¿Y SI SIMPLEMENTE FUERA CIERTO?

SUEÑOS

Desperté, estaba nerviosa, sudaba frío, ese sueño fue algo raro, miré el reloj que marcaba exactamente las cinco de la mañana, afortunadamente a esa hora despertaba todos los días, me levanté de la cama y fui directo al baño, necesitaba tomar mis pastillas para los nervios, en cuanto lo hice me quedé observando mi rostro en el espejo, me veía muy pálida, el iris de mis ojos color café oscuro se agrandaron, los mechones de mi pelo eran negro, sin mencionar que los tenía castaño, mis labios tenían un color intenso, eran casi rojos, no comprendía lo que me sucedía, me lavé el rostro, me sorprendí cuando mi hija apareció detrás mío así como si nada, siempre hace eso, pero esta vez me sorprendió su agilidad para ingresar a mi cuarto sigilosamente.
- Te pasa algo? - Dijo ella calmadamente.
- No lo creo, me asustaste, no dormí muy bien que digamos. - Respondí un poco tensa.
- Mamá antes de que las dos salgamos de la casa, quisiera pedirte algo... - Está bien, es obvio que me pedirá algo y no me interesa dárselo, usaré mi lema...
- No tengo, no puedo y no quiero, algo más? - Dije con una sonrisa.
- JAJA muy graciosa, después de clases quisiera ir a una fiesta a la que me invitaron unos amigos, puedo ir?
- Dame dos segundos lo pensaré, en no, sabes que no puedes estar por ahí así como así, tu padre...
- Ya lo sé, él no quisiera que me sucediera algo!, creo que tengo la edad necesaria y puedo cuidarme sola.
- Aún tienes 15 años, no sabes nada cariño. Dije no y es mi última palabra. - se lo dije con voz firme.
- Y tú tienes 35 años y ya perdiste el sentido del humor, vives los días lamentando lo sucedido con papá y ya me tienes harta!
- Eso fue todo! Más respeto, deberías considerar todo lo que hago por ti, por nosotras. - esto ya se puso denso, ella no tiene el derecho de hablarme así.
- Ya no diré nada, espero que algún día cambies y dejes atrás tu indiferencia conmigo! - Lo dijo disgustada mientras salía de mi cuarto.
- Espero que tú comprendas que todo lo que hago es por ti! - le grité mientras terminaba de vestirme, bajé las escaleras y ya no la vi, creo que no escuchó lo que le dije, se fue a su colegio bastante enojada, pero debe entender que la sobre protejo por su bien.
Por las mañanas camino como veinte cuadras para tomar el bus, las personas de mi barrio son muy amigables, siempre te reciben con una sonrisa en los labios, es lo que me hace bien después de todo, los niños y niñas hacen de este barrio los días más alegres, son muy ruidosos cuando juegan, durante el día se podría decir que es normal, pero por las noches las historias son otras. Cuando llegué a la parada de buses me senté a esperar, vi a una mujer de edad mucho mayor a la mía, digamos que de sesenta años, vestía unos harapos, cabello negro y trenzado, era morena y sus brazos estaban completamente tatuados y con anillos en cada uno de sus dedos, en su rostro podía ver varios aretes y totalmente maquillada, estaba con un poco de sobre peso. Pasaba y saluda a las personas como si las conociera desde antes, ellos la miraban extrañados, pues no la conocían, llegué a la conclusión de que estaba loca, se acercó a mi como si nada y me saludó, yo devolví el saludo por cortesía, se sentó a mi lado y no dejaba de observar mis manos, estaba muy nerviosa, me di cuenta por su respiración agitada y su mirada inquieta.
- Discúlpame, soy una gitana y quisiera saber si le interesa conocer lo que le espera más adelante. - Lo dijo de una manera poco confiable.
- Se lo agradezco pero no necesito saber eso, cada persona hace su camino, no creo en esas cosas.
- Usted llamó mi atención desde el momento en que la vi, sus ojos son algo extraños, veo mucho dolor, no le cobraré, se lo aseguro.
- Mire señora, lo que me sucede a mi no es problema suyo, y ya no insista.
- Prometo no molestarla más, pero necesito saber qué es lo que oculta realmente sus ojos. - Esta loca quiere saber qué oculto, está bien, si es lo que quiere se lo daré para que no me moleste más.
- Está bien, hágalo pero rápido que no quiero que el bus me pase.