O.S. Hechizo de Luna |Virgato|

Primera Parte

Se movía saltando de un lugar a otro ayudado por el oscuro manto de la noche que lo cubria de ser visto, su tarea era sencilla, entrar al lugar, ya sabía donde estaba lo que buscaba y solo debia tomarlo y sacarlo.

Un tesoro que suponia valioso porque muchos antes que el lo estaban buscando, la leyenda decia que aquella mitica joya hechizaba a quienes la veian haciendo que la desearan solamente para ellos.

Sus motivos eran diferentes, el la queria por el valor que tenia, iba a venderla, el dinero valia mas para el.

Pero su intromisión se vio interrumpida cuando en el horizonte vio el brillo de la luna que se asomaba quitándole el anonimato que le otorgaba la oscuridad.

Se quitó la capucha descubriendo sus rizos para luego soltar un sonoro suspiro, sabía que esa noche era perfecta para ejecutar su plan y poder apoderarse de la joya pero no contaba con el brillo de la luna.

Se sintió frustrado y se sentó en el techo de esa casa, sin el velo de la noche cubriéndolo sus oportunidades eran nulas a pesar de saber que solo se encontraba una persona dentro de la casa.

Sin embargo despues de un tiempo pudo ver que la luna parecia estar siendo cubierta, un eclipse estaba sucediendo, agradeció a su suerte y cuando el brillo de la luna habia disminuido casi totalmente entró en aquella casa con cuidado de no hacer ruido.

El camino lo sabia de memoria, dos veces a la izquiera desde la puerta de la cocina de ahi debia entrar en la puerta que estaba al frente.

Pensó que debia de haber confundido el camino porque vio que esa era una habitación en la que se encontraba un chico descansando en la cama.

Se acercó a él y apesar de la escasa luz pudo ver su rostro a la perfección que parecía combinar con la penumbra, pero lo que mas llamaba su atención era sus carnosos labios.

Se iba acercando a él, no supo porque pero se sntia atraido a besar los labios de ese chico pero un singular brillo lo detuvo.

Un pequeño destello de color fucsia que parecia salir de su cuello, fue entonces que vio lo que estaba buscando.

Un pequeño rubi con forma de corazón que estaba atado a una cadena alrededor del cuello del chico durmiente.

Soltó un suspiro al ver que la tarea de sacarlo seria un poco mas dificil de lo que pensaba. Estaba en silencio parado a un lado de la cama esperanfo el momento perfecto para tomarlo y escapar.

Su mente empezó a maquinar un plan o talvez varios en los que terminaba siendo frustrado por sus propias ideas, pero no podia darse por vencido.

Subio a la cama de la forma mas suave que pudo, se acomodo sobre el cuerpo de aquel chico, llevo sus manos hacia su cuello, esa era la mejor posición para tomar ventaja si se despertaba.

Con cuidado buscó la unión de la cadena para soltarlo y empezó a tirar del rubi para tomarlo y huir.

-Si fuera tu lo soltaría- dio un respingo al escuchar esa voz. Tan concentrado entaba en su labor que no notó que el chico había despertado.

-Te equivocas- le respondió -Te deberias de haber quedado callado-

Joel llevó una de sus manos lentamente hacia su bota en donde escondía una pequeña daga, algo util para defenderse aunque nunca lo habia usado para robar por lo sigiloso que era, pero no podia dejar evidencia y el chico habia visto su rostro.

De nueva cuenta estuvo tan concentrado que no pudo notar el momento en que ese chico tomaba el cuchilo que habia estado oculto bajo su almohada y se lanzaba hacia el, tuvo que hacer un movimiento agil para esquivarlo aunque no fue del todo, el filo rozo uno de sus brazos realizandole un corte que, aunque no era profundo, era doloroso.

Cayó al piso por esquivar otro golpe con el cuchillo, ahora solo le quedaba correr, esperaba que lo dejara irse aunque aun con la gema en su poder lo dudaba bastante.

Se levantó y empezó a correr pero por los pasos detras de él sabia que le estaba siguiendo, su ruta para una salida rapida también la estudió, una vez a la izquierda y debia seguir ese pasillo hasta la puerta del fondo, que supuso lo llevaria a un jardín que colindaba con un bosque por el cual podia huir.

Casi suelta un grito de frustración al darse cuenta que el jardin tenía un cerco que no pasaría fácilmente y que no era mejor para el huir.

-Ya te tengo- escuchó detras de el.

Volteo a verlo pero apenas podia, el eclipse ya estaba llegando a su maximo punto y sin ninguna fuente de luz cercana se le dificultaba verlo.

Solo cuando estuvo cerca supo que ese chico le estaba sonriendo, una sonrisa encantadora, le sorprendió bastante.

-¿Como te llamas?- le preguntó manteniéndose a una distancia un poco cercana.

-Joel- le respondió ocultando la joya detras de su cuerpo.

-Joel, dame eso y prometo dejarte ir, no le diré a nadie-

-No te creo-

-Por favor-

Al notar que Joel no le daría ninguna respuesta comenzó a acercársele para tomar el rubi por su cuenta.

El rizado se quedo congelado en su lugar, no pida huir, no tenia salida, se sintió acorralado y a pesar de ver que se acercaba no se movio.

El eclipse llegó a su máximo punto y la luna podia verse totalmente roja y brillante, en ese mismo momento fue cuando Christopher tomó la mano de Joel para quitarle el rubí y en ese momento un haz de luz de la luna los alumbró.

Joel pudo notar los brillantes ojos mieles del castaño mirarle fijamente, ninguno de los dos se movió mientras la luna los alumbraba y el contacto visual solo se rompió cuando la luz desapareció, ambos estaban un poco aturdidos y Joel aprovechó eso para escapar, saldría por la puerta del frente para irse.

[…]

Su escape fue perfecto y aunque desde ese dia habia algo que le molestaba, que no le dejaba tranquilo se propuso estar en paz.

Llevaba el rubi oculto en sus ropas porque no se había atrevido a deshacerse de este, cada vez que queria venderlo un par de ojos mieles llegaban a su mente y una opresión en su pecho se hacia presente.

Sus pasos de manera inconsciente lo llevaron hacia un lugar que hace bastantes dias rondaba su cabeza.

Tocó la puerta y esperó a que ese chico fuera el que le abriera porque no podría enfrentar a nadie mas que no sea él.

Sintió sus pies temblar al ver la puerta de madera ser abierta y apenas el chico de ojos mieles lo vio se acercó a él para unir sus labios en un beso.