Capitulo 1

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No consigo que suene bien. Llevo horas practicando esta maldita canción al piano y no lo logro. Posiblemente sea porque esta tarde al parecer todo el mundo ha decidido molestarme. Primero ha sido mi hermano mellizo Jake, que al parecer tiene una cita y quería que le ayudase a escoger camisa. Después ha sido mi madre, dice que me toca a mi sacar a pasear a nuestro perro está tarde. Y por último mi padre, que ha llegado a casa del trabajo y ha venido a saludarme.

Ahora ya no queda nadie que me pueda molestar, pues ya lo han hecho todos, pero estoy demasiado distraída. Lo he intentado una vez más pero a media canción la puerta de mi cuarto, que mi padre no ha cerrado del todo cuando ha venido, se abre y Sirius entra corriendo y se sube a mi regazo. "Me rindo"

Sirius es nuestro perrito de 3 meses. El nombre se lo pusimos Jake y yo en honor a Harry Potter. Es un bóxer de color marrón tirando a gris por la mayor pate de su cuerpecito y blanco en la zona de la tripa, la cara y las patitas. Lo adoptamos en la perrera cuando se me metió en la cabeza que quería un perro. Primero convencí a mi hermano, al cual no me costó mucho. El verdadero reto fue convencer a nuestros padres.

Es domingo por la tarde y ya casi es la hora de cenar. Bajo al comedor y veo a mi hermano sentado en el sofá mirando la tele. Pensaba que tenía una cita. Por lo de la camisa y todo eso. Me acerco al sofá y me dejo caer a su lado.

-¿No tenías una cita con alguno de tus ligues?

-La cita la tengo mañana al salir de clase, te lo he dicho antes.

-Lo siento, no te estaba escuchando.

-¿Cómo que no me estabas escuchando?- Me dice girándose hacia mi para poder mirarme con esa mirada acusadora que pone siempre.- ¿No te has enterado de nada de lo que te he explicado?

-No, lo siento.- Le digo sin apartar la mirada de la televisión- Estaba demasiado centrada en lo que estaba haciendo como para prestarte atención, solo he mirado las camisas y he escogido una, suponiendo que era para una cita.

-Bueno pues ahora no te lo voy a explicar, te vas a quedar con la intriga.- Y vuelve a centrarse en el programa que dan cada domingo.

No le voy a contestar, sé que al día siguiente me lo contará, siempre hace lo mismo. Se hace el ofendido y luego cuando ve que no le pregunto me lo acaba contando él. Cuando le pregunto también me lo cuenta, pero solo lo hago cuando es algo que realmente me interesa. Esta vez no lo hace, pues con todas las chicas con las que sale es la misma historia.

Mi hermano es igual que yo pero en chico. Los dos tenemos el pelo castaño oscuro, las cejas bastante gordas y los ojos de color marrón. La única diferencia es que él es más alto que yo.

Después de cenar (sopa y de segundo filetes de pollo) me subo a mi habitación, me pongo el pijama, me lavo los dientes y me meto en la cama. Pasan tres cuartos de hora hasta que logro dormirme.

* * *

Al día siguiente me suena cinco veces el despertador antes de que yo me logre despertarme. Los lunes me toca educación física así que me decido por unas mallas negras, una camiseta crop top blanca, una chaqueta chándal negra abierta y mis deportivas. Me recojo el pelo en una coleta alta y bajo a desayunar.

Para cuando llego a la cocina mi hermano ya está desayunando y mi madre también. Mi padre ya se habrá ido a trabajar. Cojo una tostada, le pongo mantequilla y mermelada y lo acompaño con un baso de leche. A continuación me siento en la mesa, en la cual los otros dos están debatiendo sobre algún tema que desconozco.

-Estás totalmente equivocada Amanda- Mi hermano siempre llama a mi madre por su nombre cuando debaten, igual que ella a él.- Las sardinas no están buenas.

-Entonces Jake, ¿Por qué hay gente a la que les gustan las sardinas?- Mi hermano se queda pensativo. A veces es más lelo de lo que yo me creía.

-Os dais cuenta de la tontería por la que estáis discutiendo esta vez?- Digo yo uniéndome a la conversación.

-Tienes razón hija, es una tontería- Dice levantándose y dándome un beso en la frente

-Pues a mi no me parece tanto una tontería. Las sardinas están asquerosas y hay gente que se las come tan tranquilamente.

-Jake déjalo ya, enserio.- Parece que me va a contestar pero mi madre habla antes.

-Venga, se acabó el debate, coger vuestras cosas que es hora de irse.- Me levanto y voy a mi habitación, cojo mi abrigo y mi mochila. Antes de salir me echo colonia y al irme cierro la puerta con llave, soy la última en salir.

Estoy cogiendo mi libro de historia cuando alguien se coloca detrás de mi y me tapa los ojos. Huele a perfume y a suavizante y una barbaridad de añillos se me clavan allí donde me ha puesto las manos.

-Lara se que eres tú.

Es mi mejor amiga desde que empezamos el instituto. Ninguna de las dos conocíamos a nadie el primer día y por casualidades de la vida la profesora nos sentó juntas en clase. A partir de ahí empezamos a hablar y.... bueno.... y no paramos de hacerlo.

-¿Que nos toca ahora?

-Historia. ¿O era geografía?- Digo recreando en mi cabeza el horario que tengo colgado en el tablón que hay justo encima de mi escritorio.- Joder, ahora me haces dudar.

-Seguro que es historia. Cambiando de tema, ¿sabes lo que me paso ayer cuando volvía de camino a casa? Estaba cruzando el parque que hay aquí al lado del instituto cuando de repente se me cruzó....

Pero yo ya no la estoy escuchando. Por detrás suyo está pasando Scott Walker, el único chico en el que me he fijado desde primero. Estoy enamoradísima de él. Alto, pelo rubio peinado en un tupé, ojos azules.... Es el típico chico de película americana.

Junto a el va mi hermano y el pesado de Lucas Carter. Los tres son mejores amigos, pero al contrario de Lucas, que viene cada dos por tres a mi casa, Scott no lo hace casi nunca. Ya podría ser al revés, así al menos tendría más oportunidades para al menos presentarme. No tengo claro si sabe que existo siquiera.

-Mel. ¿Me estás escuchando?

-¿Qué?- Digo aún sin apartar la mirada de Scott.

-Por favor deja de mirarle de una vez. ¿No es el único chico del mundo sabes?

-Pero sí el único que me gusta.

-¿Y porque no le dices nada?

-No puedo entrarle como si nada cuando nunca hemos hablado. A de más, es le mejor amigo de mi hermano.

-Pues dile que te lo presente.

-Da igual. ¿Qué era eso que me estabas contando?- Digo para cambiar de tema. Justo en ese momento el timbre de inicio de clase resuena en el pasillo.

-Te lo cuento después de clase, vamos.

Cada día me enamoro más de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora