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Cuando JongIn salió aquella mañana, lo hizo después de cerciorarse de que todo estuviese absolutamente bien. Se observó con paciencia al espejo completo que había en su habitación y se sintió satisfecho de ver sus preciosas caderas siendo sujetas por su pantalón firme de mezclilla, mientras que la camisa que llevaba era un poco alta, dejando expuesto apenas un poco de su piel.

A su padre seguro le incomodaría, pero su sonrisa se ensanchó ante ese pensamiento, traviesa, porque su padre estaba a muchos kilómetros como para reprenderlo, demasiado ocupado con algunos negocios, como su madre siempre solía decir.

JongIn vivía solo desde hacía unos meses, su madre se había encargado de encontrarle un buen departamento que no fuese precisamente caro, pero que tuviese una buena ubicación; el transporte le quedaba cerca para llegar a la universidad donde estudiaba arte, porque a JongIn le enamoraba todo aquello desde que podía recordar.

Se acomodó el abrigo con lentitud mientras sus ojos observaban su piel morena en la base de sus caderas abrigarse, ocultarse del mundo que pudiese criticarlo pese a que bueno, a él le importaba poco.

A JongIn le gustaba vestir bien, sentirse cómodo con él mismo, transitar por la vida de aquella manera aunque sabía que podía llegar a ser duro, a que no todos se llevarían una buena impresión de ello. ¿Pero no era el arte de aquella forma? Simple para algunos y tan abstracto para los demás, incomprensible incluso, porque no todos podían entenderlo.

JongIn estaba bien con eso, y con una sonrisa coqueta, como él realmente era, se sintió satisfecho, girándose para tomar su bolso de su cama y tomar algunos otros utensilios que ocuparía ese día para sus clases.

El muchacho de piel morena observó con cierto fastidio el revoltijo en su habitación, porque ser un buen estudiante y un buen chico no lo hacían ordenado, y la habitación no se arreglaba sola, pero ya habría tiempo. No en ese momento si quería llegar a su clase, si quería toparse con el vecino para hacerle pasar un mal rato como todas las mañanas, con su simple presencia.

Cuando JongIn llegó al elevador, no se sorprendió de verlo parado esperando, el hombre siempre era puntual, parecía llevar la misma rutina aburrida que incluía un traje seguramente barato pero que aún con ello no le quedaba tan mal.

Incluso si no fuese tan mojigato, si no fuese uno de esos chicos heterosexuales que castigan con la mirada por ser diferente, JongIn podía pensar incluso en follárselo, quien sabe, quizá ese trasero rebotara bien en su pene. JongIn enrojeció de pensarlo, pero se acaloró aún más cuando su vecino se giró levemente cuando ambos entraron al ascensor y el moreno pensó en que probablemente se vería fascinado montándolo.

Él era sí, no le molestaba una cosa o la otra, podía ser lo que quisiera sin sentir que algo así lo definía, aquello para él era lo mejor.

Pero por supuesto que ese no era el caso, no cuando su vecino el homofóbico lo veía de aquella manera, recorriéndolo de los zapatos hasta la cabeza, seguramente para criticar el atuendo que había decidido llevar ese día.

ㅡ Buen día ㅡ el hombre, que se veía muy joven, quizá algunos 5 años mayor que él, le saludó de manera apropiada pero seca, colocándose en el rincón del elevador y dejando que su maletín le cubriera la entrepierna porque claro, no fuera él a saltarle encima como un maniaco.

JongIn esbozó una diminuta sonrisa e incluso lo observó cómo cada día, un par de segundos, lo suficiente como para hacerle saber que no le importaba lo que pensaba, que podía conservar su aura heterosexual y masculina para él. Que no pasaba nada.

ㅡ Buen día.

El vecino asintió y su mirada se clavó sobre la puerta del ascensor, mientras que JongIn se sentía extraño, como cada mañana en aquel lugar encerrado, sofocándose de a poco por la atmósfera que los envolvía. La tensión clara que sentía recorrerle la piel cuando el hombre lo veía de reojo para criticarlo y después se hacía el interesante viendo hacia algún otro lado.

Como si JongIn fuese un pecador.

Y lo era, pero era feliz, y como cada mañana, JongIn salió del ascensor con una sonrisa y el cuello en alto, porque seguramente había fastidiado a su vecino con su presencia y joder, le encantaba la idea de que pensara en él aunque fuese unos cuantos minutos de su día, para maldecirlo.

ㅡ Nos vemos en la noche, señor Do ㅡ JongIn bromeó y le dedicó una sonrisa antes de salir del elevador, como cada mañana, dándole la espalda y contoneándose, dejando al otro atrás.

Comenzando su día de buena manera, con una sonrisa creciente y el corazón dándole tumbos porque mientras avanzaba hacia la salida del edificio, JongIn sentía que se liberaba de toda esa sensación horrible que sentía cada que bajaba con Do KyungSoo.

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Notas:

Esta cosa se me ocurrió hace días cuando vagaba por fotos de JongIn y vi sus fotos del croptop. Y bueno, es algo muy raro :v excusas baratas para escribir smut versátil. Si tienes algún problema con esto, te recomiendo salir de aquí :)

Son drabbles(?) Por la extensión, no sé la verdad, llevan secuencia pero no serán muchos, algunos 5 cuando mucho.

Hago esto porque este mes cumplo años aquí en wattpad desde que publiqué mi primera historia. 🙈

Si estás aquí, gracias por darle una oportunidad.

besos posholatosos

🌠ary

Elevador ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora