Capítulo 2

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POV Isadora

Le había insistido a Nico que quería volver a entrenar luego de una semana completa que había pasado encarcelada en la enfermería. Él se había resistido hasta que estuve a punto de golpearlo. Finalmente logré que aceptara y por ello me alisté para ir al campo. Fui sola a mi habitación en la sala común. Me sorprendí un poco al ver que todas mis cosas estaban en el mismo lugar en el que las había dejado. Me puse ropa negra, como la que siempre utilizaba para entrenar y salí hacia el campo de entrenamientos. Al llegar, Nico ya tenía su espada en la mano y estaba listo para entrenar. De la carpa a su lado salió Percy con cara de preocupación.

–¿Invitaste a Jackson? –reclamé al nomás llegar.

–Hola... Isadora –saludó calladamente.

–¿Por qué diablos estás vistiendo una blusa verde? –preguntó Nico de la nada mientras sonreía–. Tú odias el verde y más cuando es verde oscuro como esa blusa.

–Claro que no es verde. Es negra –contradije yo. Nico solo negó y se acercó a mí tomándome de los hombros.

–Isadora, es verde –reí levemente y lo obligué a soltarme–. ¿No la ves? –Dirigí mi vista a mi aparente blusa verde y negué–. Pues te digo que es verde.

–No estamos aquí para hablar de mi blusa, Nico –lo molesté graciosamente, agradeciendo que no cuestionara mi falta de diferenciación de colores–. Vamos a entrenar porque estás muy debilucho –reí ante mi comentario mientras Nico me veía un tanto molesto.

–¿Entrenar? ¿Crees que es una buena idea? Isadora, estás demasiado débil. No puedes entrenar –protestó Percy que hasta el momento no había hablado.

–¿Y? Precisamente por eso estoy aquí, para recuperar fuerzas. Además, ¿quién eres tú para decirme qué hacer? –ataqué de vuelta. No pensaba estar soportando a Jackson.

–¿Entrenamos? –Propuso Nico con emoción, cortando la interacción entre Percy y yo, por lo que él regresó cabizbajo a la carpa. Yo solamente asentí y toqué mi muñeca para tomar mi daga. Me asusté al no encontrar mi pulsera en su lugar habitual–. Yo tengo tu pulsera –comentó Nico–. No quería que cayera en malas manos.

La tomé y la convertí en daga con inquietud. La sentí un tanto más pesada de lo que normalmente percibía así que al principio me costó acostumbrarme. Empezamos a luchar, al principio me desarmó unas cuantas veces, pero después logré acostumbrarme un poco.

–No eres tan mala como recuerdo –dijo Nico molestándome.

–¿Ah, sí? Pues para mí sigues siendo igual de torpe –lo molesté de vuelta. Nico solo bufó y me volvió a atacar. Esta vez logré defenderme mejor y seguimos luchando hasta que por fin logré desarmarlo.

–Esperaba que estuvieras toda debilucha –reí sarcásticamente ante su tonto comentario.

–Nico, solo morí, sigo siendo la misma de siempre –se sentó en la grama y me vio.

–Increíblemente hiciste que me cansara –sonreí levemente–. Lucha con Jackson, se merece ese premio –vi a Nico y estuve a punto de reír. Jackson sacó la cabeza por la entrada de la carpa y me vio. Lo llamé con la mano y él fue muy tímidamente en mi dirección.

Nos colocamos en posición de ataque y empezamos a luchar. Jackson obviamente no estaba dando todo de sí, pero cuando estuve a punto de desarmarlo se dio cuenta de que no estaba tan débil como él creía. Entonces llegó una señora bastante mayor vestida de una manera muy ridícula, con un gorro en su cabeza.

–Deténganse –ordenó de manera autoritaria

–¿Y nosotros deberíamos de hacerle caso porque...?

Mi Razón de QuedarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora