Ocean Eyes

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ZoSan 

Si pudieras describir al sol como una persona, ¿cómo sería?
Alto, con rasgos europeos, cabellos sedosos, largos de color rubio que brillara con la poca luz del exterior, con manos largas y huesudas que se movieran gentilmente por el aire como si ellas fueran las dueñas de mi respiración, con la piel durazno que se ruborizara rápidamente con el frío de invierno y el calor de verano, con una perrilla en su mentón tan negra como el sésamo, con pestañas pequeñas y las cejas remolinadas y delgadas como si hubieran sido pintadas con la punta de un pincel fino, que su rostro tuviera una terminación en punta, que fuera fina y agradable a la vista, con voz grave que hiciera sonidos guturales muy raros cuando su estado de ánimo estuviera por los cielos, que cuando estuviera triste sonara ronco y cuando estuviera enojado elevara la voz sin darse cuenta, que sus pasos fueran seguros y llamara la atención de las personas al pasar, que el aroma que desprendiera fuera cálido y su cuerpo esbelto y marcado, con piernas largas y tonificadas, con una espalda no tan ancha y una cintura delgada, que la columna sobresaltara como si fuese a saludar y que sus ojos sean oceánicos, que brillaran al verme y brillaran tan intenso con mis besos... ¿Sabes?
—¿Qué cosa?
—Quiero que el sol se llame Sanji.

☀☀☀

No recordaba la forma de haberlo conocido, ni el día, ni el mes, ni el año pero estaba seguro que había sido mientras comía afuera de la cafetería de una escuela, recordaba el sol de la tarde y nada más. Recordaba haberlo conocido antes de entrar a la Universidad y desde ahí sabía que lo había estado mirando por mucho tiempo sin poder evitar mirar esos ojos oceánicos cuando se encontraban "casualmente" por los pasillo, las canchas, los clubes y las cafeterías del área universitaria. No podía evitar sentir que la ciudad se estaba quemando mientras el cielo se llenaba de nepalm para causar la extinción de su ser cuando el rubio de vez en cuando le regalaba una sonrisa por cortesía pues realmente dudaba que él lo recordara aunque en todas partes estuviera como una sombra pegado a él, tal vez no lo recordaba.

—Me gusta, realmente me gusta mucho — se susurró a él mismo mientras lo veía desde las gradas del club de natación, mientras sus brazos se hacían paso entre el agua cristalina y sus piernas lo impulsaban a avanzar más. No sabía por qué le gustaba tanto, nunca le había hablado pero ahí estaba ese sentimiento, lo sentía tan dentro de él que no podía cargar el amor que le tenía, estaba seguro de que lo que sentía algún día lo iba a partir en dos.

Los gritos de las personas de al rededor le alarmaron repentinamente haciendo que diera un brinco y se perdiera de su ensoñación con aquel chico, de pronto sólo vió las cabezas de las personas de adelante mientras gritaban y festejaban al ganador de la competencia.

¡ S A N J I !

  ¡ S A N J I !  

¡ S A N J I !

Se levantó rápidamente al escuchar ese nombre, buscó la cabellera del rubio y sonrió al verlo recibir una medalla mientras sus gestos no podían ocultar la inmensa felicidad que llevaba con él, saludó a chicas y chicos en las gradas con los brazos dirigidos al cielo mostrando su victoria con una sonrisa que le quebraba el alma, al parecer de Zoro sus ojos tenían 15 bengalas en su interior; junto con él levantó los brazos y gritó su nombre junto a la multitud. De la nada se encontraba llorando ahí en medio, ya no sabía si era porque estaba profundamente enamorado de alguien tan lejos de él o simplemente lloraba con alegría por tener la suerte de poder verle siempre y poder apoyarlo en las sombras, pero justo en ese momento, entre la euforia del público y la sonrisa de Sanji, sólo se encontraba celebrandole con todas las ganas de querer llegar a él como si sus palabras lo fueran a alcanzar. ¡Lo amaba! estaba completamente seguro de que así era.

 Hasta que el efecto de las mentiras acabe #OPW19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora