Cuando la vida nos sorprende, y nos pica el bichito del amor, (siempre sería bueno tener un mata insectos a la par) y te enamoras, no importa de qué, si te lo preguntara, podríamos pasar horas, tú comentandome cuánto amas su sonrisa, y ese brillo en los ojos que se le hace cuando habla de lo que le gusta, pero no le brillan cuando te mira. Que chiste. O tal vez si.
En fin, que lindo sería que cuanto llegue la persona indicada, la correcta a tú vida, todo sea mutuo... Y no tengamos que seguir viendo ese tonto estilo de relación ideal que tanto se nos vende en las publicidades, o películas. Y luego, nosotros salimos al mundo buscando lo mismo, cuando hay personas allá afuera que casi nada de eso pueden ofrecerte.
O cuántas veces hemos deseado a nuestro Darcy, o a nuestro H (hablo para la que han visto la película “Tres metros sobre el cielo”) hombre no titubeante, que se largan, que nos hacen sentir amadas, y protegidas...
Porque al cabo siempre buscamos que alguien nos quiera, ser vistos como especiales ante los ojos del otro.

ESTÁS LEYENDO
¡BASTA!
CasualeSi quieres gritar hazlo. Estaré para ti, mientras te cuento mí historia.