Superpoder

615 39 22
                                    

N/A: Y finalmente aparecerá la palabra "fin" en un fanfic, que al principio era un one-shot. Quiero aprovechar para agradecer a aquellas personas que entraron por curiosidad que se hayan tomado su tiempo en leer algo que ha ido decayendo. Se podría decir que este fanfic lleva este orden: Escape, el padre; Casualidades, el hijo y finalmente, Superpoder, el espíritu santo. Aún así me he divertido escribiendo todas las partes y creo que he evolucionado un poco en mi modo de contar las cosas (obviando el declive). 

Gracias a aquellas personas que comentaron y votaron. también a las que leen y no se manifiestan. Todos son valiosos :)

—¿Cuál te gusta? -Señalo los stands de Luffy y Naruto enfrente del niño que está esperando a que dibuje algo.

—¿El que sea? -Me pregunta el pequeño, sin saber cuál escoger.

—El que sea.

—Dile a la señorita cuál es tu favorito, Taro -Su padre lo anima desde el otro lado del mostrador.

—¡Quiero un Doraemon! -Dice con una sonrisa que va más allá.

—Pues un Doraemon voy a hacer.

Tomo el rotulador que su padre me ha estado recomendando y dibujo un pequeño Doraemon con las manos en el bolsillo mágico. Al lado lo firmo y se lo entrego al pequeño, que lo recibe con ilusión. Me da las gracias y lo veo desaparecer dentro de la tienda, donde supongo pasa la tarde.

—Disculpe, a mi hijo le encanta que vengan mangakas a comprar.

—No, no pasa nada, gracias a su hijo me he decidido. Me llevaré dos como estos y una caja de lápices color pastel, por favor.

El dependiente guarda lo que he pedido en una bolsa de papel y yo mientras preparo el dinero. Ahí van las comisiones de medio mes, en más material.

—¿Sabe, señorita? -El dependiente llama mi atención mientras le entrego el dinero y tomo la bolsa—, hay un concurso de dibujos en este, mi humilde barrio, y creo sinceramente que usted podría ganarlo.

—¿Un concurso? -Pregunto educadamente.

—Sí, tengo en la trastienda un panfleto, espere un momento.

El hombre desaparece por donde fue el pequeño Taro y yo espero, mirando las acuarelas. También me vendrían bien.

El hombre vuelve a los pocos segundos y pone sobre el mostrador el panfleto. En dicho panfleto está la mascota del barrio, un monito con una piel de plátano sobre la cabeza.

—El concurso consiste en hacer un dibujo, de tema libre. No importa cómo sea de grande, ni la superficie donde se haga. Y a ver qué más dice... -Se lo acerca a la cara para leerlo mejor, parece que necesite gafas -. La fecha límite es la semana que viene y hay premios para todos los participantes.

—Serán premios muy modestos entonces -Comento.

—Pero los primeros premios son en metálico. El primero son treinta mil yenes, el segundo quince mil y el tercero diez mil yenes.

No está mal para ser un concurso de barrio.

—¿Se pensará participar? -Me dice entregándomelo. Lo miro por encima y lo guardo dentro de la bolsa.

—La verdad es que estoy atareada, pero podría pensarlo.

—¡Claro que sí, anímese!

Me despido y abandono la tienda.

Una vez en el tren de camino a casa no dejo de pensar por qué un dibujo tan simple de Doraemon me hace plantearme cosas.

Abro la puerta de casa y me quito las deportivas. Dejo la bolsa sobre la mesa de dibujo y llevo el bolso a mi habitación. Voy a la mesa de dibujo y coloco los rotuladores en el hueco donde están los demás de otros números y dejo los lápices en uno de los cajones.

EscapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora