Cαρίтυlσ 4

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No había evocado haber tenido tanto nervios en el pasado como en esta tesitura, me sentía torpe. Veía por la ventanilla del vehículo comenzar ha recorrer el barrio en donde residía. Intenté dar un vistazo al chico de mi lado, así lo hice; este me observaba curioso. Conjeturé que me ha estado examinando todo el tiempo, quizá discurriendo como se proyectarían sus vídeos, o quizá teniendo alguna idea en mente. Quise coger el móvil para evitar el silencio y las incomodidades «por no ser alguien de charlas interesantes», cuando lo busqué en mi bolsillo de pantalón no lo hallé. Lo cual me hizo exasperarme, sintiendo aquellas gotas fastidiosas recorrerme la frente.







—¿Qué pasa? —pesquisó Soosie, dándose cuenta de que algo había extraviado.





—Mi celular no lo he cogido, sé que es una tontería pero es muy importante tenerlo conmigo.






Este hizo una mueca de estar absorto, luego miró al frente para hablarle a su viejo empleado.





—-Necesitamos volver, por favor.




—Claro, Señor D.O —el chófer retomó el camino de vuelta a mi hogar, mirándome de mala gana por el espejo retrovisor interior.





Tuve suerte, no habíamos ido tan lejos, solo unas pocas manzanas. Observé al chico con culpa..., su sonrisa hizo tranquilizarme.






Al llegar luego de unos minutos, salí con prisa casi corriendo de allí «no quería hacerle perder el tiempo». Supuse que por los nervios no había visto a Hyung bajarse también y quedarse detrás de mí mientras buscaba mis llaves en el bolso.




—¿Puedo pasar...? —su voz sonó jodidamente angelical cuando logré abrir por fin.



De forma inmediata le hice un ademán para que pasará y se pusiera cómodo en el sofá del cual se encontraba en el centro de la sala, mientras esperaba a que terminará.






Pero había un enorme dilema.





Mi cuarto.





Aquella pequeña cuatro paredes albergaba pósters, almohadas, fondo de pantalla del computador, retratos, stickers en el escritorio, libros y banners de Dyo. Estaba decorado de forma prolija y siempre mantenía limpió el lugar. No obstante, eso no quitaba que sería raro que viera estas cosas.





Como fan jamás se nos cruza por la cabeza siquiera que algún día este personaje celebre tan querido, logrará conocer nuestro lugar donde le admiramos con tanta devoción. Claramente estaba obsesionado con él, jamás me importó la opinión de las personas que me conocían. Pero, no podía dejar de ninguna manera que Kyunggie conociera mi mierda.





—¡Vuelvo en un minuto! —exclamé hecho un manojo de nervios, cada periquete era decisivo.





—Claro, uhm....






Note que era el tipo de persona curiosa, de esas que le encanta conocer las habitaciones de sus amigos y contemplar que tienen allí. Conocer esa parte privada que dice tanto de nosotros mismos. Su puchero decorando sus labios me lo confirmó. No obstante, subí de a dos escalones con agilidad para evitar una tragedia irremediable. Logré llegar a mi recámara y rebuscar en todos los sitios mi dispositivo pero no lo hallaba por ningún lado.






Hasta que... Escucho aquella vocecita decir:






—¿Este es tu teléfono? —interpeló mirándome, de pie en la entrada. En efecto, sus ojos divagaron por toda la alcoba.





📽ℰɴαмorαdo De Uɴ YoυтυвeR ©    {KaiSoo/JongSoo} ⚣EXO/YAOI/GAY/HOMOSEXUALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora