Capitulo 3: Y en Ylisse... {Frederick}

176 20 13
                                    

Al ver que estábamos en desventaja numérica no me lo pensé dos veces y agarré a la señora Robin para correr hacia el portal que había abierto Ricken. Al parecer a mi señor Chrom y a los demás les costó unos segundos darse cuenta de la situación, tras ese lapso me siguieron. Vi un destello a mi espalda, uno de ellos debía ser un mago, sin embargo, Riken logró lanzar un hechizo y repelerlo, tras un gran salto nos adentramos más allá del portal y el entorno a nuestro alrededor se volvió difuso. Al otro lado me di cuenta de que la señora Robin estaba desmayada todos la miraron algo preocupados.

  — Menos mal que le estamos cogiendo practica ¿Verdad? —Comenta Lisa tratando de alegrar el ambiente— Y todo ha salido a pedir de boca —La muchacha alza las manos al cielo, más tuvimos que concentrarnos en el hombre nos había seguido, el cual se levantaba a duras penas.

— Yo no celebraría tan pronto —Replica Lucina apuntando con la Falchion al hombre que estaba arrodillado apoyándose debilitado en una espada cuya hoja centelleaba ligeramente, parece peligroso.

— Vosotros…  Malditos Nohrios ¿¡Que le habéis hecho a mi hermana!? —Exclama furibundo él hombre mirando a Robin— No sé qué sucio truco habéis utilizado, pero devolverme a mi hermana ahora – aquel hombre nos mira enfadado y con cara de pocos amigos, afianzo mejor a la señora Robín, no quiero que se haga daño golpeándose con mi armadura. La señorita lucina acerca más su filo a la garganta de Ryoma con una expresión de pocos amigos bastante digna, mi señor Chrom corre hacia nosotros.

— Controle su lengua señor, no sabe a quién se dirige ni en donde esta le sugiero que mantenga las formas y se esté quieto —le sugiero con un tono firme, no dejare que un desconocido me amedrente.

— Frederick ¿Podrías por favor darme a Robin? —dice mi señor Chrom acercándose despacio, incluso yo puedo notar que está ansioso.

— Tranquilo, ella está bien Chrom, ya sabes cómo estábamos las primeras veces, estará inconsciente un rato —Dice Ricken, seguro que mi cara hablaba por mí, aún estoy algo inquieto por el revuelo.  Un rayo sale disparado entre mi Señor y yo.

— ¡Mi Lord! — mi aviso fue lo suficientemente rápido para que dé un salto mi señor y se aleje pues con mi mano libre, uso las riendas para poner distancia por mi parte.

— Uah —Ricken y la señorita Lissa miran sorprendidos al hombre aplacado en el suelo por la señorita Lucina.
— Mis disculpadme chicos, no sabía que podía hacer eso —Dice Lucina incómoda.

— Entonces, ¿De verdad es una espada de trueno? —Se pregunta Ricken en voz alta interesado.

— ¡Céntrate Ricken que nos ha atacado! — Cuestiona Lissa enfadada señalando al espadachín con toda la razón.

— Permítame acabar con la señorita Lucina, no tiene que mancharse las manos con este rufián. Solo deme un momento —Agarro mi lanza.

— ¡Entregádmela! Es mi última advertencia malditos Nohrios, esta vez no saldréis con la vuestra —El hombre que parece una langosta le da un codazo en el estómago a la hija de mi lord y alza la espada ante mi señor, sin aguantar la afrenta un minuto más le entregó a Robín a mi señor y espoleo el caballo hacia mi adversario.

— Veo que no comprende su posición, le enseñaré modales —alzo mi lanza preparándole para el ataque.

— No necesito modales para unos secuestradores de pacotilla como vosotros —la espada revela un nuevo destello eléctrico.

Fire Emblem: Fates in AwakeningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora