La lluvia caía en el cabello del japonés, quien se insultaba mentalmente por no llevar un paraguas.
Llevaba horas caminando y aún no encontraba a sus amigos.
Se sentó en una banca cercana, pues sus piecitos ya no podían andar más. Su teléfono vibró en su bolsillo, un mensaje de su amigo, "La salida se cancela por lluvia tkm."
Suspiró y miró sus zapatillas, estaban mojadas y sabía que no fueron capaces de proteger sus calcetines del agua.
No quería volver a casa, conocía los problemas que habían allí y prefería mojarse hasta enfermarse antes que escuchar a sus padres discutir por estupideces.
Escuchó risas, un grupo de siete -al parecer- chicos caminaba en su dirección. Sonrió recordando las salidas con sus amigos de Japón, donde se reían de estupideces y gastaban dinero en cosas que terminarían tiradas bajo sus camas. Los extrañaba mucho.
El grupo caminó por su lado, ignorandolo completamente. Era obvio, ¿qué pensaba? ¿Que le dirían que se una a ellos? Claro.
Para su mala suerte, su estómago gruñó. Maldita sea, no tenía dinero para comprar algo para comer. Da igual, moriría de hambre en una banca, solo y mojado.
Miraba con curiosidad todo a su alrededor. El día estaba gris y triste. Parecía que los colores brillantes huyeron a un lugar donde podían ser libres y felices. Mashiho sintió un vacío en su interior, ¿puedes identificarte con el cielo? Al parecer sí. Él también se sentía gris y triste, sus colores viajaron a un lugar remoto y desconocido, jamás volverían.
Notó algo raro entre los tonos grisáceos del suelo... Amarillo. Se acercó lentamente, era una pulsera. Tal vez se le cayó a uno de los chicos de antes. Era simple, pero preciosa. Pequeñas perlas con forma de fresitas la adornaban.
También tenía un dije con un par de iniciales.K.J