cafuné | paulo dybala

4.

Narra Paulo:

Una vez que finalmente llegamos a mi casa, le indiqué a Ari que pasará que yo me encargaría de llevar sus cosas. Cuando me adentré finalmente con sus cosas la vi charlando con Debora mientras se reían de quien sabe que cosa. Era impresionante el cariño que se tenían entre ambas.

- Pau, amor - me llamó Debora - ¿no queres acompañar vos a Ari hasta su cuarto? estoy terminando de preparar lo que vamos a comer - me avisó ella.

- Si, no hay problema - contesté.

Me encontraba con Ariadna rumbo a la habitación que ocuparía durante su estadía en la casa hasta que ella me interrumpió captando toda mi atención. 

- Paulo - volvió a llamar ella. 

- ¿Sí? - respondí con una sonrisa mientras dirigía mi mirada hacía ella.

- Antes de venir para acá estuve mirando por internet algunos lugares para visitar y me llamó la atención el Palazzo Madama - pronunció con torpeza - ¿queda muy lejos de acá? tengo muchas ganas de ir - preguntó.

- No, en auto queda a unos veinte minutos de acá, si queres te puedo llevar algún día de estos - me ofrecí ganándome una mirada con cierta duda.

- No, está bien Pau. Yo puedo ir - respondió finalmente.

Una vez que le indiqué donde estaba su habitación la deje que se acomodé dirigiéndome hacía el comedor para ayudar a Debora a terminar de preparar todo para finalmente comer. Luego de un rato bajo Ari y mientras comíamos le comenté a mi novia que Ariadna tenía ganas de visitar el palacio Madama a lo que ella la miro con una sonrisa en su rostro.

- Es hermoso, te va a encantar amiga - le dijo a Ari después de lo que yo le conté.

- Me imagino, tengo pensado ir mañana. Esperemos que el día esté igual de lindo que hoy - le respondió.

- Me encantaría acompañarte pero tengo unos compromisos desde hace tiempo y no puedo faltar - avisó - pero Paulo podría llevarte.

- Sí, me ofrecí a llevarla pero dijo que prefiere ir sola - hablé finalmente.

- ¿Qué? - río Debora - Ay, Ari, deja que Pau te lleva hasta allá. No es muy lejos y lo único que falta es que te pierdas por Italia - soltó en chiste a lo que Ari se limitó a reír y aceptar.

Terminamos de comer y nos encargamos de charlar mientras tomábamos helado. Mi novia no tardó en sacar el tema del casamiento y como íbamos con los preparativos hasta el momento. Finalmente decidimos que era tarde y nos limitamos a ir cada uno a su habitación ya que mañana nos esperaba un largo día recorriendo las calles de Italia.

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Miento si digo que no amo escribir esta novela. Me tiene muerta de amorrr.