Capítulo 7

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Paulo no se lo pensó dos veces y dejo caer su cuerpo sobre el de ella, Oriana tembló ante la sensación pero cuando el, como ya era típico, la beso, dejo de pensar y empezó la acción.
Con sus manos acariciaba la fuerte, suave espalda de él, y con la yema de los dedos se memorizaba cada línea y la localización de la recta columna.
Los besos de él comenzaron a bajar por el cuello de ella con pasión succionando su deliciosa piel dejándole huella de su paso, ella comenzó a jadear cuando mientras una de las manos de el bajaba su tira de la fina camisilla se aproximaba a sus pechos besándolos por encima.
-Paulo...esto no esta bien...-Dijo ella mientras el saboreaba sus pechos ya con su camisilla por la cintura y su sujetador esparcido por la habitación.
-¿Por qué? Es lo que hacen los matrimonios cuando se quieren ¿no?-
-Si pero yo...-
El no dejo que dijese su tonta excusa ya que esperaba lo que diría y volvió rápido a unir sus labios atrapando su boca para silenciarla, entonces ella se dejo llevar por completo, mientras se besaban él levantaba el cuerpo para seguirle quitando la camisilla hasta que se deshizo de ella, el se sostuvo con sus rodillas sobre la cama con el cuerpo de ella en medio y se quito la camisa sacando por el cuello con agresividad luego la tiro a un lado y la volvió a besar para girar dejándola encima, Oriana bajo las manos hasta su pantalón y comenzó a bajar la cremallera de este, creyendo que sus manos tenia vida propia, pero en el fondo sabia que ella lo deseaba, sin detenerse le quito los pantalones con un movimiento de él para desaparecerlos de su vista, de nuevo giro volviendo a la posición inicial, el acaricio la pierna suave de ella doblándola hacia arriba mientras le continuaba besando, cuando su mano llego hasta su braga ella tembló y cerro los ojos con fuerza.
"Es solo un sueño, solo un sueño" se repetía como si aquello fuese algún tipo de pecado, el comenzó a moverse sobre de ella para deshacerse de la prenda y sin ser aposta estaba excitando más y más a la joven que sentía como el aire fresco de la mañana la abrazaba por completo y el miembro de el chocaba una y otra vez con su intimidad más preciada, haciéndola sentir deseosa cuado la prenda llego a sus tobillos el se detuvo dejando caer todo su peso sin dañarle por su abultada ya barriga y ella hizo con su propio pie dejo que las braguitas negras cayeran bajo la cama.
Ahora estaba completamente desnuda así que más por desigualdad que por vergüenza ella le quito los boxer apresuradamente, para quedar por fin en las mismas.
En ese momento Oriana no se arrepentía de nada, estaba deseosa de estar allí y aquello le estaba volviendo loca, sus caricias, su roces, sus besos, sus labios recorriendo su cuerpo, sus dedos tocandolo todo como si de porcelana fuera. La hacían sentir una princesa débil e indefensa que jugaba con su protector a algo prohibido y eso, desde aquel momento lo había hecho más atractivo para ella.
Hasta que él separo su cuerpo del de ella y sin ningún tipo de aviso, experiencia o algo por el estilo lo volvió a juntar con velocidad, provocando una sensación que desconocía la que activaba todos sus instintos y nervios, al principio se asusto más por que grito y la sensación nueva que por otra cosa, luego, cuando empezó a ver que el al igual que ella también gemía y jadeaba como loco relajo de nuevo su cuerpo dejando que el placer se apoderara de ella, esa era su primera vez...en sueños, un sueño muy real, pero al fin y al cabo su primera vez fuese donde fuese o como fuese.
-Te amo-Susurro Paulo sobre sus labios exausto y le dedico una tierna sonrisa-
-Yo tambien te amo Paulo-ella sonrio y beso sus labios, no podia creer que Paulo Dybala haya sido el primer hombre en su vida y si era un sueño, lo habia disfrutado como nunca.

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