•Two

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  El viento fresco me hizo temblar, me cubrí con mis propios brazos, tratando de subir mi temperatura. El dolor seguía presente, pero se iba calmando a medida que avanzaba. Malditos padres locos que piensan que una omega va a violarme.

  Ví a lo lejos los árboles y comencé a correr, mi lobo estaba emocionado por jugar en el pasto como loco. Casi no notaba el frío que tenía por estar corriendo. Cualquiera que me vea pensaría que no estoy muy bien de la cabeza, si piensan que yo soy rara no querrán ver a mis padres.

  Me estaba emocionando demasiado, tenía miedo de que mi collar se active por ello, correré el riesgo, tal vez así llame a mis padres y me dejen entrar.

  Llegué totalmente cansada, y solo me tiré en el césped, cerrando los ojos. Buscaba absorber la mayor cantidad de aire, escuchando como mi corazón no dejaba de latir con fuerza. Ya pasado un rato mi respiración era normal, pero mis latidos estaban alterados. Decidí ignorar eso, aunque sea mi dolor había desaparecido.

  Un aroma algo familiar llegó a mi, no recordaba muy bien quién era pero estaba segura de que conocía a esa persona, de todas formas no me levanté.

  Algo me pisó la pierna por lo que chillé de dolor. Abrí los ojos, encontrando a alguien cubierto por una capucha. Llevaba un gran abrigo, y pareció asustarse con mi ruido.

—Lo siento, no te ví.—Era normal, no habían luces por ahí, estaban rotas, así que si no prestaba atención podría chocar a mucha gente. Esa voz.

—¿Zafiro?—Al parecer no me había visto bien. Se quitó la capucha, revelando que si era ella. Sus ojos estaban rojos, cosa que noté porque no llevaba sus lentes, y tenía la cara un tanto roja, tal vez por el frío.

—¡Rubí!—De la nada saltó sobre mi, abrazándome. Escondió su cabeza en mi pecho, y no pude más que envolverla en mis brazos. Su aroma era como de tristeza, y por sus ojos supuse que había estado llorando. Liberé mi olor para calmarla, y al parecer funcionó.

  No parecía muy consciente de lo que hacía, estaba más preocupada por ser consolada, y yo no me negaría, su cuerpo me ayudaba con la baja temperatura. Estaba calentita y cómoda.

  Comenzó a llorar, desesperada, tratando de pegarse más a mi, okay, intentaré mantener la calma o el collar se activaría si siente que me emociono demasiado. Mi corazón estaba muy alterado, y no podía dejar de olfatear su cabello. Dejé que se descargue, después de todo no tenía nada más que hacer.

  Susurré por lo bajo una canción de cuna que me cantaba mi mamá cuando me sentía mal, acariciando su pelo despacio. Era extraño, ni siquiera la conocía, y hoy pareció muy tímida. Creí que tardaría muchísimo tiempo en conseguir un abrazo, y ahora está sobre mi, dormida. Esperen.

—¿Zafi?—Susurré, tratando de ver si estaba despierta. Un pequeño ronquido me dió mi respuesta. Bien, tenía dos opciones, despertarla y terminar con la hermosa atmósfera o hacer una estupidez random. Obviamente elegí la última, después de todo yo soy estúpida.

  La cargué con cuidado y me encaminé otra vez a mi hogar. Sí, estaba yendo muy rápido, pero yo no me lancé sobre ella y me quedé dormida. Tampoco iba a dejarla ahí tirada, no sabía donde vivía y ni siquiera se despertó cuando la levanté, así que tardaría mucho en lograr mi misión. Parecía que llevaba días cansada.

  Junté más aire, para quedarme con un recuerdo de su aroma antes de que todos los locos de mi casa hagan problemas. Le coloqué la capucha para que no tuviera frío y toqué la puerta. Por suerte fué Leggy el que abrió.

—Avísales de que por favor no hagan ruido y que luego les explico.—El olor a estofado de mi madre me hizo lamer mis labios. Él asintió y volvió a entrar. Escuché un pequeño grito, pero se acalló rápido.

Destinadas||Zafiro X Rubí [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora