Epílogo

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—¡¿QUÉ RUBÍ QUÉ?!—Me cubrí los oídos algo fastidiada por el grito que había dado mi papá. Mi mamá estaba tratando de conseguir aire mientras lloraba.

—Agh, ya papá, que estoy embarazada, ¡¿Acaso no notas que estoy como un globo?!—Consulté furiosa. Bien, por culpa del embarazo me ponía muy sentimental, era verdad, pero es que era algo natural.

—Tranquila amor.—Las manos de zafiro masajeando mi pelo me calmaron, haciendo que se me espaque un ronroneo.

—¿No se supone que era alfa?—Leggy parecía el más calmado, como siempre, mientras mis otros hermanos corrían gritando.

  De pronto todos se quedaron callados cuando mi mamá se levantó de su asiento, bajando la vista. Cuando levantó su rostro noté una gran sonrisa.

—¡VOY A SER ABUELA!—Saltó sobre mí y comenzó a darme mimos por todas partes, haciéndome reír.

—¡Vamos a ser tíos!—Y todos mis hermanos saltaron sobre Zafiro, haciendo que soltara ruidos de ternura, sabía lo mucho que adoraba a mis hermanos porque dice que me parezco mucho a ellos.

  Toda la familia festejaba excepto mi papá, el cual seguía sentado, mirando fijo a la ventana. Mi mamá se separó de mi y me señaló que fuera a hablar con él.

—Y-yo solo quería proteger a mi bebé.—Murmuró. Me agaché frente a él, y me miró.—Y a-ahora estás, estás.—Rompió en llanto de la nada, tomando mi cuerpo y haciendo que me siente en su regazo. Froté mi cabeza contra su cuello, dejando que llore en mi hombro.

—Tranquilo.—

—Voy a ser el mejor abuelo del mundo.—Lo ví, y sonreía, sin dejar de llorar. Mis hermanos soltaron un "Aww" coordinado, y yo no pude evitar sentirme bien. De pronto sentí algo en mi estómago. Llevé la gran mano de mi papá a esa zona, y el movimiento se repitió.—¿Eso fue una patada?—

—¡Hey!¡Yo quería sentirla primera!—La voz de mi alfa ofendida me hizo reír.

  Esa noche hubo una cena especial para mí y mi bebé con mis comidas favoritas. Fue genial. Lo único que no fué genial fue que, gracias a todos el alboroto, mis hermanos me obligaron a dormir en la habitación de mis padres, con todos ellos vigilando. Si, era una cama con mi alfa y un montón de omegas, uno sobre otro. Por suerte Zafiro evitaba que las paradas fueran hacía mi, siendo mi escudo.

...

—No la toques tanto.—Murmuró celosa Zafiro mientras veía como Amatista no dejaba de acariciar mi vientre algo abultado. Todos mis compañeros me habían hecho una fiesta sorpresa por el bebé. Rose había conseguido que mi pareja se una a la familia.

  Luego de la marca Zafiro no volvió a ver a su familia, pero no tuvo tiempo para acostumbrarse a la soledad ya que todos mis compañeros la hicieron parte de la manada, igual mi familia, haciendo que su vida se llene de compañía.

—¡Yo seré la madrina!—Chilló Peridot, señalando de mala gana a Bismuto y Rose, no, esa pequeña omega no tenía miedo de exigir lo que quería.

—Que siga soñando, yo seré la madrina.—Dijo Amatista, siendo alejada de mí por mi alfa, la cual no estaba tan a gusto con la atención que recibía.

  A todos en la oficina no pareció sorprenderles mucho que fuera omega, después de todo siempre me trataron como una de manera indirecta. Lo que si los tomó por sorpresa fue mi embarazo. Al igual que en mi casa, todos se volvieron mucho más sobreprotectores, quitándole el trabajo a mi destinada.

  De todas formas tenía un permiso para no trabajar, así que solo iba para hacer compañía a mi alfa y recibir cariño de mis amigos. Me estaban cumpliendo todos mis caprichos, y sabía que con mi bebé serían peores, no solo aquí, también en mi hogar. Este pequeño nunca podrá sentirse solo.

...

—Así que estás ciega de ese ojo.—Dije, curiosa. Era de noche y no podía dormir por los constantes movimientos de mi pequeña Garnet. Ya tenía 9 meses, en cualquier momento nacería, y estas noches no podía dormir bien, y Zafiro me hacía compañía con mis desvelos por si las dudas de que algo sucedía. En ese momento me estaba contando un poco de su infancia.

—Sí, nací así, por culpa de eso nunca podré ver tu belleza entera.—Me reí por su comentario. De pronto detuve mi risa, ella rápidamente entendió que pasaba, y salió corriendo. Habíamos comprado un auto gracias a que todos nos ayudaron.

  Tomé el bolso junto a la cama y bajé las escaleras, sintiendo el líquido bajar de mis piernas. Mi alfa me interrumpió en mi viaje y me llevó al auto, sin dejar de correr.

...

—Si que te sufrí maldita.—Susurré con una sonrisa mientras veía al pequeño bulto entre mis brazos. Miré como sus ojitos celestes me exploraban, llenos de curiosidad. Le saqué la lengua, y ella sonrió.

—¿Rubí?—Sabía que era mi alfa, pero no dejaría de ver a la cosa que sostenía con ternura. La bebé escuchó esa voz y miró curiosa a quien la tenía. Al parecer había reconocido la voz que solía hablarle a la noche. 

—Mira, tiene tu ojo.—Quise reírme por mi chiste pero me dolía el cuerpo. Su cabello era escaso, pero lo poco que tenía se veía color negro.

—Espero que saque tu cabello, de verdad me encanta.—Tomó con cuidado a la bebé.

—Oh no no, será súper difícil peinar esa cosa, lo sé por experiencia.—Ella se rió, y pude escuchar como la bebé se reía también.

—Mi pequeña Garnet, ¿Tú qué dices que será?—

—No creo que eso importe, después de todo la vida puede darte sorpresas.—

...
 
—¡Mamá!¡Malaquita me quiere golpear!—Gritó una niña de 5 años  corriendo, siendo perseguida por otra niña.

—¡Mentila!—Gritó devuelta la acusada, sin dejar de correr hasta que se cayó en el suelo, raspando su rodilla. Se sentó en el césped, empezando a llorar. La otra niña no tuvo más opción que acercarse a la niña dos años menor y lo ayudó a levantarse.

  La llevó en brazos hasta donde varias personas hablaban. El omega de ojos azules y cabello azul se preocupó al notar que su pequeña hija venía llorando. La tomó en brazos y volvió a sentarse, examinando su cuerpo.

—¿Qué pasó?—Preguntó la abuela de la niña.

—¡La tonta de mi prima se cayó!—Exclamó, acomodando sus lentes. Rápidamente una de sus tías comenzó a reír.

—¡Peridot!¡No le enseñes esas cosas!—Exclamó Rose. Zafiro solo tomó a su hija en brazos, la cual se reía junto a su madrina. Había sido una dura pelea pero la omega convenció a todos de que era la elegida para ese puesto.

  Para celebrar el compromiso de sus destinadas favoritas de habían reunido en la casa donde las dos vivían junto a su pequeña. Por suerte tenía un patio enorme que se conectaba con un bosque, así que todos se acomodaron en las sillas que habían y otros en el suelo, después de todo era una manada numerosa.

  La familia de Rubí estaba ahí, algunos de los hermanos habían venido con sus parejas y cachorros, al igual que los compañeros de trabajo, lo cual hacía que todo se volviera más numeroso.

  Zafiro se encargaba de llevar jarras de jugo que eran tomadas en segundos, por lo que no dejaba de moverse. Rubí estaba dentro desde hace un rato, había entrado a la casa con Steven, diciendo que tenían que hablar de algo privado.

  Los niños jugaban con gusto, menos Malaquita, la cual dormía cómodamente sobre su padre. Todos hablaban felices, disfrutando del aroma a mar que les llegaba. Steven se sumó a la conversación después de un rato.

  De pronto la puerta del patio se abrió con fuerza, dejando ver a una omega con cabello rizado totalmente alterada y con algo en manos.

—¡Estoy embarazada!—

Destinadas||Zafiro X Rubí [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora