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—¡Fíjate! —exclamó Yoongi, su voz cargada de una molestia que no tenía sentido. ¿Qué demonios le irritaba tanto? Él mismo había tirado la maldita libreta. No podía ser más idiota, ¡lo odio con cada fibra de mi ser!

El enojo que me recorría el cuerpo era tan intenso que no me di cuenta de que mi aroma comenzó a escapar, impregnando el aire a mi alrededor.

—¡¿Fijarme yo?! ¡¿Perdón?! ¡Fuiste tú quien la tiró! —repliqué, mi voz elevándose con una furia incontrolable. Lo enfrenté sin miedo, desafiándolo con cada palabra. Yoongi, con su apariencia de dios griego, no me intimidaba en lo más mínimo. Me levanté de mi asiento, sintiendo la sangre hervir en mis venas, y lo miré directo a los ojos, dejando que mi enojo se reflejara en mi mirada.

—Claro que no. ¿Por qué haría algo así? ¿Quién te crees para hablarme de esa manera? ¡Recógela! —dijo, cruzando los brazos con una actitud arrogante, exigiendo que recogiera su libreta. El descarado realmente esperaba que yo me humillara de esa forma. ¡Ni en un millón de años!

—¡Recógela tú! Tienes dos malditas manos, ¿no? A menos que estés inválido, lo cual dudo. ¿No puedes agacharte, abuelo? —respondí con una voz cargada de sarcasmo, disfrutando de cada segundo en que su rostro se tensaba de rabia. Solté una risa baja, saboreando la pequeña victoria que sentía en ese momento. Parecía que el juego había cambiado, Min Yoongi.

Yoongi abrió la boca, dispuesto a lanzarme otra de sus respuestas venenosas, pero lo fulminé con la mirada, haciéndolo callar antes de que pudiera decir algo más.

—Qué odioso eres, niño —dijo, su voz ahora cargada de cinismo—. ¿Qué más podría esperar de alguien como tú? Solo recoge la libreta y acepta tu lugar aquí —continuó, con la molestia claramente pintada en su rostro, pero no me afectó en lo más mínimo. No permitiría que un Alfa sin cerebro me hiciera sentir menos.

—Podrás llamarme lo que quieras, pero no voy a recoger tu tonta libreta —respondí, cruzando los brazos con firmeza. Lo ignoré deliberadamente, aunque el ambiente a nuestro alrededor se había vuelto insoportablemente tenso. Podía sentir cómo la atmósfera se volvía pesada, casi asfixiante. Sabía que si Yoongi no se marchaba pronto, el conflicto escalaría aún más.

Yoongi estaba tan enfurecido como yo, y el aroma que liberaba comenzó a mezclarse con el mío, envolviendo el salón en una mezcla intoxicante de jazmín, bayas, vainilla y pino. Pero había algo más, un tercer aroma que solo nosotros dos éramos capaces de percibir, algo primitivo y embriagador que resonaba en lo más profundo de nuestro ser.

Taehyung, siempre el pacificador, se acercó con cautela, intentando aliviar la tensión entre nosotros. Se agachó y recogió la libreta del suelo, entregándosela a Yoongi. Yo lo miré con una mezcla de indignación y frustración.

—Perdón, es algo necio... —dijo Taehyung, bajando la cabeza en una reverencia. Yoongi lo miró fríamente antes de marcharse, sin molestarse en agradecerle.

—¡Ni siquiera las gracias te dio! ¡Es un maldito idiota! —gruñí, con la rabia a flor de piel.

—Ya, Jimin. Recuerda que su padre es el director. No quiero que te expulsen por una tontería como una libreta —me reprendió Taehyung, su tono de voz reflejaba tanto preocupación como una leve exasperación.

—Me da igual, Tae. ¿Quién demonios se cree que es? Cree que puede hacer lo que le dé la gana solo porque su padre es el director. Cree que puede tratar a la gente como basura. Es un irrespetuoso, grosero y, además, un creído —respondí, con la voz temblando de furia. Sentía mi rostro enrojecer por la ira. ¿Cómo podían dejar que alguien como Yoongi se saliera con la suya? Hacía lo que quería, intimidaba a quien le placía, todo porque su papá era el director. Estaba mimado hasta el extremo.

—Ya, Jimin. No puedes hacer nada al respecto. Ves lo necio que eres. Hasta tu aroma está por todo el salón —dijo Taehyung, intentando calmarme, pero sus palabras solo lograron irritarme más. Traté de tranquilizarme, consciente de que mi fuerte aroma estaba incomodando a los otros omegas en la sala.

—Lo sé, Tae, pero no puedes dejar que ese idiota te mande. ¿Por qué levantaste su maldita libreta? Él podía hacerlo, no está inválido. Es un abuelo. No vuelvas a hacerlo, porque yo mismo te daré una paliza. No puedes ser un simple sumiso frente a los Alfas o a esos idiotas que se creen mejores que nosotros. ¡De seguro la tienen pequeña! —dije, mirando a Taehyung, quien no pudo evitar reír ante mi comentario.

¿Qué es lo que le da tanta gracia? Tal vez no haya visto una, pero se nota desde lejos que la tienen más pequeña que un gusano.

—Está bien, ya no lo volveré a hacer. Pero cálmate, se te van a salir los ojos del coraje... Me das miedo cuando te enojas —dijo Taehyung, riendo. No pude evitar unirme a su risa al darme cuenta de lo que había dicho. Estaba tan furioso que no medí mis palabras con Tae.

Tal vez, y solo tal vez, soy un poco necio, pero eso no me hace igual a Yoongi.

La profesora llegó poco después, y la clase transcurrió con normalidad. Un chico nuevo llegó; su nombre era Seokjin, y me cayó bien de inmediato. Era un omega hermoso y con una sonrisa encantadora.

Se sentó junto a Tae, y en poco tiempo ya estaban discutiendo por comida, solo para terminar riendo juntos. Otra persona que no parecía de este mundo. Claro, traigan más raritos. De alguna manera, sentía que me llevaría bien con él; la gente en esta escuela no era nada normal, ni siquiera la cocinera.

La risa de Jin llenó el salón, y me quedé perplejo al escucharla. Su risa era tan particular, que no podías evitar sonreír al oírla. Sonaba como el vidrio siendo limpiado, clara y vibrante.

Sus chistes eran malos, pero nos hacían reír a carcajadas. "La intención es lo que cuenta", solía decir mi maestro de matemáticas, un idiota que me reprobó todo el año mientras repetía esa frase.

Gracias a Jin, recibimos algunos regaños de la maestra, pero cada uno de ellos valió la pena. Incluso hicieron la clase más divertida.

Nunca había disfrutado tanto una clase como hoy. Ni siquiera me acordé del incidente con Yoongi en la mañana... aunque todavía podía sentir su oscura mirada clavada en mí.

Te odio Min Yoongi (yoonmin omegaverse) ReescribiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora