De que me sirve tu boca
Si se te caen los besos y los recojo humillado—Si yo juego o no a algo eso no es de tu incumbencia—se limitó a decir la pelirroja mientras miraba a un costado, ahora sentado en la cama.
—¿Y si decido contarle a Natsu?—a Erza le pareció que el mundo se le iba a desplomar encima, cuando más rápido pensaba en librarse dejan problema aparecía otro.
—No te creerá—le contestó indiferente a aquel singular personaje del que había tenido la suerte de conocer cada mínimo detallen.
—¿Tan segura estás?—le sonrió seductoramente mientras acortaba la distancia.
—Si, además, si vas a contarle de mis amoríos ve y hazlo, pero cuéntale también que te acostaste conmigo y que ese amigo en el que tanto confía es en realidad un completo extraño, porque estoy segura de que si él supiera que te acuestas con mujerzuelas no nos habría presentado—el Fernándes estaba atónito, pero recobró la tranquilidad y las palabras para contraataque.
—¿Te cuentas entre esa lista de mujeres?—interrogó entonces y ella le regaló una sonrisa mientras negaba.
—Entiendo que no estés acostumbrado a tratar con mujeres de mi nivel pero aprende al menos a clasificar—le guiñó ella el ojo mientras él se mordió el labio, la tensión sexual que había en el ambiente.
—Entonces vamos a pasar a la segunda etapa. Natsu me dijo que si veía la posibilidad de que pudiéramos salir que lo hiciéramos, que avanzara—la pelirroja le sonrió acercándose un poco a él.
—Si, yo también veo la posibilidad de que salgamos, y es 0.0001 %. Yo que tú comienzo a plantearme la situación. ¿Cómo sabes que yo estoy interesada en tí?—esta vez el que sonrió fue Jellal, con esa picardía sensual que le salía de naturaleza.
—Como me miras, como tus pupilas se dilatan, como me hablas—Erza se echó a reír.
—Darling, vine programada para tratar a los hombres así, esta atención no es para nada exclusiva.—el muchacho se revolvió el cabello incómodo.
—¿Por qué estás en cama?—trató de cambiar de tema para aliviar la presión entre ambos.
—Tuve un accidente con las escaleras y de momento estoy parapléjica, pero pronto regresaré a mi ambiente—dijo sin ánimo de explicar.
—Uy que mal por tí, en ese estado no vas a poder revolcarte con media Europa—le regaló una sonrisa pícara.
—Me estás confundiendo contigo—respondió ella con la misma actitud.
—Vamos pelirroja, dame una oportunidad, lo que tengo de sexy lo tengo de buen partido, no creo que quieras perderte esto—guiñó un ojo al tiempo que se señalaba de los pies a la cabeza, y vaya que a Erza le parecía sexy, tendría que estar ciega para no verlo.
—Cuanta seguridad, ¿Nunca te han mandado a la friendzone pretty boy?—preguntó la de cabellos escarlata con ironía.
—Por supuesto que no—le sonrió este sin siquiera analizar la pregunta.
—Pues ve llamando y haciendo la reservación porque yo te estoy haciendo el pasaporte para tu vuelo VIP con ese destino—dijo ella y él se rió.
—Me encanta tu sentido del humor, dame una oportunidad—Erza se cruzó de brazos.—¿Izquierda o derecha?
—Izquierda—dijo mecánicamente y con pocos deseos.
—Derecha—murmuró él casi imperceptible—¿Música clásica?