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—¡Mamá!—Había entrado a la casa de mis padres muy apurada. En el trabajo no había dejado de estar ansiosa, y necesitaba contar lo que me había pasado a mi creadora.

—¿Qué pasa corazón?—Por ser la menor me trataban con más cariño que el resto, por así decirlo.

—¿Recuerdas eso que me decías siempre?—Estaba sonrojada y algo sudada por haber corrido tanto hasta llegar a casa, algo tonto porque no hacía falta.

—¿Lo de que uses protección?¡No me digas que dejaste embarazado a alguien!—Mi mamá levantó su cucharón de madera, furiosa, rápidamente me cubrí la cara.

—¡No!¡Eso no!—Al escuchar eso mi mamá se calmó, pero igual tenía preparada su arma por si decía algo malo.—Lo de las parejas destinadas, ¿Recuerdas?—

  Su mirada dejó de ser de furia y pasó a ser de emoción.

—Oh claro, el cuento que les narraba antes de dormir.—Al parecer ese recuerdo le causó ternura, porque dejó su cucharón en la mesada, por suerte.—¿Qué pasa con el cuento?—

—Creo que encontré a mi destinada.—

   ...

—¡Basta!¡Suelten mi pierna!—Un montón de manos me tiraban por todos lados, sin dejar de hacer preguntas.

—¡Nuestra hermanita encontró su pareja!—

—¡Nos va a dejar solos y desprotegidos!—

—¿Cómo es ella?¿Es linda?—

—¿Por qué gritamos?—

  La sala era un desastre. Todos mis hermanos se habían enterado de la noticia por el grito que dió mi madre. Bajaron corriendo y saltaron al ataque, queriendo oler cualquier rastro ajeno para ver si encontraban el de la chica.

  Claro, al ser la alfa se suponía que era muy posesiva y protectora con mis hermanos, pero era todo lo contrario, ellos eran super apegados a mi, no me dejaban ni respirar eso porque era la menor. Mis padres eran igual, yo era el pequeño bebé de la casa, y todos debían cuidarme de todo omega salvaje que quisiera alejarme de ellos.

  En un momento logré soltarme y esconderme detrás del sofá. Aunque sea raro mis hermanos omega eran más grandes que yo, si, todos los genes mal en esta familia. Solo uno de mis hermanos podría entrar aquí, y era el único que más soportaba. No me mal entiendan, los amo a todos pero son muy pegajosos.

  Leggy me miraba con curiosidad, y yo solo trataba de ocultar mi cuerpo de los otros locos.

—¿Por qué todos están así de alterados?—Lo que más marcaba a mi hermano era su poca capacidad de captar lo que pasaba a su alrededor. No es que fuera tonto, pero tardaba más en entender lo que pasaba.

—Es que encontré a mi destinada.—El recuerdo de su rostro sonrojado me hizo sonreír por accidente.

—Oh, ¿Y por qué se pusieron así? Deberían de estar felices.—Se acercó a mí y me abrazó. Eramos los menores, así que nos entendíamos mejor, estuvimos más juntos mientras nos volvíamos más grandes.

—Ya sabes cómo son, no les gusta la idea de que alguien me aleje de ellos.—

—¿Te alejará de nosotros?—Su voz sonó angustiada, y su aroma a cesped húmedo se volvió algo triste.

—No, claro que no, les gusta exagerar.—

  Nos quedamos en silencio un rato, escuchando como los otros hacían un escándalo porque querían respuestas.

—¿Es bonita?—

—Como no tienes idea.—

  Su recuerdo otra vez, y yo solo suspiré. Ni siquiera la conocía pero, dios, era muy bonita, perfecta.

Destinadas||Zafiro X Rubí [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora