RECUERDOS

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ABIGAÍL
Cuando tenía seis años recuerdo que me encontraba en la sala jugando con mis muñecas, yo tenía prohibido salir de las cuatro paredes de mi casa, creo que mi padre llevaba varios días desaparecido, no comprendía muy bien lo que pasaba pero mi madre estaba muy alterada, de pronto cuando ya casi anochecía me dijo con lágrimas en los ojos que ya lo encontraron, yo estaba muy feliz, pero quien lo diría, murió, ella se vio obligada a dejarme en la casa porque no podía llevarme a la funeraria y como no confiaba en nadie, decidió dejarme sola unas cuantas horas.
- Abigaíl, hija saldré un rato pero te prometo que volveré en seguida, te traeré dulces mi cielo, no le abras la puerta a nadie, ni mires por la ventana, trata de dormir en seguida. - Me dijo mi madre muy angustiada.
- No mami, no me dejes, tengo miedo.- Lo decía mientras lloraba y ella soltaba mi mano lentamente, sólo se fue y me dejó.
Unos minutos después escuché que la puerta se cerró y la casa se quedó en un profundo silencio, estaba jugando con mis muñecas cuando de repente escuché que la ventana estaba siendo forjada, fui corriendo a ver lo que sucedía y la ventana estaba ahí, como si nunca pasó nada, me acerqué a mirar hacia el patio, allí tenía una  hamaca puesta en un árbol grande y viejo, tenía prohibido salir al patio y las pocas veces que lo hacía era castigada, todo era muy silencioso, derrepente alguien susurró en mi oído Mira al exterior..., observé con detenimiento al árbol y de la nada en la hamaca estaba sentada una mujer vestida de blanco y cabellera larga de color negro, estaba moviéndose lentamente mientras cantaba, yo sólo la miraba, el miedo que sentí hizo que comience a llorar, algo dentro mío me decía que salga de allí, que dejara de observar pero no pude hacerlo, cuando escuchó mi llanto dejó de cantar y de hamacarse, comenzó a girar la cabeza lentamente de seguro con la intención de mirarme, afortunadamente reaccioné y salí corriendo, me refugié debajo de mi cama y allí me quedé hasta que logré consolar el sueño, no sé a qué hora llegó mi mamá, estaba asustada, sólo la vi y la abracé fuerte, le comenté lo sucedido y ella se enojó por no hacerle caso, desde ese día ya no dije nada con respecto a lo sucedido porque sentía que ella no me creería. La única vez que salí al exterior fue para ir al entierro de mi padre, luego sólo daba clases en mi casa hasta que cumplí trece años, mi madre confío más en mí y me dejaba ir a la escuela.

- Abigaíl, que estabas haciendo?, cómo llegaste hasta arriba? - Me dice Milena, sacándome de mis pensamientos, es prácticamente mi mejor amiga, cuando llegué aquí no sabía ni cómo hacer amigos y ella fue la que me ofreció su amistad, es una chica hermosa, rubia y de ojos verdes, todos están locos por ella, hay veces que deseo parecerle, pero luego recuerdo que cada quien tiene sus gustos y que  algún día le gustaré a alguien así como soy, me puse de pie y miré en donde me encontraba, estaba sentada en el balcón del colegio, no sé cómo llegué allí, cuando me pongo a pensar sin darme cuenta aparezco en lugares que nadie se atreve a subir.
- Ya baja de ahí, eres increíble. - Me lo dice ella con una sonrisa en los labios.
- Ya lo haré, espera, me sacaste de mis pensamientos Mile.
- Eso lo puedes hacer más tarde, tenemos que ir a la fiesta de Jorge, irás verdad?.
- No creo que eso sea posible, mi madre no me dejó ir y ...
- Irás y punto, ella llegará a tu casa en la noche, para cuando eso pase ya estarás ahí durmiendo, vamos!.
- No lo sé, tengo prohibido ir a otros sitios que no sea el colegio, no quiero que se enfade conmigo y qué pasará si me descubre?
- Tranquila, nunca se enterará, anímate, vamos ...
- Está bien, pero sólo hasta las seis.
- Con eso basta, vamos. - Me tomó del brazo y salimos lo más rápido que pudimos a encontrarnos con nuestros amigos.
Afortunadamente la casa de Jorge, un compañero, quedaba a seis cuadras del colegio, lo que me permitiría regresar lo más rápido posible a mi casa.

¿Y SI SIMPLEMENTE FUERA CIERTO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora