El Origen.

951 51 56
                                    

Hace casi dos años en alguna parte lejos de la capital...

-¡Green! -dijo una chica de ojos carmesí mientras abrazaba a su compañero que estaba agonizando y este último dejo de respirar.

Pasó un día y el cuerpo del muchacho seguía tirado en la tierra solitaria con un fuerte calor por las tardes y un frío extremo en las madrugadas, a pesar de que en ningún día se veía a gente transitando ese lugar se encontraba esa mañana un señor que aparentaba tener más de 60 años. El anciano vestía un pantalón ya desgastado que no pasaba más que a la rodilla, muchas poleras y un saco de piel de oso. Con todo eso aún temblaba de frío pues eran las 2 de la mañana...parecía caminar sin rumbo hasta que encontró un cuerpo tirado en el piso con muchos insectos que se lo querían devorar.

-Esta muerto pero no de varios días -dijo el viejo tocando la cabeza del fallecido con su bastón mientras lo miraba por distintos ángulos- ¿Que es eso?(curioso al observar una especie de arma al lado del cuerpo)

El hombre arrastro el cuerpo de Green y se llevó el arma consigo hacia una cabaña; dentro de la cabaña se podía observar varios cuadros de pinturas en las paredes, también un sofá y una pequeña estantería casi llena de libros al lado de la chimenea.
El anciano dejo el cuerpo tirado a un lado del sillón luego fue a la cocina y se trajo una tasa con té para después sentarse en el sofá plácidamente.

Pasó casi media hora y comenzó a examinar el cuerpo. Le habían roto el cuello y eso le había causado la muerte, también se encontró con unas cartas y un libro.
Las cartas estaban llenas con frases bonitas para decir a una chica cosa que causó una pequeña risa en el señor y cierta tristeza al recordar su pasado.
El libro parecía ser un diario, en el estaba escrito y dibujado varias partes de la vida de Green.

En el diario estaba escrito lo que pensaba el ojiverde de sus compañeros de equipo, los siete de élite.

-¿Los siete de élite? -pensó el anciano sin saber que grupo era exactamente.

Las descripciones que daba Green parecían muy normales en todos, con cosas que le agrada y desagrada y con algunos dibujos apresurados por no decir mal hechos, sin embargo había una descripción que resaltaba sobre las demás, no solo por qué tenía el dibujo más realista y bonito entre todos los demás sino por ciertos corazones alrededor de ella y un extraño gusto por las axilas.

Luego leyó que el arma que había rescatado de la tierra le pertenecía a Green, se llamaba Sidewinder y era una shingu.

-¡Una shingu!, A juzgar por el nombre del grupo en el que pertenecía seguramente debió ser alguien muy fuerte -dijo cerrando el diario- espero que puedas ayudarme.

El anciano se quitó el reloj de la muñeca.

Con eso debería bastar -dijo colocando el reloj en la muñeca de Green para después encerrar el cuerpo en un armario dentro del sótano.

El reloj comenzó a sacar finos cables como si tuviera vida que se conectaron a las venas del brazo y comenzaron a escalar hasta el corazón.

Pasó 1 año y unos meses de lo sucedido y Green por fin despertó.

-¡Aghhh! -grito confundido saliendo bruscamente del armario en el que estaba encerrado, mirando hacia todas partes- ¡Hola! ¡¿Hay alguien?! ¡Hola!
¿Donde estoy? ¿Que me pasó?

Akame ga Kill! After DyingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora