Shikamaru Shinden: Una Nube Bailando en Pétalos Caídos Abandonados.

Capitulo 10

 Shikamaru estampó la pila de papeles frente a él, pero su mente estaba llena de pensamientos sobre El País de la Tierra y las negociaciones. Por esa razón, su mente estaba bloqueando todas las voces en la habitación, había estado sumido en sus pensamientos durante días. Alguien tendría que gritar muchas veces para llamar su atención.

En la última reunión de los Cinco Kages, había amenazado a las otras naciones como Konoha, todo estaba atascado. Trató de decirle a Naruto que no había soluciones concretas para la Aldea Oculta entre las Rocas, pero no había nada que se pudiera hacer, por ahora, solo esperando y viendo.

Rou y Soku todavía estaban en contacto, sus informes fueron reduciendo gradualmente las acciones de Iwagakure. Los ninjas de la Aldea de la Roca parecían haberse reunido, preparándose para despachar en cualquier momento.  

Ese no era un día que estaba deseando. Shikamaru no quería esperar a que viniera. El camino era débil, pero él podía entenderlo. Solo hablar con shinobis no lo aclararía.

Después de todo, las acciones de los Shinobis fueron influenciadas por la avaricia y los deseos del Señor Feudal. Las Cinco Naciones solo empeoraron por esa influencia.

Se decía que la raíz de la existencia del shinobi era la batalla, entonces en el mundo ideal de Shikamaru, ya no existían. Para él, sería bueno que el ninja dejara de serlo. Su ideal podría haber sido una fantasía ridícula, pero sabía que la tragedia de la guerra nunca debería repetirse.

No habría necesidad de ninjas cuando la guerra desaparezca.

El chakra y el jutsu de un shinobi son muy útiles para una civilización. Si otras personas que no fueran ninjas pudieran usarlo, el mundo sería incluso mejor.

Ese ideal solo se podía realizar cuando tenían paz permanente. Si se usara mal la tecnología ninja, destruiría el mundo. Eso estaba claro, especialmente desde la última guerra.

La paz no existiría hasta que el miedo y el odio al poder de un shinobi dejaran de existir. Es por eso que él creía que la tecnología debería ser compartida.

El camino a su ideal era evidente, pero no se daría por vencido hasta que llegara el día. De lo contrario, todo su trabajo a expensas de su familia sería en vano.

Alguien lo llamaba desde el otro lado de su montaña de papeleo.

"-Ru san..."

La voz de una mujer. Perdido en sus pensamientos, siguió trabajando.

"Kamaru-san..."

Uf, cállate...

"¡Shikamaru san!"

Su voz atravesó sus oídos y sus pensamientos. Él levantó su cabeza y miró a sus ojos.

Allí estaba su rostro, sus brazos separaban las montañas de papeles. Era la hija de su antiguo maestro.

"¿Qué pasa Mirai?", Preguntó.

"¿Qué pasa? ¿¡Cuánto tiempo te tomó notarme!?", Gritó.

Solo Mirai le habló a Shikamaru así, al igual que su padre.

Ella tenía sus manos en sus caderas.

"Si te estás concentrando, ¡no pongas tu mano de círculo debajo del escritorio!", Gritó.

"No tengo tiempo para preocuparme por cosas así, no importan", respondió. 

"¿Qué vas a hacer cuando alguien traiga algo en lo que no tienes tiempo para pensar?"