de necesidad y ansias crecían. Necesitaba verlo, necesitaba saber que estaba bien, necesitaba a Ban.

«Necesito calmarme.» Pensaba el hada mientras se sentaba en el césped a un lado de la taberna. Sentía una gran frustración por no poder controlar sus emociones cuando se trataba de Ban, siempre parecía como si hubiera una fuerza mayor obligandolo a no estar en paz si no estaba con él. Eso lo odiaba, odiaba a Ban y sus malditos sentimientos de los cuales no se podía deshacer.

Se llevó una mano al pecho sintiendo el latido de su corazón, la necesidad de querer saber de Ban no se iba. Mentiría si dijera que no estaba preocupado, pero jamás pensó que a tal punto. Estaba concentrado en calmarse así mismo y a sus raras emociones cuando sintió una mano en su hombro, esto lo sobresalto y al ver quien era se percato de que era él.