La apuesta [EDITADO]

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Cuatro:

Mire a la maestra de historia, hablaba sobre la Revolución Rusa. Austin estaba durmiendo en su escritorio mientras que todos se dedicaban a anotar.

Ya me había aburrido, le había sacado fotos a Austin dormido, había ido al baño, había coqueteado con el cerebrito de la clase e incluso había hecho recados de parte de la maestra y seguía aburrida. Prácticamente había resuelto el hambre en el mundo en menos de dos horas y seguía aburrida.

-Los Románov fueron la familia-continué anotando en mi cuaderno, mucha historia del mundo.

-Señorita Poynter, despierte al señor Max-no había sido una pregunta, era una orden.

Asentí y después tire a Austin de la silla, pero aún así no se levantó.

-Lo lamento, tiene el sueño un poco pesado-murmure y me arrodille a un lado de Austin, tenía resaca el muy idiota. ¿A dónde había ido después de dejarme en mi casa? Gruñí y me acerque a su oído-Austin, cariño, eres tan guapo-susurre y pude sentir una sonrisa en sus labios-Ahora despierta para que puedas decirme a donde fuiste anoche sin mí maldito idiota-me separé y lo abofetee fuertemente, provocando que se levantará sobresaltado.

-Juró que fue Marcus-me miró inocentemente.

-Claro que lo fue-me puse de pie y volví a sentarme, de nuevo, molesta con él.

-Señor Max, si no le interesa mi clase, le interesará el trabajo de dos cuartillas sobre la Revolución Rusa que debe hacer por quedarse dormido en la clase, para mañana-la maestra dejó de ponerle atención a Austin y continuó dando su clase.

Austin volvió a sentarse en su silla maldiciendo en voz baja.

Salí lo más rápido que pude del maldito salón en cuanto la clase termino, no quería ver a Austin ni tampoco soportar sus quejas por el trabajo que tenía que hacer.

Salí al techo de la escuela, el conserje me dejaba esconderme aquí cuando peleaba con Austin o sencillamente quería esconderme de alguien. No era más que un techo, pero la altura nunca me había molestado ni tampoco la suciedad, eran factores que no me importaban.

-Escuché a Austin quejarse-Jo se sentó a mi lado y le dio un trago a su botella.

-Es un poco temprano-le arrebaté la botella y tome un trago-No puedo aguantar sus quejas si sigo dormida.

-Nadie lo aguanta si esta crudo y además esta quejándose-volvió a quitarme la botella.

Reí, ese Austin era mi amigo.

El idiota borracho mujeriego y todo cliché de las historias.

-No se que ven las chicas en él-mire hacía abajo, los estudiantes caminaban tranquilamente a sus clases, todo lucía diferente si lo mirabas desde otra perspectiva.

-¿Tú que crees?-señaló al suelo y pude apreciar a Austin tocándole el trasero a la chica que estaba de intercambio de Australia mientras ella se reía y jugaba con su cabello.

-La creía más inteligente-me encogí de hombros-Entonces, ¿Tú que crees que sea?

-Yo diría que puro físico y si le caes bien tal vez un poco de personalidad.

Continúe mirando la escena-Te apuesto una cena a que la lleva a la oficina de Connor.

James Connor era nuestro psicólogo escolar, el psicólogo más joven que había visto nunca, tenía 22 años, debía de ser algún tipo de prodigio porque se graduó mucho antes. Era amigo de Austin y lo dejaba tirarse chicas en su oficina, algunas veces Connor se acostaba con chicas ahí también. Austin me había prohibido acercarme a él desde la vez que nos encontró sobre su escritorio.

-No me arriesgaré a perder esta vez-sonreí y mire a mi amiga-Tengo algo más interesante para ti que apostar donde Austin se va a tirar una chica.

-Bueno, si involucra dinero, por supuesto que estoy dentro.

-Involucra más que eso-sonrió-Haré de tu último año algo inolvidable, por cierto, felicidades por Oxford.

Dejé de sonreír-Gracias-aparté la mirada-No iré a Oxford Jo, mi padre no puede pagar más de un semestre ahí, aplicaré para una universidad aquí en California, tampoco quiero presionarlo.

Ir a Oxford era un sueño para mí y mi padre, estudiar Literatura e idiomas era lo que quería igual mi padre, pero mi padre no podía pagarme los años de la carrera, aún con la beca que me ofrecía la escuela, era imposible.

-Creí que tenías la beca.

-Jessica-murmure-Fue con un juez porque dijo que lo que le daba papá no era suficiente para sus bastardos, así que de lo que gana mi padre, más de la mitad va para ella y el resto para nosotros, no podría pagar Oxford ni con la beca.

-Yo puedo ayudarte-la mire, Jo tenía una madre humilde y un padre horriblemente rico, desde que su esposa/amante murió en un accidente de auto, le había dejado todo a él, claro, salía con una maldita modelo. Además de que Jo había conseguido salir con un junior de la escuela, ese chico era bastante tonto.

-No.

-Bien, lo entiendo-suspiro y la mire-Si ganas la apuesta te pagaré la mitad de la Universidad, la otra mitad la pagará tu beca-fruncí el ceño.

-¿Qué clase de apuesta?

-Una que te divertirá bastante-miró en su bolso y sacó su celular-¿Interesada?

Asentí, ¡Iría a Oxford!

-Involucra a Austin-la escuché atentamente-La apuesta consiste en que debes enamorarlo y después romper su corazón ¿Puedes hacerlo?

¿Qué estaba sucediendo? ¿Desde cuándo Jo pensaba de esa manera? Había algo escondido aquí.

-¿Tengo límite de tiempo?-¿Estaba aceptando?

-Hasta el final de año, tienes seis meses-se encogió de hombros.

Enamorar a mi mejor amigo, eso sonaba extraño.

¿Cómo se puede jugar con el jugador?

-¿Aceptas?

Austin era todo lo que yo no quería y yo era todo lo que él no quería.

Si jugaba bien mis cartas, tal vez tenía una pequeña oportunidad.

Vamos, era mi futuro el que estaba de por medio, no podía perder esto.

Podía hacerlo.

Podía enamorarlo.

-Trato-estreché su mano.

Enamoraría al Señor Popular.

Mr and Ms Popular {EDITANDO} ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora