3- Me perteneces

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Advertencia: contenido sexual explícito, lea bajo su propio riesgo

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Tras salir de la fiesta los dos hombres subieron al auto de Percival, mientras el chofer lo encendía, el pelinegro no le había quitado las manos de encima en ningún momento, ya no quería dejarlo ir de nuevo.

-¿A dónde Señor Graves?-Preguntó el chofer evitando a toda costa mirar a la parte trasera del coche, ver como prácticamente el pelinegro estaba sobre Albus besándolo fogosamente.

-A mi residencia deprisa- No tenía tiempo que perder, quería a Albus entre sus brazos lo más pronto posible, mientras tanto tendría que conformarse con besar cada parte que le permitiera en el trayectoria, Albus estaba recostado en el asiento trasero mientras el hombre sobre él se dedicaba a besarlo con pasión, a probar cada centímetro de su piel, lamia su cuello y se sentía tan bien, como pudo negarse a estar así con otra persona por tanto tiempo.

Percival jalo a Albus para que se sentara, lo cual aprovechó para despojarlo su abrigo, dejándolo con su camisa blanca y corbata negra expuesto para él, se sentó sobre el pelirrojo mirándolo con una sonrisa, mientras se daba cuenta que la entrepierna de Albus estaba más que duro.

-Veo que estás tan emocionado como yo-

Albus le sonrió de vuelta

- Creo que lo estaba esperando desde el principio- Gellet se acercó hacia su oreja acariciando la mejilla de otro.

- Entonces debes saber exactamente lo que haremos esta noche ¿No es así Albus? - lamió su oreja para luego darle un suave mordisco.

- humm- gimió muy Albus, ese hombre solo estaba jugando con él, lo estaba provocando, quería enloquecer lo y valla que estaba funcionando de maravilla.

Ahora se dedicaba a probar su cuello, tal vez no habían palabras correctas para describirlo sin embargo era lo mejor que pudo tocar su paladar, lo más exquisito del mundo.

-Estas muy ebrio- podía olfatear el olor a alcohol en su ropa.

- Eres el culpable.

- Por supuesto que lo soy, pero sé que no eres tonto de hecho eres muy inteligente ¿Sabes que más se de ti?- preguntó cambiando de posición con el menor, sentándolo sobre su regazo, posando sus manos sobre la cadera del pelirrojo.

- ¿Qué más puedes saber?

- Se que deseas esto tanto como yo, y se que mañana estarás arrepentido y luego no tanto, por que en el fondo quieres que esté contigo- susurro en su oído mientras provocaba un escalofrío que recorría su cuerpo, desde su cuello hasta la planta de los pies.

El pelinegro comenzó a masajear la entrepierna sobre sus pantalones, sin siquiera dejarle un pequeño respiro para asimilar lo dicho por él.

Albus aún sobre el regazo de Gellert comenzó a retorcerse de placer, propinado por ese hombre, pero también quería tocarlo, deseaba participar en el juego de ese hombre.

Posó sus manos sobre el pecho ajeno intentando deshacerse de la estorbosa ropa, el otro seguía dando atención a su miembro sin parar de dar chupetones a su cuello, sus manos a diferencia de las de Albus, traviesas y ágiles ya estabas explorando debajo de su camisa apretando y masajeando por donde pasaban.

-ahhh!- gimió Albus al sentir como Gellet embestía de manera "involuntaria" su trasero, el pelinegro sonríe tomándole el rostro.

- gime para mi chico bueno-

Los pantalones estaban apretando tanto que en cualquier momento harían saltar los botones.

Gellet siguió dando leves embestidas mientras lo besaba fogosamente, el era quien guiaba el beso, demandante ya que Albus estaba demasiado excitado y ahogaba sus gemidos en la boca del pelinegro, mientras las manos de contrario comenzaron a acariciar el buen tracero del ojiazul, caricias que se transformaron en apretones tan fuertes que seguro dejarían marca.

 -OESED- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora