Capítulo 2

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Jack

Yo sólo quería tener un día normal, llegar a la escuela, que nadie me conociera, poder presentarme adecuadamente, hacer nuevos amigos y que todos tomaran a la ligera que sufro de amnesia. Tristemente… ¡Nada de lo que yo quiero pasa!
Este día va de mal en peor, primero el director super guapo resulta ser un conocido de mi padre y me trata como su igual, además tengo una profesora demasiado dramática que le contó a toda la clase que soy un adolescente amnésico sin mencionar que lo dijo como si me quedarán pocos meses de vida; estoy amnésico no muriendo. Y por si eso no fuera poco ahora me encuentro acorralado en frente de todos por un loco rubio de ojos bonitos que no deja de hacerme preguntas raras. Así que este día no podría estar peor.

-Joven Ichiro, ¡Deje al pobre muchacho ahora mismo sino quiere pasar a la sala de castigo por el resto del día!- Gritó la profesora autoritariamente, pero el rubio la ignoró y siguió mirándome con esos ojos que parecía que me podían ver hasta el alma, en serio ¿Cuál es su problema? -Si no hace lo que le digo ahora mismo tendrá una suspensión de dos semanas, así que dejé a su incapacitado compañero antes que se desmaye por la impresión que le esta causando.- Añadió a lo que yo la miré indignado, digo sé que si me esfuerzo mucho en recordar algo de mi pasado puedo quedar inconsciente, pero eso no significa que por cada cosa que pasé me termine desmayando, ni que tuviera problemas del corazón.

-¡Bien!- Dijo a regañadientes aquel chico que me tenía cautivo mientras se separaba de mí. -Hablaremos después.- Murmuró mientras se dirigía a su asiento.

-Disculpa yo no tengo porque hablar con un delincuente cómo tú.- Respondí mientras buscaba donde sentarme.

-¿Acaso dije que tenías opción?- Respondió sarcástico.

-¿Y yo acaso dije que quería hablar contigo?- Le seguí el juego, ganándome la mirada de toda la clase, pero no me iba a retractar, ese tipo me dejo en ridículo y ahora me las va a pagar.

-¡Sabes qué! Mejor olvidalo, se me fueron las ganas de hablar con estúpidos.- Gritó, me estaba hirviendo la sangre, a mí nadie me llama estúpido y mucho menos un idiota cara linda como ése; esperen ¿Dije cara linda? No, no, no, ese imbécil es más feo que el hambre, tan sólo estar respirando su mismo aire me provoca náuseas.

-Lo mismo digo idio…

-¡Suficiente! Una palabra más y los dos serán suspendidos por una semana.- Amenazó la profesora interrumpiendome, tiene suerte ese tipejo, ya estaba por usar mi diccionario de groserías y no iba a tener piedad.

-Es increíble que permitan a estudiantes como ése en esta escuela.- Le susurre a Erin mientras me sentaba a su costado.

-¿En serio no lo recuerdas?- Preguntó Erin hablando bajo para que no nos escuche la profe.

-¿Acaso ya conocía a ese ojos de canica?- Erin sólo se rió en respuesta, a lo que yo lo tomé como un sí. -Bueno si ya nos conocíamos supongo que nos llevábamos muy mal.- Añadí con seguridad.

-No tienes idea.- Dijo mirándome con un poco de burla, yo sólo lo ignore y decidí prestar atención a la clase.

Era clase de Álgebra, mi curso favorito, pero no pude concentrarme mucho en los problemas ya que tenía la escalofriante sensación de que alguien me miraba, dirigí mi mirada hacia Erin para saber si era él quien me observaba todo este rato, pero él solo estaba resolviendo los problemas de su libro, me miró cuando notó que lo estaba observando y señaló con su lapicero los asientos que estaban atrás suyo como si adivinara lo que estaba buscando. Entonces me puse a ver los tres asientos que estaban tras mi compañero y exactamente en el último pupitre del salón se encontraba aquel rubio mirándome de una forma tan extraña, díganme loco si quieren pero podría jurar que me está mirando con deseo. Me dio un escalofrío al tener ese pensamiento, él solo sonrió de forma burlona cuándo notó mi reacción, yo le saqué la lengua en respuesta lo que provocó que borrara su sonrisa en un instante a lo que sonreí triunfante y volví a dirigir mi mirada a la pizarra.

Acuérdate de mí ... por favor (Yaoi-gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora