PRÓLOGO INTRODUCCIÓN

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El presente material está compuesto por 4 libros, los cuales incluyen diversas lecciones, consejos, ejemplos, preguntas y sobre todo una guía para trabajar en el discipulado, espero que les ayude y sea de mucha bendición.

A continuación se presenta la introducción-prólogo el cual estará dividido para una mejor comprensión, ya que es algo extenso.

SER Y HACER DISCÍPULOS EN EL SIGLO XXI es un recurso especial para formar discipuladores. El propósito es que sea una herramienta afilada en las manos de los pastores y maestros para este fin y que contribuya a desarrollar un sistema de discipulado en la iglesia local. Ayudará a ampliar nuestra perspectiva del discipulado al presentar un panorama más completo del proceso de transformación que se da en el nuevo creyente hasta que llega a ser un discípulo hacedor de discípulos. En este proyecto, he unido mis cuatro libros de discipulado en uno solo para presentarlo como un manual para el discipulador.

EL SIGNIFICADO DE SER DISCÍPULO DE CRISTO

Ser discípulo es responder al llamado de establecer una nueva relación principal y prioritaria con el Señor (véase Lc. 14:26).

Jesús llamó a los discípulos para estar primeramente con Él y luego enviarlos a predicar. Es lo que LeRoy Eims en su libro el arte perdido de 1 discipular llama "el principio de la asociación." El discipulado implica la renuncia a toda relación principal quedando las demás relegadas a un segundo plano. "Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo". Oswald Sanders explica que la palabra aborrecer en este texto 2 significa simplemente "amar menos." El Señor no se contradice cuando nos manda primero a que amemos y honremos a nuestros padres, y después nos dice que los aborrezcamos.

Ser discípulo es responder al llamado de vivir una vida de renuncia y entrega.

Abraham dejó su tierra y su parentela para recibir la promesa de una nueva tierra, una familia innumerable y una descendencia que bendeciría a todas las familias de la tierra (véase Gn. 12:1-3). El apóstol Pablo dijo que: "...sería heredero del mundo..." (véase Ro. 4:13), y ...que los que tienen fe, estos son hijos de Abraham (Gá. 3:7).

Moisés dejó a Egipto para ser el libertador, gobernador, legislador y profeta del pueblo de Dios (véase Hch. 7:35-37).

El Apóstol Pedro dijo al Señor: "Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido..." (Mt. 19:27).

El apóstol Pablo respondió a ese llamado, y en reiteradas ocasiones da testimonio de ello: "...ni estimo preciosa mi vida para mí mismo..." (Hch. 20:24). "Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo" (Filipenses 3:7-8)

Renuncia y entrega es renunciar a todo lo que posee, renunciar a su familia, renunciar a su propia vida (véase Lc. 14: 25-27, 33).

Renuncia y entrega es crucificar la carne con sus pasiones y deseos, es llevar la cruz cada día, es ser crucificado juntamente con Cristo, es "ser obediente hasta la muerte", es morir al yo para que Cristo viva en nosotros (véase Gá. 2:20).

Ser discípulo es responder al llamado de seguir a Jesús. Nuestro llamado al discipulado viene directamente del Señor, y cuando lo recibimos nuestra decisión incluye el compromiso de seguirle.

Seguir a Jesús es dependencia. Es cerrar los ojos y no ver un túnel oscuro o una luz azul, sino solo a Cristo, que va adelante de nosotros despejando y marcando el camino por donde debemos andar.

Seguir a Jesús es imitarlo. El mismo dijo: "...Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón..." (Mt. 11:29). "Que os améis unos a otros; como yo os he amado..." (Jn. 13:34). El apóstol Juan dice: "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo" (1 Juan 2:6).

Seguir a Jesús es sufrir por él. Jesús dijo a sus discípulos: "Seréis odiados por todos por causa de mi nombre..." (Mt. 10:22). "...El siervo no es mayor que su Señor". "Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán..." (Jn. 15:20). El apóstol Pedro dijo: "...Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas" (1 P. 2:21). El que no está dispuesto a padecer por la causa de Cristo, no es digno de ser su discípulo. "Para el creyente del segundo siglo ser discípulo podría incluir 3 caminar en las huellas empapadas de sangre que Cristo dejó bajo la cruz."

La exigencia de seguir a Jesús significa que todos deberían unírsele 4 para lograr lo que vino a hacer, lo cual nos reitera constantemente. "El Hijo del hombre... para dar su vida en rescate por todos" (Mr. 10:45). El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10).

Ser discípulo es responder al llamado de vivir la Palabra (Juan 8:31- 38)

"Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (vv. 31-32). Para vivir en la Palabra debemos amarla, disciplinarnos para leerla, escucharla, estudiarla, meditarla y memorizarla con la disposición de obedecerla. "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti" (Salmo 119:11). "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama..." (Jn. 14:21). "El que me ama mi palabra guardará..." (Jn. 14:23).

Para vivir en la Palabra debemos ser enseñables, sentarnos a los pies del Maestro. Un discípulo no es el que piensa que todo lo sabe, sino el que siempre está dispuesto a aprender.

SER Y HACER  DISCIPULOS EN EL SIGLO XXIWhere stories live. Discover now