Miré la nota desconcertada, de donde podía conocerme, comencé a recordar mi infancia y lo que recordé fue el dolor que sentía cuando Thomas había enfermado, siempre le decía a mi madre que me llevara a verlo todos los días, se le había caído el cabello, su piel se había vuelto más blanca y unas ojeras marcadas bajo sus ojos, sin darme cuenta una lágrima rodó por mi mejilla, tuve tanto miedo de perder a mi mejor amigo...
— Tessa, no pienses en eso — la voz de Thomas me regresó a la realidad.
— No pude evitarlo y me duele saber que puedes volver a enfermarte — dije en un susurro tembloroso.
Sentí sus brazos rodeándome tratando de consolarme, logrando que no piensara en el dolor que sentía y recordé un niño de ojos grises...